fotos de la prueba del Skoda Spaceback TDI 90 cv DSG
El compacto de la marca francesa Peugeot mantiene el número 308 en una segunda generación de un modelo que supera en todo a su antecesor. Y es que a pesar de que no exista evolución numérica (el 309 fue un compacto que Peugeot comercializó en los 80), la segunda generación del compacto francés es una revolución a todos los demás niveles, lo que permite hablar de una de las mejores alternativas de la categoría.
En el frontal del Spaceback, las líneas horizontales de los últimos diseños de Skoda están muy presentes, con faros delanteros de xenón (segunda novedad en relación al Rapid) y luces antiniebla con función de alumbrado en curva (extra) dominando la parrilla y el paragolpes inferior, respectivamente.
En relación a sus dimensiones exteriores, el Spaceback es un coche muy grande por dentro. Mantiene prácticamente intacta la habitabilidad interior del Rapid, recortando únicamente el voladizo posterior para acentuar la compacticidad del diseño exterior.
Estéticamente, visto de perfil, el Skoda Spaceback parece un calco del Audi A3 Sportback de la anterior generación, con un montante superior y una caída del techo que pueden invitar a pensar que se trata de una carrocería familiar.
En la zaga, el diseño más modernista y cuadradote de las ópticas conjugan con acierto con el enfoque juvenil que quiere transmitir Skoda con el nuevo Spaceback, que opcionalmente puede montar el techo acristalado en negro a juego con la parte superior del portón trasero.
La gama Skoda Spaceback está organizada a partir de tres niveles de acabados: Active, Ambiton y Elegance. Como equipamientos extras estrellas, el techo panorámico (novedad respecto al Rapid) y el navegador. En cuanto a las opciones mecánicas habrá tres gasolina TSI (1.2 y 1.4 litros) y dos diésel TDI (1.6 l), entre 85 y 122 cv de potencia, todas de inyección directa, turboalimentadas y asociadas de serie u opcionalmente, según versión, a cajas manuales de cinco o seis velocidades o DSG de siete relaciones.
Por dentro, la apariencia interior del Spaceback apenas cambia en relación al Rapid, más allá de algunas aplicaciones o molduras nuevas sobre la parte frontal del salpicadero y un volante diferente que según el acabado puede contar con mandos multifunción.
El puesto de conducción del Skoda Spaceback destaca por la sencillez de la instrumentación y materiales, con asientos muy cómodos pero con poco agarre; y una excelente visibilidad acompañada de una colocación muy a mano del pomo del cambio, que, como el volante y el freno de mano, pueden ir forrados en piel en los acabados superiores.
El gran argumento de compra del Spaceback es ofrecer en una silueta tan compacta (4,30 metros de largo y 1,71 m. de ancho) un interior tan bien aprovechado. Especialmente destacado es la habitabilidad de las plazas traseras: las dos laterales destacan por altura y por espacio para las rodillas; la central se beneficia de un suelo completamente plano.
El maletero del Skoda Spaceback presenta un cofre de 416 litros de capacidad. Resulta sencillo de cargar, destacando por una boca amplia, un piso bajo y unas formas muy regulares: es como abrir un cajón gigante libre de recovecos. Además el compacto checho ofrece soluciones para organizar mejor la carga, como los ganchos laterales o un doble fondo.