En mitad del alboroto que ha levantado el trucaje de los vehículos diésel de Volkswagen, causalidades del destino, nos hemos puesto al volante de su antítesis en la ‘Guerra Mundial de la Eficiencia’ del automóvil: un híbrido, y encima de Toyota, el otro gran coloso de la industria. En concreto del Yaris, el más compacto de los automóviles con tecnología HSD (Hybrid Synergy Drive) del fabricante, a rebufo de los Prius, Auris y a partir de 2016 también RAV4.
Más grande únicamente que el Aygo, del que precisamente toma algunos elementos nuevos de diseño en una última actualización lanzada a finales de 2014, al Yaris de 3,95 metros de longitud y de enfoque abrumadoramente urbano le sienta genial la combinación de un motor de gasolina (1.5 litros de 75 CV) con una unidad eléctrica (61 CV) para presumir en ciudad de lo poco que consume y lo silencioso que resulta.
Y es que aunque por potencia conjunta (101 CV) y ligereza (1.160 kilogramos, baterías de níquel incluidas, bajo el túnel central para no restar espacio de carga ni habitabilidad) también es válido para moverse por carreteras de circunvalación o incluso escapadas más largas, la compra del Yaris Hybrid es más complicada de justificar frente al Yaris diésel, que es 1.400 euros más económico, que en carretera abierta ofrece un consumo real menor y que sus 90 CV de potencia tiene un rango de utiilización más aprovechable, sobre todo en autovías.
a favor- Confort urbano- Ergonomía y habitabilidad- Consumos en ciudaden contra- Ruidoso en aceleraciones- Circulación eléctrica testimonial
Buena parte de culpa de este déficit de prestaciones lo tiene el cambio automático de tipo continuo variable (CVT). Sin ningún tipo de coordinación entra el régimen de giro de motor y transmisión, ante la demanda de potencia (por ejemplo en una incorporación o adelantamiento), es un coche ruidoso y que parece tener menos CV de los que declara, puesto que le cuesta mucho ganar velocidad. A velocidad crucero de 120 km/h, ya lanzados, el Yaris HSD es muy silencioso.Silencioso en ciudad, suave en carretera y ruidoso en carretera ante la demanda de potencia
El consumo mixto de nuestro ordenador marcó al final de la prueba 6,1 l/100 km. Es una cifra alta y muy alejada de los 3,3 l/100 km. que homologa. Pero también, para ser justos, hay que decir que realizamos muchos kilómetros en autovía, donde el protagonismo de la unidad eléctrica es menor. Reseteamos el ordenador, durante varios trayectos por el centro de Madrid, y la cifra se ajustó a 4,2 l/100 km., un dato más acorde a un diésel de potencia equivalente, el tipo de combustible al que un Yaris híbrido aspira vencer.
Este Yaris Hybrid, que se recarga en marcha mediante la energía regenerada en fases de frenada y desaceleración, tiene un botón EV que fuerza el funcionamiento completamente eléctrico hasta una velocidad máxima de 50 km/h y hasta 2 kilómetros como máximo. En un uso normal, es muy difícil de aprovechar, ya que ante cualquier insinuación con el acelerador o enfrentar cualquier desnivel (por ejemplo la rampa de un garaje), el motor de gasolina entra en acción.
VIRTUDES DEL SEGMENTO A Y DEL B
Basado en el Yaris de tercera generación, que en 2012 estrenó la variante Hybrid, este restyling poco cambia en lo demás con su predecesor. En ciudad, a veces parece más un urbano del segmento A (coches más pequeños y por lo general peor construidos que él) que un utilitario del B por los siguientes motivos: acelera mucho desde parado, es preciso doblando esquinas, ágil maniobrando en espacios cortos y ofrece una gran visibilidad desde el puesto de conducción para controlar el perímetro.
Basado en el Yaris de tercera generación, que en 2012 estrenó la variante Hybrid, este restyling poco cambia en lo demás con su predecesor. En ciudad, a veces parece más un urbano del segmento A (coches más pequeños y por lo general peor construidos que él) que un utilitario del B por los siguientes motivos: acelera mucho desde parado, es preciso doblando esquinas, ágil maniobrando en espacios cortos y ofrece una gran visibilidad desde el puesto de conducción para controlar el perímetro.
Sin embargo respecto a todos ellos (Seat Mii, Citroën C1 o Kia Picanto, por citar tres modelos), se nota una mejor calidad de fabricación interior, una riqueza en el equipamiento a bordo, un habitáculo muy espacioso para cuatro ocupantes y un maletero (286 litros) digno de llamarse así, es decir, características comunes con sus rivales más naturales, los Renault Clio, Seat Ibiza, Opel Corsa o Peugeot 208.
Nos subimos al interior del Yaris HSD, con las llaves inteligentes en el bolsillo (de serie en el acabado Advance), y ya nos hemos beneficiado de dos importantes virtudes no siempre habituales en este formato de coches: las puertas son grandes y se abren mucho, haciendo muy fácil salir y entrar de él, y hay muchos espacios para vaciarse los bolsillos. La carrocería de cinco puertas (500 euros de sobrecoste respecto a la de 3p.) es innegociable para la motorización híbrida.
No hay cambios significativos en el acabado interior, con apariencia de sencillez pero sin desmerecer la calidad general percibida gracias a unos correctos remates. La ergonomía resulta muy buena, con una consola central flotante (que incluye la pantalla Toyota Touch 2 de 7” con toma USB) a la misma altura que un cuadro de instrumentos claro y sin arabescos, un volante revestido en cuero con mandos y doble regulación y unos asientos elegantes en cuero/tela mejorables en sujeción pero que en el caso del conductor cuenta con ajuste en altura.Todo es sencillo a bordo, desde acomodarse frente al volante como familiarizarse con los mandos
Todos estos elementos son de serie en el Yaris HSD Advance, el Yaris más costoso (17.890 euros) de toda la gama, que además incluye en esa tarifa la cámara de visión trasera, control de crucero, climatizador bizona, sensor de luz y lluvia, elevalunas eléctricos traseros, llantas de aleación de 16 pulgadas, retrovisores exteriores eléctricos y plegables, o en materia de seguridad los frenos de disco traseros.
Además nuestra unidad de prueba cuenta con el Pack Skyview (500 euros), que incluye el techo panorámico y los cristales traseros oscurecidos, y el Toyota Touch 2 & Go (800 euros), con sistema de navegación, conectividad bluetooth avanzada, acceso a aplicaciones de teléfono móvil y llamada de emergencia y asistencia. La pintura Blanco Glaciar (525 euros) redondea un exterior cargado de personalidad, con una predominante parrilla delantera en negro piano en el frontal o un alerón en el techo y un difusor en el paragolpes en la parte trasera.