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INIMITABLES
Por muchos roadster que salgan al mercado, nunca podrán transmitir las sensaciones de un Porsche Boxster. Su sonido, su motor, su diseño y, sobre todo, su comportamiento y eficacia en carretera, son inimitables. En el caso del Boxster S todo esto se eleva a la máxima potencia.
A pesar de ser el modelo de acceso a la marca, el Boxster es un digno representante de la familia Porsche. Nada más sentarse a los mandos se nota un ambiente especial, con todo forrado en cuero, el suelo enmoquetado y unos acabados de gran calidad, a la vez que deportivos. Al momento, el tacto de los mandos lo confirma. Todo es muy característico: pedales duros, dirección firme y palanca de cambios muy precisa. Conducir un Porsche Boxster es un deleite para los sentidos, ya que el coche comunica muy bien todo lo que ocurre en cada momento. Pero, lo que es igual de importante, también responde sin dilación a las exigencias del conductor. Es como una máquina de relojería.
Dentro de la gama Boxster hay una versión todavía más deportiva denominada S, con un bastidor afinado, más potencia (260 CV) y mejores frenos. Hemos querido compararlos.
Después de probar el modelo normal, de 228 CV, parece que no se le puede pedir nada más, excepto algo más de potencia, sobre todo en la variante de cambio automático Tiptronic de esta prueba (en negro).
El equilibrio conseguido es digno de alabanza, por eso, una versión superior con un chasis revisado parece fuera de toda lógica, por lo menos hasta que se conduce uno. Con 32 CV más y una caja de cambios de seis velocidades, el Boxster S logra unas prestaciones muy superiores. De hecho, llega a plantearse una duda para un posible comprador: ¿un S o un 911? La respuesta no es fácil, a no ser que se busque más espacio interior para los ocupantes, donde el 911 sale vencedor gracias a sus cuatro plazas.
Pablo Mallo
Foto: Alex Blanco
11 de noviembre de 2002
Foto: Alex Blanco
11 de noviembre de 2002
Pocas diferencias visibles
POCAS DIFERENCIAS VISIBLES
Estéticamente, las diferencias entre los dos modelos no son muy aparentes. Sólo el anagrama trasero, los relojes en fondo claro, el tubo de escape doble, una toma de aire extra en el faldón delantero y las pinzas de freno rojas con discos taladrados diferencian al Boxster S. El espectacular equipo de frenos es el mismo del 911 Carrera y, una vez que alcanza la temperatura óptima de funcionamiento va ganando mordiente. Sorprende por su eficacia, sobre todo a alta velocidad. El pedal mantiene siempre la misma consistencia y la resistencia a la fatiga es casi infinita. Pero la buena reputación de los frenos Porsche no es ningún secreto e incluso los del Boxster con cambio Tiptronic se muestran soberbios, aunque algo menos potentes.
En marcha
EN MARCHA
Otra diferencia la encontramos en el comportamiento al límite. El Boxster normal es mucho más progresivo y la zaga desliza muy suavemente, dando un considerable margen de reacción. El Boxster S requiere algo más de pericia al volante y en ocasiones llega a ser más brusco, pero bastante controlable. Ambos cuentan con control de estabilidad PSM, aunque no es demasiado intrusivo, por lo que se pueden lograr grandes dosis de diversión sin necesidad de desconectarlo. La velocidad de paso por curva es casi idéntica, no obstante el S obtiene cierta ventaja en este apartado.
A la hora de obtener el máximo jugo del coche, el cambio juega un papel muy importante. No se puede comparar un cambio automático de cinco marchas con un manual de seis. Los dos funcionan muy bien, pero son dos mundos distintos. El convertidor de par no transmite igual de bien que un embrague toda la fuerza del motor. Por otro lado, el cambio Tiptronic cambia a la marcha superior cuando la aguja del cuentavueltas alcanza la zona roja, algo con lo que hay que tener mucho cuidado si se necesita la retención del motor en un momento determinado. Su única ventaja es la comodidad y la posibilidad de cambiar mediante pulsadores en el volante.
La mecánica del Boxster S es ‘redonda’, con mucho par a cualquier régimen. Tiene mucha personalidad y su rendimiento es fantástico. Además, cuando se acelera a fondo, emite un precioso sonido agudo poco antes de 3.000 rpm. que lo distingue de su hermano. Ese sonido crea adicción, pero hay que pagar por él 55.874 euros, frente a los 47.426 del Boxster básico (la opción de cambio Tiptronic cuesta unos 3.000 euros más).
Quizá un Boxster normal con cambio manual sea la opción más lógica de este apetecible roadster que todavía no ha encontrado un rival digno.