Un portavoz de Jaypee Group, la empresa organizadora, explicó a Efe que esperan que el número de aficionados que asistan a la carrera del domingo sea de ‘en torno a 65.000’, lo que igualaría el número de asistentes del año anterior pero se situaría lejos de la capacidad total del recinto (100.000).
‘Es un buen número para eventos deportivos en la India considerando que la Fórmula Uno es un fenómeno nuevo en el país. Ni siquiera el críquet consigue estas cifras’, justificó el portavoz, que prefirió guardar el anonimato.
Tres años después de su debut en el Mundial, las autoridades de la categoría reina del automovilismo anunciaron recientemente que la pista de Buddh no formará parte del calendario de la temporada que viene.
El patrón de la F-1, Bernie Ecclestone, dejó semanas atrás la puerta abierta a que el evento regrese quizás en la primera parte de la temporada en 2015, aunque entre las escuderías predomina el escepticismo sobre esta posibilidad.
Ecclestone no ha escatimado en críticas hacia los problemas políticos y fiscales que la Fórmula Uno se ha encontrado en la India en estos años.
La llegada de este deporte al gigante asiático en 2011 fue recibida con un entusiasmo por una parte de la población, pero también con muchas críticas, por su alto coste (más de 400 millones de dólares para construir el circuito y la licencia) en un país con profundas desigualdades sociales y sin tradición automovilística.
Durante la primera y segunda edición del GP de la India, que se celebra a unos 50 kilómetros de Nueva Delhi cerca de la ciudad dormitorio de Noida, se especuló incluso con que la metrópoli financiera de Bombay acogiera un segundo certamen en tierras indias.
Pero de ese debate entusiasta se pasó hace unos meses al más pesimista acerca de la salida del calendario de la única cita india.