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EL ULTIMO GRAN HEROE

Es curioso observar la historia del automóvil y comprobar como en ocasiones,   tras concienzudos estudios de mercado y viabilidad, el modelo es sí no   tiene éxito; y otras veces sucede justo lo contrario, que la   gloria se alcanza sin haberla previsto, de la forma más inesperada.   Esto último es más o menos lo que sucedió en la historia   de este gran hito: el Porsche 911 Turbo (código de fabricación   930).

Porsche llevaba desde el año 64 comercializando un   deportivo de gran aceptación y empaque, el 911, automóvil   que destacaba por una línea muy personal, por sus altas prestaciones,   y por el divertido aunque delicado comportamiento que le otorgaba su configuración   “todo atrás” (propulsión trasera y motor   boxer montado por detrás del eje posterior).
                                                                                             Llegó el año 74, y gracias al propósito de querer   construir una versión de competición con la que ganar   carreras ¡y vaya si las ganó! Porsche tuvo que aceptar las exigencias   de la FIA y construir el número mínimo de unidades de   calle (500 unidades) para poder ser homologado en competición.   Así nació el Porsche 911 Turbo: para las carreras.   Sin embargo, la avalancha de peticiones de las 500 unidades   del coche de calle obligó a Porsche a satisfacer la demanda, y producir   muchísimas unidades más inmediatamente y en años venideros   (entre 1978 y 1989 se vendieron 22.542 Porsche 911 Turbo).
El Porsche 911 Turbo se diferenciaba del 911 “normal” por   la envergadura de su eje trasero, el alerón “cola de ballena”   y las llantas de aleación Fuchs de mayor garganta y con neumáticos   más anchos. La primera versión (hasta 1980) recurría   a un motor de 3,0 litros y 260 cv, y la segunda –nuestro   protagonista de hoy- aumentaba la cilindrada a 3,3 litros y   potencia hasta los 300 cv. De esta forma las prestaciones anunciadas   ponían los pelos de punta en la década de los 80: 260   km/h y 5,3 segundos en el 0 a 100 km/h. Pero el aliciente no sólo   estaba en las altísimas prestaciones, sino en su carácter   indómito. De hecho, cuando titulamos “el último   gran héroe” queremos hacer referencia precisamente a ese comportamiento   excitante y delicado, y además carente de cualquier dispositivo   electrónico de ayuda a la conducción. 
Hoy, 30 años después, el Porsche 911 Turbo es considerado como   uno de los deportivos más puros y excitantes de la historia,   y con especial hincapié los fabricados entre 1975 y 1989. Actualmente   está disponible en las listas de precios un digno   continuador de esta saga, modelo que desarrolla una potencia de 450 cv,   posee tracción integral, y equipa los últimos avances electrónicos   de ayuda a la conducción.
Evidentemente el modelo de hoy es mucho más rápido y seguro que   el Porsche 911 Turbo de 1988, pero el carácter bestial de aquel le han   convertido por derecho propio en una de las joyas de automovilismo,   en un coche de colección que hoy no resulta nada fácil localizar.   Si se encuentra, y está en unas condiciones tan buenas como el probado,   su cotización rondará los 30.000 euros
Enrique Marco, Autocity9 de Junio de 2004
La unidad probada
LA UNIDAD PROBADA

La búsqueda de un coche de colección, en la mayoría de   las ocasiones, no es tarea de unos días. A veces se tardan meses e incluso   años en localizar el modelo deseado, o en otras ocasiones, el “encuentro”   se produce fruto de la casualidad.
El propietario de este automóvil, un gran aficionado que ya posee otros   vehículos de colección, llevaba tiempo con la idea en la cabeza   de hacerse con un Porsche 911 Turbo. En Internet, compraventas, revistas, etc   se pueden encontrar algunos de éstos modelos por unos 20.000 euros, aunque   casi siempre su estado requiere practicarle algunas mejoras.
Con               la unidad que tuvimos el placer de probar no sucedía nada               de esto. Su estado era impecable, pues el coche               apenas había “andado”. Se trata de una versión               americana, que se diferencia por los típicos pilotos               delanteros anaranjados que se encienden al poner las luces de posición,               el velocímetro y cuentakilómetros en millas, y el               portamatrículas trasero diferente, lo que hace cambiar el               diseño del paragolpes.
El secreto del buen estado de nuestro protagonista es que tras realizar 8.000   millas por sus primeros propietarios, estuvo requisado diez años por   problemas burocráticos. Tras esos diez años llegó a España,   donde se matriculó, cayó en manos de otro entusiasta de los clásicos,   quien le hizo otras 4.000 millas, y ahora, desde hace unos meses, y con tan   sólo 13.000 millas, lo conduce el dueño actual, quien   está feliz por haber encontrado un magnífico ejemplar como éste.
Todo es de origen en este 911 Turbo, excepto el equipo de   música con cargador de cd y las cubiertas, evidentemente. Por lo demás   estamos ante un 911 Turbo versión americana totalmente original, con   su bonita tapicería de cuero en tonos crema incluida. El coche tiene   aire acondicionado y regulación de los asientos y elevalunas eléctricos.   Su caja de cambios es ya de cinco velocidades (la mayoría   de los anteriores 911 Turbo la llevaban de cuatro marchas), y la versión   americana –por las normas anti-contaminates- daba 282 cv, aunque esta   unidad al no llevar catalizador es muy probable que esté más cerca   de los 300 cv de modelo europeo.
Impresiones
IMPRESIONES

No todos los días uno tiene la oportunidad de subirse a un mito de la   historia del automóvil. El Porsche 911 Turbo se presentó   en el Salón de París de 1974 y fue el segundo   automóvil de calle alimentado mediante turbocompresor, el primero   fue el BMW 2002 Turbo. Nació para rivalizar en prestaciones puras con   los superdeportivos italianos -como los Ferrari- pero con la ventaja de que   el alemán era además apto para un uso diario. Su precio a finales   de los años 80 rondaba los 15 millones de pesetas.

La unidad probada, con motor 3,3 litros y caja de cambios manual               de 5 velocidades, no traía ninguna ayuda electrónica               (y eso que en el 88 algunos elementos como el ABS ya estaban muy               popularizados), por lo que controlar los 300 cv que se trasmiten               al eje trasero (el cual lleva la mayor parte del peso)               sin más control que el de nuestra conciencia no resulta               muy apropiado para manos inexpertas y/o demasiado efusivas.               Las cosas se complican más cuando advertimos que el turbo               KKK sopla con verdaderas ganas, y además ofrece lo mejor               de sí a un régimen de revoluciones más bien               bajo, es decir que el “vendaval” llega muy pronto.
En               los primeros compases de la prueba nos damos cuenta de que es               mucho más suave y fino de lo que esperábamos.               Para tratarse de un pura sangre como éste, en primer lugar               nos resulta cómodo en la posición de conducción,               con un manejo de los mandos ni duro ni complicado, y con un “andar”               no demasiado radical. Se va muy cerca del suelo, y las suspensiones               no es que sean blandas, pero tampoco sentimos los baches como en               un coche de competición, incluso lo notamos más suave               que algunos deportivos modernos.
Pero una vez aclimatados y comprobado que para un uso civilizado no resulta   nada incómodo (es perfectamente válido para un viaje largo), empezamos   a intentar sacar algo más de él. Evidentemente, tratándose   de un clásico tan valioso y con fama de tener una conducción al   límite muy delicada, y habiéndolo conducido unos 100 kilómetros,   no vamos a poder hablar de derrapadas o de pasos por curva a 200 km/h.
No obstante, la prueba sí fue suficiente para anotar algunos detalles   de su respuesta. En primer lugar, al llevar “todo atrás”,   si aceleramos con mucha decisión parece que el coche quiera “hacer   un caballito”. No es un dragster, y es imposible que las ruedas   delanteras se despegasen del asfalto, pero al notar como “tira”   de atrás y llevar delante tan poco peso, sí sentimos ese impresionante   y excitante empuje junto a unos milímetros de oscilación ascendente   (¡afortunadamente no llegamos a despegar, menos mal!).
Pero volar –aunque a ras de suelo- sí que vuela, ya               que cuando el turbo va “engatillado” todo pasa               muy, muy rápido. Sin embargo nos sorprendió               gratamente un aspecto, y es la entrada del turbo, pues aunque al               ser muy fuerte su empuje es conveniente estar bien atentos a sus               reacciones, no es una entrada violenta. Y es que Porsche aprovechó               su vasta experiencia en motores turbo de competición para               lograr corregir ese defecto de aquellos turbo de la época               (el largo tiempo de respuesta del turbo). De esta forma, sin perder               el encanto de esa “patada turbo”, la               “patada” se produce de una forma bastante progresiva,               lo que repercute positivamente en la eficacia y seguridad.
En               cuanto a lo demás, nos sorprendió también la               potente frenada (aunque los Porsche siempre han llevado               fama de frenar muy bien), y el escaso balanceo de la carrocería               al pasar por las curvas (algo lógico si tenemos               en cuenta la elaborada suspensión y el bajo centro de gravedad).               Pues bien, hasta aquí hemos llegado, porque para hablar de               su comportamiento al límite deberíamos habernos trasladado               a un circuito, ya que la configuración del 911 Turbo, unido               a su contenido peso y tremenda “patada”, y a la ausencia               de elementos electrónicos de seguridad, hacen que la carretera               abierta no sea el lugar apropiado para exprimirlo.
En definitiva, el Porsche 911 Turbo de 1988 es el último superdeportivo   a la vieja usanza que quedaba a finales de los 80, antes de entrar   en la era en la que las comodidades, los estándares de seguridad y el   aburguesamiento. 
FICHA TECNICA

CARACTERISTICAS TECNICAS       911 TURBO 1988         Precio     cotización actual (30.000 euros aprox)         Longitud     4,293 mts         Anchura     1,773 mts         Distancia entre ejes     2,273 mts         Peso     1.335 kgs         Posición Motor     Posterior         Alimentación    Inyección Bosch K-Jetronic y       turbo KKK         Cilindros     6 boxer         Cilindrada     3.299 c.c         Potencia     300 cv a 5.500 rpm         Par máximo     412 Nm a 4.000 rpm         Velocidad máxima     260 km/h         Aceleración 0-100     5,3 seg         Frenos     Discos ventilados con pinzas       de cuatro pistones         Suspensión delantera     McPherson por paralelógramos         Suspensión trasera     Barzo oscilante y barra de torsión         Neumáticos     205/55 VR 16 (delante) y 245/45       V6 16 (atrás)                            
 
