Los Mazda CX-5 y Mazda 6 fueron en 2012 y 2013 los dos primeros vehículos que la firma de Hiroshima desarrolló bajo el paraguas de la nueva estrategia de diseño (KODO) y eficiencia (SKYACTIV), y son por lo tanto los dos primeros en acicalarse en mitad de sus respectivas vidas comerciales a partir de este mes de marzo, el SUV con un precio oficial de acceso de 26.125 euros (con todas las promociones aplicadas y el PIVE puede quedarse en 22.011 €) y la berlina/familiar desde 27.925 € (en el mejor de los casos 21.812 €).
En ambos automóviles el escenario no cambia; estamos ante el modelo de más volumen de la marca (el CX-5 ha vendido 140.000 unidades en toda Europa desde su nacimiento) y el modelo-anuncio o buque insignia (el 6, y lo de buque es literal porque se acerca a los 4,90 metros de longitud con la carrocería Sedán) seguirá siendo una gama con la suficiente talla como para discutir a las nuevas generaciones de VW Passat o Ford Mondeo.El 6 es un coche de imagen; el CX-5, el que cuadra los números a final de año
Con esta actualización, los Mazda CX-5 y 6 pretenden limar algunas asperezas de los modelos originales. Principalmente en dos áreas: insonorización/confort y equipamientos de seguridad. Mazda también ha revisado el esquema de las suspensiones de ambos coches, el funcionamiento de los sistemas de conectividad y el diseño exterior, aunque son tres parcelas en las que el fabricante ya tenía mucho terreno ganado y el margen de maniobra por lo tanto era menor.
El CX-5 (rival de una multitud variopinta como por ejemplo Toyota RAV4, Honda CR-V, Nissan Qashqai, VW Tiguan, Ford Kuga, etc) incorpora un nuevo equipo de iluminación (diodos de LED diurnos y para los antiniebla, y unos interesantes faros adaptativos opcionales) y retrovisores más pequeños como cambios exteriores más significativos. Ya por dentro desaparece el freno de estacionamiento tradicional por uno de tipo electromecánico, o un tablero de mandos de más anchura entre los asientos delanteros donde se encuentra el mando giratorio HMI (modificado) que gestiona la pantalla superior con el sistema de conectividad MZD Connect (también puesto al día).
Sin cambios en las dimensiones exteriores (4,55 metros de largo, 1,84 m de ancho y 1,67 m de alto), el Mazda CX-5 tenía una asignatura pendiente: como coche alto que es su capacidad para penetrar, y no chocar, el viento era algo limitada. Ahora los números hablan de un 13% de disminución de ruidos aerodinámicos y también de rodadura. Este dato se consigue gracias a una mejor insonorización de capó, puertas y techo, o al aumento del grosor de las ventanillas y luneta traseras. Para optimizar el confort de marcha, también se han cambiado los amortiguadores en ambos ejes.En el CX-5 el mayor avance está en la mejor insonorización del habitáculo
Sin el Head-Up Display (que sí es novedad en el Mazda 6), el CX-5 trae una notoria batería de tecnologías o asistentes a la conducción (denominados i-Activsense): cambio involuntario de carril con control transversal y del ángulo muerto y dos niveles de asistencia sobre la dirección, detector de fatiga o la frenada automática en ciudad (entre 30 y 40 km/h con un margen de 6 metros) que llega a cargar y activar plenamente los frenos. El CX-5 no monta el Head-up Display, que sí es novedad en el Mazda 6
Por su lado, el Mazda 6 sigue mostrándose igual de esbelto que antes por fuera, con detalles nuevos en las lamas de la parrilla o en el equipo de iluminación, común al CX-5 y emanado en ambos casos del Mazda 3. En el interior, los acabados están más cuidados y la colocación de los botones de la consola, las salidas de aire y la forma del salpicadero son diferentes, además de implementar el freno electromecánico. En materia de seguridad activa, igualmente todo es extensible a lo mencionado en el CX-5, y en el optimizado confort de marcha mucho tendrá que ver el rediseño de los asientos, unos amortiguadores más amables a baja velocidad y un habitáculo aislado un 25% mejor (materiales sellantes y absorbentes, juntas, etc) que antes.
Además cada uno de los dos modelos trae bajo el brazo una novedad mecánica: el CX-5 monta el motor gasolina de 2.5 litros y 192 cv de potencia (ya implantado en el 6), que obligatoriamente, como versión tope de gama que es, está asociado a la caja de cambios automática, tracción total AWD y al acabado Luxury. El CX-5 gasolina de 192 cv se posiciona como una versión tope de gama
Por cierto el binomio gasolina-automático da como resultado otra novedad, un botón junto al pomo del cambio que indica el modo ‘Sport’ del sistema ‘Drive Mode’, que viene a modificar la respuesta de la transmisión, más lineal y con reducciones más rápidas, siendo la reserva de par más inmediata al pisar el acelerador.
Por su parte, la carrocería familiar (Wagon) del Mazda 6 estrena para el modelo la tracción a las cuatro ruedas, eso sí, con el motor diésel de 150 cv y cambio manual (acabado Style+) o el diésel superior de 175 cv con transmisión automática (acabado Luxury). Precisamente este escalón de potencia, declinado del bloque 2.2 Skyactiv-D, ahora puede montarse con la precisa caja manual de Mazda (en el modelo saliente, solo era posible con el automático) y en tal caso, siempre con la variante Sedán.