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Desde siempre la marca japonesa Subaru ha sido una marca vinculada a la creación de coches deportivos, pero ya hace algunos años se replantearon su política de desarrollo y vieron la necesidad de presentar para el mercado europeo un motor diésel, eso sí, sin perder en absoluto los valores de dinamismo, deportividad y seguridad que caracterizan a la marca. Desde la marca han trabajado muy concienzudamente estos últimos años para desarrollar uno de los motores diésel más eficientes y refinados del mercado, y así es como apareció el Subaru Bóxer Diésel. Progresivamente, durante este año que termina, han ido incorporando este nuevo propulsor a los segmentos superiores de su gama coincidiendo además con la renovación total de la gama, para aumentar la oferta y poder ofrecer a los clientes el mismo carácter de siempre, pero con una economía de consumo mucho mejor de lo habitual.
Para principios de año renovaron el modelo estrella de la marca, el Impreza, para poco después hacer lo propio con el utilitario Justy, y posteriormente, con el SUV de gran tamaño Tribeca. Los recientemente renovados Legacy y Outback, recibieron el motor diésel a principios de año, mientras que posteriormente lo ha acogido el Forester. Ahora llega el momento de incorporar este excelente motor diésel al nuevo Impreza, la piedra angular para la marca, completando así una renovación absoluta del modelo y en definitiva de toda la gama.
La prensa del motor española hemos tenido la ocasión de probar el compacto de Subaru con el motor diésel y podemos afirmar que nos ha sorprendido casi de forma generalizada la increíble suavidad con la que se desenvuelve el coche con este propulsor que, evidentemente gracias a su configuración clásica bóxer de cilindros horizontalmente opuestos, se consigue una suavidad de funcionamiento, una ausencia total de vibraciones y un silencio de rodadura realmente destacable. Personalmente puedo confirmar que se trata de uno de los motores diésel de tamaño y potencia medios más refinados de los que hemos podido probar últimamente.
Nada más ponerlo en marcha nos damos cuenta de la finura que le caracteriza, puesto que hace un ruido mucho menor de lo habitual en sus competidores más directos, como pueden ser el reputado Mazda 3, el Volkswagen Golf, el Honda Civic, el Audi A3, el Toyota Auris, el Peugeot 308, el Opel Astra, el nuevo Renault Megane, entre otros, eso sí sin desmerecer a ninguno de estos que han mejorado notablemente su calidad y refinamiento en los últimas versiones. Esta gran suavidad se debe, como decimos, a su extraña configuración de cilindros horizontalmente opuestos, que les permite realizar un bloque muy compacto y ligero que han podido además ubicar en la zona más baja del vano motor, lo que también le concede al Impreza una gran estabilidad y un bajo centro de gravedad, que redunda en un comportamiento dinámico ejemplar.
Los precios del Impreza Bóxer Diésel son realmente interesantes respecto a los de sus rivales:
-Impreza 2.0 Bóxer Diésel Classic: 22.000 euros
-Impreza 2.0 Bóxer Diésel Limited: 22.500 euros
-Impreza 2.0 Bóxer Diésel Sport: 25.350 euros