En Autocity tratamos de satisfacer la curiosidad de nuestros lectores más racing, no sólo dando información de las versiones deportivas o GTI de los respectivos modelos de calle, sino también, de vez en cuando, contando cómo son los coches de competición pura y dura. En algunas ocasiones hemos probado conocidos bólidos de circuitos derivados de coches de calle, como los Mini Challenge y Renault Clio Cup, y otras veces nos hemos subido a verdaderas bestias muy radicales, como el Fórmula Autoplanet. Ahora hemos tenido la oportunidad de catar otro de esos monoplazas con motor de moto que tan buenas sensaciones proporcionan, en esta ocasión los llamados Mitjet.
Fabricados por la empresa francesa FAM Automobile, los Mitjet llegaron a España en 2007 para disputar la primera temporada de las Mitjet-Series. Sus ingredientes son muy claros: excitantes sensaciones al volante, altas prestaciones, costes contenidos y mantenimiento fácil. Se trata de un bólido que sólo pesa 520 kilos, por lo que con los 150 cv de su motor Yamaha de 1.250 cc es capaz de pasar de 0 a 100 km/h en sólo 4,1 segundos. Cuesta unos 25.000 euros, aunque ya es posible encontrarlos de segunda mano por 15.000 ó 18.000 euros aproximadamente. Ahora bien, lo más recomendable para iniciarse en competición con un Mitjet es alquilarlo al menos una vez, ya que por 2.650 euros por carrera el piloto se sentirá como un verdadero profesional, pues en ese precio se incluye todo (transporte del coche, mecánicos de asistencia, etc).
La temporada 2010 presenta un atractivo programa para competir con estos Mitjet, ya que se acaba de crear un nuevo Open de España de Prototipos, en el cual se engloban los Mitjet, Legend Cars, CM y unos nuevos aparatos denominados Hacker (todos ellos ligeros monoplazas con motor de moto). El campeonato comenzará los días 15 y 16 de mayo en el Jarama y finalizará en Jerez el mes de noviembre, pasando también por los trazados de Albacete, Motorland Aragón y la nueva pista de Navarra. Cada meeting consta de cuatro carreras, un planteamiento idóneo para que se puedan inscribir dos pilotos por coche, compartiendo gastos y participando cada uno de ellos en una sesión de entrenamientos y en dos carreras. No desvelamos ningún secreto si afirmamos que nada en el automovilismo es barato, pero sin duda con los Mitjet estamos ante una de las fórmulas más accesibles.
Para poder contar las sensaciones del Mitjet nos trasladamos al Circuito Internacional de Karting de Zuera (Zaragoza), una pista de karts que, si bien no es el hábitat natural de estos monoplazas, sí es perfectamente válida para realizar una jornada de test. A la cita acudió con uno de los monoplazas Maximiliano Bathis, de Bathis Competición, uno de los responsables de la organización de este certamen y probablemente el equipo más experimentado y desarrollado para alquilar y preparar este tipo de vehículos. Al volante del Mitjet realizamos dos mangas de diez minutos en la pista donde se celebran carreras internacionales de karting, tras haber recibido previamente unas breves explicaciones de su funcionamiento y haber probado unas pocas vueltas sentados en el asiento de copiloto colocado para la ocasión. Esta actividad en la que participamos está al alcance de cualquier aficionado, pues por un precio muy razonable de 180 euros es posible experimentar unas excitantes sensaciones y saborear el gustillo de la competición (reservas en la web del circuito).
Este curioso aparato es muy similar a los Legend Cars, pero mientras en aquellos la carrocería de fibra representa a los muscle-cars americanos de los años 30, en los Mitjet se imitan los diseños de modernos BMW o Porsche 911, entre otras posibilidades. En su fabricación se ha buscado la sencillez y la fiabilidad, para lo que se ha recurrido a muchas piezas de Peugeot 206 (por ejemplo los frenos) y a un motor de moto Yamaha refrigerado por aire, no muy exprimido, pero con el que se desarrollan unos buenos 150 cv y se pueden superar las 10.000 rpm. Una particularidad de este bólido que marca su comportamiento dinámico es la propulsión trasera, su eje rígido y los palieres soldados que actúan como un autoblocante tarado al 100%. Este sencillo esquema unido a unos neumáticos de calle (en medida 205/55 R15), que aguantan toda la temporada, hacen del Mitjet un coche muy divertido con el que no es necesario poseer unas dotes especiales para marcarse unas derrapadas espectaculares.
Acceder al baquet requiere un ejercicio de contorsionismo, pero una vez sentados en él resulta cómodo y nada claustrofóbico, entre otras cosas porque no tiene cristales. Dotados pues del necesario casco con pantalla, iniciamos la marcha metiendo primera velocidad a través de su cambio secuencial de cinco velocidades. Para subir de marchas no es necesario pisar el pedal del embrague, aunque sí para reducir. De hecho, al reducir a la vez que frenamos fuerte al entrar a una curva es muy recomendable realizar la maniobra del punta-tacón, ya que si no se hace el eje trasero se mueve bastante, y en una apurada fuerte te puede descolocar. La suspensión es regulable, por lo que con este vehículo también podemos familiarizarnos con los set-up necesarios para cada tipo de circuito, pues las reacciones varían sensiblemente de una puesta a punto a otra. Nosotros probamos el Mitjet con un tarado no muy agresivo que posibilitaba un comportamiento más predecible, aunque en carrera se recomienda uno más radical que mejora la efectividad a la vez que también resulta más brusco y difícil de controlar.
La instrumentación del Mitjet es básica, con un indicador de la marcha engranada y un display (Mycron4) que mide tiempos por vuelta y da multitud de información; aunque en una prueba como la que realizamos apenas da tiempo a observar dicha información. Las sensaciones del Mitjet al acelerar son sumamente gratificantes, ya que al fuerte empuje que le lleva a acelerar de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos se le une el sonido de moto gorda con escape permisivo. Además, el hecho de poder engranar marchas de forma tan rápida y precisa, y mediante una palanca tan racing y diferente a la de un coche normal, te transporta a todo un mundo de verdaderas sensaciones de competición.
Tras dos o tres vueltas percibimos como rodar con el Mitjet bastante rápido y con alguna derrapadita que otra no es complicado; ahora bien, ir a por tiempos o a pelear una plaza en carrera ya debe ser harina de otro costal. Además, debemos recordar que estamos en un circuito de karting, en el que sólo a final de recta llegábamos a unos 160 km/h, mientras que sus responsables nos comentaban como en un trazado del campeonato se pueden alcanzar los 210 km/h en varios puntos del circuito, que es su velocidad máxima condicionada por los cortos desarrollos. Quizá alguien pueda pensar que 210 km/h no es mucho para un coche de carreras, pero quien opine así mejor que compruebe la rapidez con la que se alcanzan esos 210 km/h y entonces cambiará de parecer. Además, salvo en los trazados más rápidos, en la mayoría de los circuitos existen pocos puntos en los que alcanzar el tope de velocidad.
En definitiva, un coche divertidísimo, fiable y por un precio razonable. Además, con él es posible participar en un certamen muy interesante y con la posibilidad de compartir gastos con otro piloto. Ya lo sabéis, quien lo quiera probar que se pase por el circuito de Zuera, y quien se plantee su adquisición o el alquiler por alguna carrera que se ponga en contacto con Bathis Competición. La verdad es que, dentro del costoso mundo de la competición, es prácticamente imposible disfrutar tanto por tan ‘poco’ dinero.