Chevrolet Spark

La chispa de la ciudad

Un diseño original, un precio realmente contenido y una versatilidad acentuada por sus cinco plazas, son las principales bazas del Chevrolet Spark, un pequeño utilitario con carrocería de minivolumen que ofrece grandes posibilidades en su interior y que es perfectamente válido para aquellos que se compran un coche para el día a día, sin otra mayor aspiración. Bordeando la frontera de coche low cost, Chevrolet sustituye con este Spark al Matiz, consolidando a la marca estadounidense como una alternativa urbana a tener muy en cuenta. El producto que tenemos ante nosotros ha sido bastante cuidado a nivel de los pequeños detalles, apostando por un equipamiento competitivo, e incluso en las versiones superiores se desprende de su estética alguna pincelada deportiva.

a favorPolivalencia y buenos materialesPrecio muy ajustadoCarrocería original y atractivaen contraSin reposapiésBaja ergonomíaMotor sin empuje
El asunto es que el precio de acceso al Spark es de 8.400 euros, ascendiendo hasta los 12.005 euros en la versión más alta de gama, LT (nuestra unidad de prueba, asociada al motor 1.2 gasolina de 81 cv de potencia). El Spark, término que en inglés significa chispa, está basado en el prototipo Beat, presentado al mundo en el Salón del Automóvil de Nueva York en 2007. Casi tres años más tarde de aquello, este pequeño utilitario de cinco puertas, 3,64 metros de longitud y 1,58 m de anchura, se planta en el mercado europeo con una figura de lo más perfilada, dinámica y refrescante. Este diseño innovador repercute en una mejora aerodinámica, incrementando sus aptitudes dinámicas. Todas estas evoluciones no han ocultado para nada el espíritu Chevrolet, sucursal de General Motors (GM) que en nuestro país ha sido conocida por sus coches urbanos, de tamaño medio y con una estupenda relación calidad/precio.

Una configuración interior de lo más lograda, en la que destaca una prominente consola central en forma de V o un cuentarrevoluciones digital; grandes posibilidades de conexión de fuentes externas, tipo USB o Mini Jack; o un equipamiento de seguridad bastante holgado; completan un conjunto de lo más coqueto y dispuesto a plantar cara a rivales como el Opel Agila, Suzuki Splash, Toyota Aygo, Ford Ka o Citroën C1. Diferente a lo que actualmente hay en el mercado, este Spark brilla por unas cualidades de polivalencia muy destacadas y su atrevido diseño, que a continuación desmenuzamos.
No es un urbano al uso, hay algo diferente en su figura. Este Spark de morro elevado, con grandes ópticas delanteras, que se alargan desde la típica parrilla Chevrolet hasta casi el pilar A, formas anguladas y unos pasos de rueda ligeramente abultado, transmite una panorámica delantera de lo más original. Las llantas de aleación de 15 pulgadas suponen un nuevo salto de calidad, acompañando perfectamente en la panorámica lateral, a una línea de cintura ascendente que alcanza a los tiradores de las puertas traseras, ocultos en el propio marco de las ventanillas (al estilo Seat León), o unas barras en el techo, que transmiten agresividad, agilidad y deportividad. Su aspecto de minivolumen es más marcado gracias a una zaga recortada súbitamente debido a su portón trasero, que está escoltado en la parte superior por un pequeño alerón. En nuestro acabado superior, unos grupos ópticos traseros redondos y transparentes (recuerdan al mítico Corvette) y una salida de escape cromada integrada en el faldón trasero, cierran un conjunto de lo más esbelto.

En un coche de tres metros y medio hay mucho que contar, no se crean. Vayamos por partes. Lo primero con que nos topamos es un habitáculo de grandes posibilidades y aspecto más que correcto para lo que estamos pagando. Todo esta envuelto en plásticos duros de buena apariencia y satisfactoriamente ajustados, donde el juego de colores (rojo, negro y gris) aumenta la confortabilidad a bordo. Nos tenemos que detener en dos zonas, ambas proyectados desde el contenido salpicadero: la primera es una consola central prominente en forma de V, con no demasiada buena ergonomía, pero en la que se ofrecen todas las posibilidades a nivel de audio (conexiones USB y Aux-in) y un sistema de climatización (más abajo), todo iluminado en color azul; la segunda es el cuadro de mandos, tipo motocicleta, ubicado sutilmente en la columna de dirección y con dos zonas bien diferenciadas, el velocímetro analógico y una panel digital de forma rectangular que nos ofrece todo tipo de información, desde el cuentarrevoluciones, hasta los datos del ordenador de viaje, pasando por el indicador del depósito de combustible.
El interior está repleto de huecos donde depositar objetos, la mayoría de ellos sin tapizar o con el fondo de goma, típicos en coches low cost. En la hilera trasera, de altura holgada, se nos antoja complicado meter tres pasajeros por la estrechez de las butacas. Estos respaldos pueden abatirse sin esfuerzo en la clásica configuración 60:40 o también de forma completa, ofreciendo una capacidad de carga de maletero de 170 litros (568 l con los asientos abatidos). El portón se abre directamente con la llave o con un tirador ubicado en el suelo, a la izquierda de la butaca del conductor. Precisamente, el puesto de conducción está bastante elevado al estilo monovolumen-, lo que penalizaría a aquellos conductores de tallas más grandes, y además no tiene reposapiés a la izquierda de los pedales. El volante de tres radios y con mandos multifunción es regulable únicamente en altura.
La impresión global es muy buena, quizá porque esperábamos algo todavía más sencillo. La palanca de cambios es bastante precisa, aunque algo endeble en sus recorridos. Sí que nos ha resultado fabulosa la dirección de asistencia hidráulica, que transmite bastante consistencia, asemejándose a un coche de mayor tamaño. A nivel ergonómico, insistimos que algunos mandos secundarios, tipo intermitentes o limpiaparabrisas, no nos han terminado de convencer.
A nivel de equipamiento, nuestro Spark LT incluye climatizador, elevalunas y retrovisores eléctricos, pintura metalizada, paragolpes deportivos, barras en el techo, sensores traseros de ayuda al aparcamiento o el mencionado equipo de sonido con conexión mini-USB y auxiliar entre otros elementos. A nivel de seguridad, el control de estabilidad no es de serie (asociado al de tracción y a la distribución electrónica de la frenada), pero sí que lo son los seis airbags repartidos por todo el habitáculo, pretensores en los cinturones de seguridad y los pedales retráctiles en caso de accidente. Tampoco es de serie el navegador, sólo disponible en el acabado LT, y por el que hay que desembolsar 600 euros más sobre el precio base.

En la ciudad, como pez en el agua

El Chevrolet Spark es un coche amable de suspensiones, absorbiendo eficazmente todas las irregularidades encontradas a nuestro paso, que transmite un nivel elevado de seguridad en autovía y que es brutalmente válido para el tránsito urbano. Asociado a una transmisión manual de cinco velocidades, nuestro Spark de 1.2 litros y cuatro cilindros desarrolla 81 cv de potencia máxima a las 6.400 rpm. Primera conclusión: con un par de 111 Nm a las 4.800 vueltas es un coche que responde aceptablemente bien en el margen superior del cuentarrevoluciones, pero al que le cuesta sobremanera sacar algo de provecho a bajas vueltas (12,1 segundos de 0-100 km/h), hablando pues de un coche lento, sin nervio, sin chicha. A cambio, se puede rodar con él cómodamente a 120 km/h por vías rápidas, siendo su velocidad punta de 164 km/h.

Esperábamos, por otra parte, un consumo no tan elevado, que según nuestra medición es de 6,3 l/100 km. A nivel de rumorosidad, todo correcto. El ruido procedente del motor alcanza al habitáculo, pero no es algo exagerado, y más si se compara con otros utilitarios de menos de cuatro metros. A velocidades más elevadas, rodando por una autovía a un ritmo continuado, el ruido se reduce más si cabe, y en ningún caso molesta. Además, la mayor parte de estos ruidos son aerodinámicos y de rodadura y ninguno molesta de forma evidente.
Y llegamos al plato fuerte en este Spark, su gran maniobrabilidad urbana. Todo un privilegio. Su arquitectura mini de General Motors le dota de un conjunto que ofrece una sensación global de aplomo y seguridad. Gracias a una suspensión tradicional avanzada con eje delantero MacPherson y eje trasero semirrígido bastante dócil y confortable que facilita la mayor agilidad en circulación urbana y una gran firmeza a mayor velocidad.

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