Lamborghini Aventador J
Si hay un coche que sobresale por encima de todos en el Salón del Automóvil de Ginebra, ese es el Lamborghini Aventador J. Y lo hace por varios motivos evidentes: espectacularidad, exclusividad, prestaciones y precio. Lo curioso es que justo cuando se muestra la única unidad que la casa de Santa Agata Bolognese ha fabricado, se comunica que un comprador anónimo ha desembolsado los 2,1 millones de euros antes de impuestos que Lamborghini pedía por este Aventador J.
Se trata de un modelo único y de colección, más exclusivo todavía que el Mercedes SLR Stirling Moss, el otro superdeportivo tipo barquetta del cual se vendieron hace tres años 75 unidades a razón de 750.000 euros por cada una. Aunque está homologado para circular por la calle, el Aventador J es más apropiado para exponer en un museo o para disfrutar de él en circuito, ya que incluso hay que pilotarlo con casco, tanto el piloto como el copiloto. Para ello se ha realizado un casco de diseño especial en fibra de carbono.
Evidentemente el punto de partida es el recién estrenado Aventador (a la venta por 349.132 €), uno de los pocos supercars que no se acompleja frente al nuevo Ferrari F12 Berlinetta (otra de las estrellas del presente Salón de Ginebra). Su mecánica y su técnica es idéntica, con el motor 6.5 V12 atmosférico de 700 cv asociado a la tracción integral 4×4 y al cambio automático de 7 velocidades ISR. No se han facilitado las prestaciones de esta versión ‘J’, pero el Aventador ‘normal’ acelera de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y alcanza los 350 km/h.
La carrocería está fabricada en el material ligero que la marca llama “carboskin”, una especie de fibra de carbono. Curiosamente el Aventador J pesa lo mismo que el coupé (1.575 kilos), y eso que a los refuerzos para el chasis que deben acompañar a todos los modelos abiertos hay que añadir una carrocería más larga todavía, que llega a los 4,89 metros. Por anchura es igual que su hermano cerrado, pero también la altura ha variado, bajando en este caso a unos escasos 1,11 metros.Su carrocería es más larga y baja, pero el peso se mantiene en 1.575 kilos.
Esta pieza de colección sin techo posee unos arcos de seguridad tras los asientos, y no cuenta con elementos habituales en este nivel de coches como aire acondicionado o navegador. Todo se ha orientado a reducir el peso y proporcionar al conductor unas sensaciones de pilotaje lo más parecidas a un F1. La puesta a punto de las suspensiones es específica, y para las llantas se cuenta con piezas de 21 pulgadas en el tren trasero y de 20 pulgadas en el delantero. Finalmente la decoración de este coche único está dominada por el negro de la fibra “carbonskin” y el rojo con efectos cromados. Sin duda, un capricho millonario del cual sólo una persona en el mundo va a poder disfrutar.