Toyota quiere expresar con el nuevo Setsuna (vehículo eléctrico, semicarrozado, biplaza, de 3.330 milímetros de longitud) la noción de que, a medida que una familia acumula tiempo y experiencias con su vehículo, cuidándolo con cariño y pasándolo a la siguiente generación, ese vehículo adquiere un nuevo valor que sólo los miembros de la familia pueden apreciar.
El nombre de Setsuna, que significa “momento” en japonés, fue escogido con el objetivo de reflejar los momentos especiales y efímeros que la gente vive con sus vehículos. Toyota cree que, con el tiempo, el conjunto de esos momentos hace que los vehículos sean irremplazables para sus propietarios.
Para alcanzar esa químera de perpetuidad de un automóvil, Toyota ha construido el Setsuna a partir de diferentes maderas que ofrecen un atractivo único que no se encuentra en vehículos convencionales: durar muchas generaciones si se mantiene en buen estado.
La madera, utilizada en diferentes partes del vehículo, incluidos los paneles exteriores, el bastidor, el piso y los asientos, puede cambiar de coloración y textura en respuesta a su entorno (particularmente la temperatura y la humedad) y las condiciones de uso, adoptando un carácter y una profundidad únicos.
Utilizando cedro japonés para los paneles exteriores o abedul japonés para el bastidor, los ingenieros del Toyota Setsuna han realizado la estructura de ensamblaje con una técnica tradicional de carpintería japonesa denominada okuriari, que no recurre a clavos ni tornillos. Asimismo, la línea de la carrocería del Setsuna traza una curva que recuerda a una embarcación y en su interior se incluye ‘un reloj de 100 años’ y unos asientos que combinan la funcionalidad con la tonalidad de la propia madera.
El próximo mes de abril, Toyota se estrenará con este sorpredendente ejercicio de estilo llamado Setsuna en la Semana del Diseño de Milán.