Inicio
250 CV POR PLACER
No hay muchos coches de características comparables en el mercado. Desde 39.949 euros (6.647.000 pesetas) está a la venta una berlina grande, claramente orientada a la comodidad pero con un sorprendente motor turbo de cuatro cilindros capaz de movilizar el conjunto con extraordinaria velocidad. Cosas así solo pasan ya muy al norte, pues Volvo recurre a la misma tradición… cosas de suecos.
La comodidad interior es excelente, como en todos los 95, mientras que las posibilidades del bastidor quedan un poco en entredicho por el potencial del turbo, o cuando menos exigen del conductor buen tacto a la hora de pisar el acelerador.
El precio es uno de sus puntos fuertes y sin duda una de las ventajas de los motores turbo, capaces de ofrecer el mismo rendimiento en términos absolutos que los sofisticados y grandes V6. Por potencia y equipamiento es una opción recomendable tanto en carrocería sedán como en configuración Station Wagon.
Carlos Lera, Autocity
28 de enero de 2002
Equipamiento
EQUIPAMIENTO
La discreción exterior resulta elegante, a pesar de ciertos adornos aerodinámicos que rematan los extremos de la carrocería. En el interior esta elegancia se manifiesta en forma del tradicional buen gusto de los productos suecos, sobrios pero racionales, cómodos y bien equipados. La tapicería combina cuero y tela, mientras que la piel se encuentra también en volante y pomo de cambio. El climatizador es automático e independiente para el conductor y los ocupantes, y el equipo de sonido ofrece radio, CD y casete al mismo tiempo.
Opcionalmente se dispone de revestimientos completos en cuero, caja automática de cinco velocidades, faros de xenón u ordenador de viaje entre otros muchos elementos.
Motor
MOTOR
Cuando otros fabricantes recurren al aumento de cilindros y cilindrada Saab sigue confiando en el turbo desde que a finales de los años 70 lanzaran al mercado un propulsor con este sistema en el modelo 99. Con el tiempo las mejoras han sido constantes y la firma sueca presume de ser la única en ofrecer tecnología propia para la gestión electrónica de estos motores.
El resultado es excelente, y de 2.3 litros de cilindrada se obtienen unos portentosos 250 caballos, 20 más que en la versión anterior. La entrega de la potencia es típica de cualquier motor turbo, es decir, muy dócil a bajo régimen pero salvaje en cuanto se le buscan las vueltas. Además, el sistema de gestión permite un aumento de la presión máxima del turbo durante 20 segundos si se pisa el acelerador a fondo. El efecto es el de una catapulta gracias al incremento de 20 Newtons / metro de par máximo (370 Nm) respecto al rendimiento habitual.
El poderío repentino de que el moto es capaz llega a atragantarse al resto del coche, que a pesar de contar con refuerzos en bastidor y suspensiones sigue siendo una gran berlina lujosa y suave, que se encuentra incómoda cuando el motor muestra su cara más agresiva.
Quizá resulte más equilibrada y lógica la otra opción de la misma cilindrada y también con turbo, aunque en este caso más civilizada y ‘digerible’ por sus 185 cv. El 95 Aero busca un conductor que necesitando una berlina grande, bien equipada y cómoda guste también de aplicar potencia a la conducción, aún a costa de perder sensibilidad sobre el comportamiento.
La seguridad, no obstante, se confía a los sistemas más avanzados, pues el control de estabilidad, el ABS y el control de tracción se encuentran dentro de la dotación de serie. Esto no esconde una patente falta de vigor en los amortiguadores, de insuficiente resistencia para el carácter del motor.
El consumo medio anunciado por el fabricante, 8,8 litros cada 100 kilómetros para la versión manual y un litro más para la automática, es bajo para la potencia, otra característica de los ‘turbo’ mientras no se pise el acelerador, pues de hacerlo así se dispara de forma notable. Eso sí, exige gasolina de 98 octanos.
GALERIA