Hamilton, de 29 años, logró el pasado domingo su octava victoria del año, la trigésima de su carrera en F1, en el lluvioso y caótico Gran Premio de Japón, que acabó antes de tiempo en Suzuka a causa del grave accidente del francés Jules Bianchi (Marussia), que se debate entre la vida y la muerte en un Hospital de la prefectura de Mie, tras chocar contra la grúa que retiraba de la pista nipona el Sauber de Adrian Sutil, accidentado en la misma zona poco antes.
Bianchi, de 25 años, integrante del programa de jóvenes pilotos de Ferrari y que este año sorprendió al acabar noveno en Mónaco y lograr los primeros puntos de la historia de Marussia, sufre daño axonal difuso, una de las lesiones cerebrales más graves.
Consternada por el estado del piloto francés y analizando aún si se deberían tomar nuevas medidas en cuanto a la seguridad (se habla de monoplazas con el ‘cockpit’ cerrado), la Fórmula Uno llega -por primera vez, desde su creación, en 1950- a Rusia.
Ya en los años 80, aún en la época de la extinta Unión Soviética, el inglés Bernie Ecclestone, mandamás de la F1, expresó su interés en llevar un Gran Premio a la Plaza Roja de Moscú, idea que nunca descartó del todo. Pero el poderoso presidente ruso, Vladimir Putin, eligió como escenario Sochi, balneario a orillas del Mar Negro, muy próximo a Georgia, que el pasado febrero fue sede de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno.
La pista, de 5.848 metros y diseñada por el ingeniero alemán Hermann Tilke, recorrerá el centro neurálgico de los Juegos de Sochi, localizados en realidad en Adler, a algo más de 20 kilómetros de la anterior.
Hamilton lidera con 266 puntos, diez más que su compañero y principal rival, el alemán Nico Rosberg -con el que en Suzuka firmó su octavo ‘doblete’ del curso, tras haber arrancado desde la primera fila por octava vez este año-. Justo el doble de los puntos que suma el español Fernando Alonso, que en Japón (donde, después de 81 carreras, Ferrari consumó su desastre, al no puntuar) abandonó por segunda vez este año, después de Monza, y ahora es quinto.
Todos ellos acelerarán por delante del pebetero que acunó la llama olímpica, del palacio de hielo Shayba y del impresionante Bolshoi -sedes del hockey hielo-, así como del Iceberg -sede del patinaje artístico-, el Adler Arena -donde se compitió en patinaje de velocidad-, el Ice Cube -que albergó el curling- y el estadio Fisht, donde tuvieron lugar las Ceremonias de apertura y cierre.
También lo hará el ruso Daniil Kvyat (Toro Rosso), gran atracción en Sochi, no sólo por su condición de piloto local, sino porque el año que viene sustituirá al cuádruple campeón del mundo alemán Sebastian Vettel -cuarto en el Mundial, con 139 puntos, 54 menos que su compañero australiano Daniel Ricciardo- en Red Bull.
El paradero del campeón de Heppenheim aún no es oficial, pero podría anunciarse en los próximos días su paso a Ferrari, escudería que, según todos los indicios, abandonará a final de campaña Alonso, doble campeón del mundo (2005 y 2006, con Renault).
El domingo está previsto que se den 53 vueltas (para completar 309,7 kilómetros) a la pista del Mar Negro -con 18 curvas y dos zonas de DRS: una que se activará en la primera de ellas y la otra en la novena-, donde este viernes arrancarán los entrenamientos libres, en los que volverá a participar otro español, Roberto Merhi, castellonense, de 23 años, que se subirá de nuevo a un Caterham, con el que ya rodó en las primeras sesiones de Monza y Suzuka.
Si no llueve, se rodará con neumáticos blandos (reconocibles por la raya amarilla) y medios (blanca), en un Gran Premio en el que Mercedes -que lidera con 552 puntos, 220 más que Red Bull- podrá confirmar su brutal dominio festejando el Mundial de constructores, que se anotará, a falta de tres carreras para el final, si suma al menos 25 puntos.
Un evento organizado para mayor gloria del presidente Putin, que posiblemente -aún no es oficial- podrá festejar en Sochi los 62 años cumplidos el pasado martes entregando el premio al primer ganador del Gran Premio de Rusia.