Cada vez es más habitual ver circular por las calles de nuestra ciudad coches eléctricos, cero ruidos, cero emisiones, como el pequeño urbano Peugeot iOn que utiliza únicamente la electricidad para impulsarse, necesitando de una toma de corriente externa para recargar sus baterías, en este caso con una autonomía oficial de 130 kilómetros. Es una tendencia, no una moda, que tiene visos de continuar en el tiempo e imponerse, muy a largo plazo, a los tradicionales vehículos de combustión interna, como puede comprobarse en las ferias automovilísticas más importantes del mundo, donde los prototipos (también coches de producción final) de eléctricos, híbridos, enchufables o de gas son una parte muy importante del certamen de turno.
a favor- Utilidad en entorno urbano- Equipamiento y espacio – Par motor instantáneoen contra- Falta de infraestructuras – Autonomía real en carretera– Precio- Cuidado interior
En el caso de nuestro iOn, que como sus primos Citroën C-Zero y Mitsubishi i-MiEV con los que comparte plataforma, dimensiones y equipamientos, está orientado, como la mayoría de eléctricos puros (más polivalentes resultan los eléctricos de autonomía extendida, como Ampera y Volt de GM) para un entorno urbano, donde las prestaciones son más que suficientes y la autonomía real se mueve alrededor de los 100 kilómetros. De hecho, el iOn es uno de esos eléctricos que cuando dejamos de acelerar, más que desacelerar, parece que estamos frenando, ya que el motor retiene nuestro impulso y aprovecha para trabajar como regenerador de energía para las baterías, que se recargan parcialmente.Su entorno es la ciudad, alejándose mucho de las mayores posibilidades de uso que ofrecen los eléctricos de autonomía eléctrica
La otra manera de recargar al iOn es mediante una fuente de corriente externa. Hay dos tomas de corriente en la carrocería del iOn, las dos a la altura del pilar C, la de la izquierda es para la carga rápida (red trifásica) y la de la derecha para la carga normal (red convencional). Con la primera tenemos que esperar a que se alineen los planetas para que en la ciudad por la que vayamos a circular, los pocos o muchos (Madrid y Barcelona, fundamentalmente) puntos de recarga, funcionen; en tal caso, la batería se recarga al 50% en 15 minutos y al 80 en 30. Con la segunda, mediante un enchufe doméstico, necesitamos de 6 horas para que las baterías se ‘llenen’ al 100% de sus capacidades, que son 16 kWh.La batería tarda en cargarse completamente seis horas en un enchufe doméstico; 30 minutos al 80% con una red trifásica
El motor eléctrico, el único responsable de enviar fuerza a las ruedas motrices, en el caso del iOn las traseras, está situado bajo el maletero, en una posición muy baja para conseguir un centro de gravedad lo más reducido posible, y ofrece picos de potencia de 67 cv, a través de una transmisión automática perfectamente engranada para aprovechar al máximo y desde 0 a 2.000 rpm los 180 Nm de par motor máximo instantáneo. Es lo bueno que tiene el iOn, que ahí donde lo tienes con ese aspecto tan frágil como futurista, puede dejar atrás a cualquier gasolina de gran cilindrada que necesita alcanzar un régimen motor determinado para sacar a relucir todo su potencial. En el iOn no hace falta, con unas aceleraciones de 0 a 60 (las que habitualmente se hacen en ciudad) a la altura de los mejores, e incluso actuando con cierta suficiencia para realizar buenas recuperaciones (de 0 a 100 en 15,9 segundos) a velocidades mayores (130 km/h es su velocidad punta) en carretera abierta.
AUTONOMÍA REAL
Pero ojo con sacar mucho a este Peugeot iOn fuera de ciudad: la autonomía baja muy rápido, sobre en todo si se abusa continuadamente del acelerador, ya que el motor eléctrico está trabajando como impulsor del eje posterior y no como regenerador de la batería. En este tipo de trayectos por autovía, la autonomía se quedó en apenas 60 kilómetros. Combinando ciudad y carretera, subió a 85 kilómetros. Y en un día completo, circulando por ciudad, esta cifra superó ligeramente la barrera psicológica de los 100 kilómetros.
Pero ojo con sacar mucho a este Peugeot iOn fuera de ciudad: la autonomía baja muy rápido, sobre en todo si se abusa continuadamente del acelerador, ya que el motor eléctrico está trabajando como impulsor del eje posterior y no como regenerador de la batería. En este tipo de trayectos por autovía, la autonomía se quedó en apenas 60 kilómetros. Combinando ciudad y carretera, subió a 85 kilómetros. Y en un día completo, circulando por ciudad, esta cifra superó ligeramente la barrera psicológica de los 100 kilómetros.
Más allá de los problemas de estrés habituales del coche eléctrico, el Peugeot iOn deja una sensación de comportarse como un vehículo convencional más de su tamaño. Aprovechando sus medidas ultracompactas y un amplio ángulo de giro de volante, callejear con él es una delicia. Es verdad que la dirección eléctrica es poco informativa, pero es rapidísima y muy provechosa en el entorno urbano en el que más va a ser utilizada. La suspensión sujeta más la carrocería a velocidades elevadas aportándole un plus de picante a este iOn; no se puede hablar de un coche seco al superar, por ejemplo, badenes o adoquines, pero sí algo menos confortable de lo que son otros eléctricos que hemos probado (Nissan Leaf, por poner uno de los últimos que han pasado por nuestras manos) y que se mitiga sensiblemente por el blando mullido del asiento del conductor (por cierto, en posición dominante y elevada).
Parece increíble que un coche enfocado para una o dos personas que recorre una cantidad de kilómetros limitada (no muchos más de 60 diarios), sea tan correcto para transportar cuatro ocupantes en su habitáculo. Este iOn de 3,47 metros de longitud y 1,47 m de ancho (se podría hablar de un coche corto y estrecho) se beneficia de una notable altura de 1,61 m y una distancia entre ejes de 2,55 m, idénticos datos a los de sus gemelos Citroën C-Zero y Mitsubishi i-MiEV, configurando un espacio interior más grande de lo que dicen sus cotas exteriores. Al igual que tampoco es mal dato para un coche que no será utilizado para viajar el fin de semana ofrecer un maletero de 166 litros, suficiente para maletines de mano o mochilas deportivas que se suelen mover en el día a día.Gracias a su altura y distancia entre ejes, el habitáculo es apto para cuatro pasajeros
El diseño exterior tan característico de este iOn, con una línea de techo abombada, un ancho de vías limitado y unos pequeños neumáticos 145/65R 15 delante y 175/55R 15 detrás, no pasa desapercibido para nadie, como hemos podidos comprobar por las miradas de otros conductores o viandantes. Más allá de gustos personales (es importante recordar que un coche eléctrico renuncia a mucho en el apartado del diseño en favor de la imprescindible aerodinámica), sorprende que un coche como este iOn con los precios en los que se mueve, ofrezca un interior tan espartano en cuanto a calidad de materiales, ajustes de piezas, o instrumentalización en relojes y consola, muy alejados de los detalles de alta sofisticación que ofrecen otros eléctricos puros o de autonomía extendida, donde sí que que los ocupantes sienten estar abordo de un coche del futuro.
La falta de vanguardismo en las líneas interiores del Pegueot iOn se corresponde al hecho de ser un pionero entre los eléctricos: en España comenzó a venderse en 2010. Aceptando esta circunstancia, así como su nacimiento de una plataforma del segmento A (urbano al uso), se antojan un poco caro los precios, oficiales y con promociones, de su gama: básico “Access” y tope “Active” por 27.890 € de PVP (21.340 € con descuento) y 29.890 € (23.342 €), respectivamente. En ambos casos la dotación de serie es suficiente para su uso urbano, tanto en materia de confort (elevalunas eléctricos en las cuatro puertas, equipo de sonido CD/MP3, bluetooth, retrovisores exteriores eléctricos, cierre centralizado a distancia) como de seguridad (seis airbags, control de estabilidad, reposacabezas en las cuatro plazas, anclajes ISOFIX, faros antiniebla, luces de encendido automático). En ambos casos, el alquiler mensual de las baterías va aparte. ¿La diferencia, entonces? El iOn “Active” incluye de serie el aire acondicionado y llantas de aleación, siendo de acero las del “Access”, dejando siempre como opción la pintura metalizada (450 €) o nacarada (550 €).El precio se antoja muy elevado, díficil de justificar (y amortizar) respecto a un coche térmico de su mismo tamaño y equipamiento
CONCLUSIÓN
Con todo esto, la pregunta de siempre: ¿merece la pena comprarse un eléctrico? Por costes de utilización, respecto a gasolinas o diésel de potencias similares, sin ninguna duda que sí, aplaudiendo el esfuerzo de inversión realizado por los fabricantes para que esta tecnología tenga recorrido en el sector. Sin embargo, por costes de amortización, está muy lejos de ser rentable la compra de un eléctrico como este iOn cuando hay utilitarios de similar tamaño, equipamiento y potencia que se venden por 12.000 euros en las versiones más caras (Citroén C1 o Hyundai i10, por ejemplo). Y en tercer lugar, están las escasas infraestructuras disponibles para la definitiva implantación del coche eléctrico, asunto en mano de las administraciones pertinentes.
Con todo esto, la pregunta de siempre: ¿merece la pena comprarse un eléctrico? Por costes de utilización, respecto a gasolinas o diésel de potencias similares, sin ninguna duda que sí, aplaudiendo el esfuerzo de inversión realizado por los fabricantes para que esta tecnología tenga recorrido en el sector. Sin embargo, por costes de amortización, está muy lejos de ser rentable la compra de un eléctrico como este iOn cuando hay utilitarios de similar tamaño, equipamiento y potencia que se venden por 12.000 euros en las versiones más caras (Citroén C1 o Hyundai i10, por ejemplo). Y en tercer lugar, están las escasas infraestructuras disponibles para la definitiva implantación del coche eléctrico, asunto en mano de las administraciones pertinentes.