Pocos son los modelos que nada más salir al mercado sorprenden al público por su gran aportación al modelo en sí o a la marca en general, pero uno de ellos sí es este nuevo Impreza Bóxer Diésel de Subaru, que por fin adopta el nuevo motor diésel de 2.0 litros desarrollado por la marca japonesa para convertirse en líder en eficiencia y refinamiento, reflejando en un motor de ciclo diésel el conocido comportamiento deportivo y dinámico de los típicos motores de configuración bóxer.
a favorMecánica refinada y potenteComportamiento excelenteHabitabilidad interioren contraDiseño impersonalExceso de plásticosSuspensión algo blanda
Y hemos de confesar que este nuevo Impreza diésel sorprende por su buen funcionamiento y agilidad, aunque destaca aún más por su refinamiento y silencio de marcha, erigiéndose para nosotros como uno de los diésel compactos más interesantes del mercado por sus reducidas cifras de consumo combinado con unas excelentes cualidades dinámicas. Bien es cierto que de precio es un poco elevado, algo por encima de sus rivales del segmento, arancando en los 24.000 euros para la versión básica Classic y llegando hasta los 27.450 euros en el acabado más alto Sport.
Nada más poner en marcha el motor del Impreza Bóxer Diésel apreciamos de inmediato el refinamiento que le caracteriza, puesto que la rumorosidad generada por el propulsor que llega al habitáculo es mucho menor que la que hacen la mayoría de sus rivales, como el VW Golf TDI, el Mazda 3 CRTD, el Honda Civic i-CTDI, el Audi A3 TDI, el Ford Focus TDCi, el Renault Megane dCi, o el Toyota Auris D4-D, entre otros muchos. Esta gran suavidad de funcionamiento se debe fundamentalmente a su exclusiva configuración de cilindros horizontalmente opuestos que ha permitido a los ingenieros de Subaru realizar un bloque motor muy compacto y ligero colocado en la zona más baja del vano motor, lo que también le concede una gran estabilidad y un bajo centro de gravedad.
Desde que se lanzó la nueva generación del Impreza, los cambios del modelo respecto de su predecesor han sido muchos, principalmente el de dotarle de un enfoque más comercial y más al gusto del cliente europeo. Por ello, inicialmente, Subaru sorprendió con un Impreza que abandonaba la peculiar carrocería sedán de 4 puertas para apostar por otra compacta con 5 puertas más acorde con la demanda actual del mercado y con una imagen más agresiva que en la anterior generación.
Destaca un frontal sencillo y deportivo con una llamativa toma de aire sobre el capó y unas ópticas rasgadas sencillas que transmiten prestaciones, que flanquean una nueva parrilla con rejilla a cuadros y detalles cromados muy original al tiempo que elegante. La expresiva zaga es el otro elemento deportivo que recoge todo el peso del diseño, con una moldura cromada que recore el portón y se integra totalmente con las ópticas traseras transparentes con una exclusiva iluminación por led´s, coronando el conjunto por arriba con un discreto spoiler integrado sobre la luneta y por la zona inferior con una salida de escape de gran tamaño que transmite altas prestaciones. La línea lateral es la zona que sugiere mayor polivalencia, con un habitáculo elevado y amplio y una marcada línea de cintura que junto con unos pasos de rueda algo abombados transmiten aplomo y robustez.
La polivalencia del Impreza está fuera de toda duda, puesto que a pesar de que su carrocería es ahora compacta en lugar de la de tres volúmenes anterior, su tamaño es de los mayores del segmento, con una gran capacidad interior tanto para los pasajeros como para la carga. Destaca su longitud de 4,415 metros y su altura de 1,470 metros, dejando una amplia distancia entre ejes de 2,620 metros, que mejora el comportamiento dinámico y la capacidad interior del coche. Con todo esto, el maletero tiene una capacidad de 301 litros en el cofre, que pueden aumentarse hasta los 1.216 litros abatiendo la segunda fila de asientos.
En líneas generales, el interior del nuevo Impreza se presenta de una gran sencillez y funcionalidad, con un salpicadero simétrico de aspecto algo espartano aunque con algunos detalles de originalidad en cromo satinado por la zona del volante de piel, la palanca de cambios también en piel y unas molduras sobre el salpicadero y las puertas que dan algo de colorido al habitáculo. De todas maneras, la ergonomía es muy buena, con todos los mandos bien posicionados y al alcance del conductor, como el cuadro de mandos, el navegador (opcional) y el sistema de audio en una posición elevada muy a la vista, por encima de las salidas de ventilación. Gracias al gran espacio interior en el habitáculo, tanto los tres posibles pasajeros de la fila trasera como los dos delanteros irán más cómodos de lo habitual en un coche de estas características, permitiéndoles viajar con un relativo confort con todos los equipajes.
Entre el equipamiento de serie desde la versión intermedia Limited de nuestra prueba no falta el sistema de audio con lector de CD´s y MP3 con entrada auxiliar bajo el reposabrazos, el sistema de climatización, el control de estabilidad ESP desconectable en el salpicadero, 6 airbags o los mandos del control de velocidad en el volante. El toque más deportivo al interior lo pone un cuadro de mandos de relojes analógicos con el fondo azul, donde sí se echa en falta aunque sea un testigo de temperatura del agua. Opcionalmente se puede elegir un navegador por DVD en una única unidad con un sistema de audio de alta calidad y con el sistema Bluetooth.
Pero lo más destacado de este nuevo Impreza Bóxer Diésel es el innovador motor bóxer de 2.0 litros asociado a un turbocompresor de geometría variable de baja resistencia que entrega una potencia de 150 cv a tan sólo 3.600 rpm, sorprendiéndonos gratamente por su gran capacidad de aceleración y por la fuerza que nos brinda a cualquier régimen y en cualquier marcha. Su par motor es de 350 Nm desde 1.800 rpm, lo que explica su gran fuerza desde que acariciamos el acelerador. El cambio manual de 6 velocidades al que está asociado extrae lo mejor de este motor en las cinco primeras relaciones, mientras que la sexta está más desmultiplicada para reducir la cifra de consumo, que la deja en unos aceptables 5,8 litros a los 100 km en ciclo combinado según datos oficiales. Por otra parte, sus prestaciones son muy llamativas para trastarse de un diésel de cuatro cilindros, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,6 segundos y una velocidad máxima de 205 km/h.
Todas estas buenas cualidades del nuevo propulsor diésel de Subaru se combinan acertadamente con el clásico sistema de tracción total Subaru Symmetrical AWD de la marca que brinda la conducción más placentera y dinámica garantizando la máxima tracción y agarre incluso en condiciones de poca adherencia. La suspensión de esta versión diésel se muestra muy confortable, aunque no blanda, sino con un gran compromiso entre sujeción en apoyos y confort ante los obstáculos. La dirección directa transmite más seguridad a la hora de realizar una conducción dinámica, mientras que en cuanto a maniobrabilidad, un radio de giro muy amplio facilita todas las maniobras.