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PRESENTACION
Mercedes había sido hasta ahora reacia a entrar en la lucha desatada entre Audi y BMW con el A3 y el Compact por la categoría de los compactos exclusivos, y en realidad tampoco ha entrado en ella con el Sportcoupé. Ni por precio ni por concepción, los dos modelos de la competencia se encuentran enfrentados con nuestro protagonista.
El Sportcoupé es más exclusivo que un A3 y menos deportivo que un Compact, resultando que el Mercedes sigue un camino completamente autónomo.
El motor 220 Cdi casa a la perfección con el carácter del coche en general, y añade el importante valor de la economía para quienes realicen un elevado número de kilómetros al año. La suavidad y el silencio con los que trabaja , junto a la brillante velocidad máxima derivada de sus 143 caballos diesel, hacen de él un compacto de sorprendentes cualidades ruteras
Carlos Lera, Autocity. 4 de julio de 2001.
Carlos Lera, Autocity. 4 de julio de 2001.
Fotos: Jorge Rubio
Interior y maletero
INTERIOR Y MALETERO
La posición de conducción es de auténtico coupé, con la banqueta levantada por la parte frontal y el volante muy recto. Perfecto. Además, las manos acarician perfectamente el aro que en esta ocasión es lógicamente de menor diámetro que en las grandes berlinas de la marca. Los espejos laterales ofrecen buena perspectiva de lo que pasa a nuestros lados, pero el retrovisor interior se pelea con el alerón que parte en dos la luna trasera, con el agravante de que la parte baja de esta distorsiona la imagen y resulta engañosa al medir las distancias en aparcamientos.
Los relojes que se encuentran al frente poseen uno de los más bonitos diseños que para mi gusto he encontrado en un coche. La visera posee tres cúpulas de diferente tamaño con la central ligeramente sobresaliente de las laterales y que alberga una escala muy legible del velocímetro y una gran pantalla digital que recuerda el salpicadero de un monoplaza de competición. En esta pantalla se visualizan los cuentakilómetros, las indicaciones del ordenador de viaje y los mensajes de emergencia. Bajo la cúpula de la izquierda se encuentra el tacómetro, demasiado pequeño y no muy cómodo de consultar, habida cuenta que por el escaso ruido procedente del vivo motor se cae en ocasiones en la tentación de conducirlo como si de un gasolina se tratase, con el riesgo de abusar de su régimen de giro. Por el contrario, la cúpula de la derecha alberga la escala del nivel de combustible con un tamaño muy grande para lo que se puede considerar habitual y necesario.
La consola central se encuentra en posición muy inclinada y está acabada con una preciosa capa de aluminio en la que se integran varias botoneras, los mandos del climatizador y el equipo de sonido. Además entre estos últimos queda un hueco muy útil para albergar pequeños objetos, aunque carece de tapa. El problema de la disposición inclinada de la zona central es la incómoda situación en la que quedan los controles situados en posición más elevada y por tanto más alejada dentro de ella, como el botón de las luces de emergencia. Entre los asientos en cambio sí hay varios cajoncitos con tapa para guardar objetos. Uno con tapa corredera a la altura de las piernas y los otros dos bajo el apoyabrazos, porque posee doble fondo. La ausencia de palanca para el freno de mano permite aprovechar muy bien el espacio entre los asientos, pero la típica ubicación del freno de estacionamiento de Mercedes no resulta práctica; mediante pedal y tirador, en la parte baja del salpicadero a la izquierda del conductor.
El doble techo es sin duda uno de los elementos diferenciadores del Sportcoupé, pues al estar acristalada, casi toda la superficie que cubre la zona habitable se abre permitiendo varias posibilidades de iluminación superior así como de ventilación. Se puede optar por mantener el techo opaco mediante dos cortinillas que se enrollan hacia el centro, o bien dejar que pase la luz, o si se desea abrir en compás la parte delantera y finalmente retirar esta completamente, descansando sobre el cristal trasero del techo. Es agradable, fácil de usar y diferente.
Las plazas traseras permiten acomodarse a tres personas ‘de confianza’ o a dos pasajeros muy cómodamente, tanto por altura libre de la cabeza como por espacio para los pies. El problema más importante se da a la hora de abandonar el vehículo, pues la acusada inclinación de la butaca dificulta a la hora de incorporarse. En cambio, el acceso está bien resuelto por el desplazamiento de ambos asientos delanteros, aunque no se puede pedir altura a un coupé y es necesario doblar el lomo.
Motor y prestaciones
MOTOR Y PRESTACIONES
El 220 Cdi equipado por el Sportcoupé es de lo mejor que se puede encontrar dentro de su categoría. Ofrece 143 caballos que de por sí no están nada mal para una cilindrada de 2.2 litros, pero es que además entrega la potencia con una suavidad y un silencio extraordinarios. No me viene a la memoria ningún otro motor diesel en el entorno de los dos litros de cilindrada que genere tan bajo nivel de ruido y vibraciones. Los hay que recuperan con algo más de brío de lo que lo hacía nuestra unidad, pero debo decir en su descargo que tras unas cuantas jornadas rodando en circuito, el embrague se encontraba ya algo castigado y patinaba en los momentos de mayor carga de par sobre los discos de acoplamiento.
Como ya comentábamos en el apartado dedicado al interior y la comodidad, los escasos vestigios de la presencia del motor que llegan hasta el conductor hacen que en ocasiones pensemos que estamos rodando a un régimen desahogado cuando en realidad nos hallamos rozando la zona roja o incluso cortando el encendido.
Este motor es una maravilla, que lejos de ser una opción alternativa y minoritaria dentro de la gama Sportcoupé se puede considerar un componente esencial que en muchos aspectos es tan satisfactorio como un modelo más potente en gasolina, por ejemplo el 200 Kompressor de 163 caballos. Esto es posible gracias a la elevada cifra de par ofrecida por los motores turbodiesel, que en este caso asciende a 315 Newton / metro desde antes de las 2.000 revoluciones por minuto, en comparación con los 230 Nm. a 2.500 rpm. del citado motor de gasolina.
Los consumos son elevados. Si interesa la economía sobre otros aspectos, lo cierto es que el Sportcoupé es de los más gastones de la categoría, con un litro y una décima más cada 100 kilómetros en ciclo combinado respecto al Audi A3 TDi de 130cv., hasta llegar a los 6,2 l/100 km.
Como ya comentábamos en el apartado dedicado al interior y la comodidad, los escasos vestigios de la presencia del motor que llegan hasta el conductor hacen que en ocasiones pensemos que estamos rodando a un régimen desahogado cuando en realidad nos hallamos rozando la zona roja o incluso cortando el encendido.
Este motor es una maravilla, que lejos de ser una opción alternativa y minoritaria dentro de la gama Sportcoupé se puede considerar un componente esencial que en muchos aspectos es tan satisfactorio como un modelo más potente en gasolina, por ejemplo el 200 Kompressor de 163 caballos. Esto es posible gracias a la elevada cifra de par ofrecida por los motores turbodiesel, que en este caso asciende a 315 Newton / metro desde antes de las 2.000 revoluciones por minuto, en comparación con los 230 Nm. a 2.500 rpm. del citado motor de gasolina.
Los consumos son elevados. Si interesa la economía sobre otros aspectos, lo cierto es que el Sportcoupé es de los más gastones de la categoría, con un litro y una décima más cada 100 kilómetros en ciclo combinado respecto al Audi A3 TDi de 130cv., hasta llegar a los 6,2 l/100 km.
Comportamiento
COMPORTAMIENTO
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