El Chevrolet Epica, presentado en la pasada edición del Salón de Madrid, es el sustituto del Daewoo Evanda, aunque poco o nada tiene que ver con su antecesor. Se trata de un vehículo de auténtica representación disponible por un precio ajustadísimo.
La marca Chevrolet, nombre mítico de la automoción mundial, revive en Europa gracias a que Daewoo desaparece y sus productos pasan a llevar la etiqueta americana. La coreana, que durante casi una década estuvo haciendo una labor tremenda por hacerse un hueco en nuestro mercado, se esconde ahora tras la cortina corporativa de General Motors y de su emblemática marca de nombre francés para ser visible sólo en su país de origen, Corea del Sur. Pero de hecho sus productos siguen siendo los mismos, aunque ahora lleven un nombre del otro lado del Océano Pacífico (curioso que sea éste el océano sobre el que penden las tensiones políticas entre Estados Unidos y Corea del Norte; es igualmente curioso que las naciones enfrentadas sean ambas Del Norte, ¿tendrá algo que ver en su predisposición belicista…?).
Ficha técnica: Chevrolet Epica 2.5 V6 LXT Aut.: 23.975 €
Motor: 2.492 cm3, 6 cil. en V, 24v, gasolina. Potencia/Par: 156 cv a 5.800 rpm / 237 Nm a 4.000 rpm. Transmisión/Tracción: Automática, 5 relaciones / Delantera. Consumo medio: 9,3 l./100 km. Seguridad: ABS, control de tracción, 6 airbag.
Buen producto, mejor precio
A lo que vamos. El nuevo Dae… ejem, Chevrolet Epica tiene tres características principales, que son en realidad una sola: su alto nivel de acabados y equipamiento, su excelente habitabilidad y capacidad de carga y la relación que todo ello tiene con el precio final del vehículo. En el primer apartado, el del equipamiento, el Epica es un buque insignia, y como tal no le falta casi de nada. Sólo hay dos opciones disponibles (techo solar y pintura perlada), porque todo el resto viene de serie, y eso incluye los asientos de ajuste eléctrico, los limpiaparabrisas automáticos, la ayuda al aparcamiento, el climatizador automático, el equipo de audio con cargador de CD integrado y MP3, el control de crucero o la tapicería de piel. Quizás se echa de menos poder disponer de faros de xenon, de navegador y/o teléfono y especialmente de ESP, equipos que no pueden montarse ni en opción. En acabados, el Epica destaca por una calidad más que notable, aunque está claro que no hay sitio para las filigranas ni las exquisiteces. La sobriedad y la corrección son los valores máximos de este vehículo, en todos los aspectos.
En el interior, el espacio disponible no defrauda las expectativas que crea la aparatosa carrocería de este Chevrolet (más de 4,8 m de largo y más de 1,8 de ancho) y resulta generoso, con especial nota para las plazas traseras y una mueca para el maletero, que es grande pero podría serlo más (sólo 480 l), en especial porque al fondo las columnas de la suspensión trasera, de forma muy irregular y más anchas de arriba que de abajo, invaden bastante el hueco.
Y no hay gran cosa más que decir sobre el equilibrado y correcto Chevrolet Epica, que ofrece la posibilidad de adquirir un vehículo sobrio, sin extras, sin personalidades extremas, sin lujos innecesarios y, por cierto, sin versión diésel (de momento). Bueno, sí tiene algo extraordinario: su precio. Adquirir un vehículo así por menos de 4 millones de antiguas pesetas es algo inigualable, y eso por sí mismo ya resulta un lujazo.