El rescate del motor, dulce victoria de Obama, patata caliente para Romney
El rescate de Detroit en 2009 por valor de 80.000 millones de dólares es uno de los grandes éxitos que enarbola Obama siempre que tiene ocasión, para recordar los trabajos salvados de una industria que ha pasado de las pérdidas y la inviabilidad al beneficio.
‘Si el rescate del motor no hubiese salido tan bien como resultó, finalmente estaríamos hablando de una historia totalmente diferente’, indicó a Efe Barry Bluestone, decano de la Escuela de Política Pública y Asuntos Urbanos de la Universidad del Noreste.
Las encuestas dan a Obama ventaja clara en Ohio, corazón del conocido como ‘Rust Belt’, el cinturón industrial que rodea Detroit, y un estado que quien se adjudica tradicionalmente gana las elecciones a nivel nacional. ‘Según hace Ohio, así hace el país’, reza el dicho popular.
Michigan, columna del sector del motor estadounidense, encabezado por General Motors, que volvió en 2011 al número uno mundial, también se inclina hacia Obama, un revés político para Romney que nació en Detroit, durante mucho tiempo la más próspera ciudad del estado.
Además, el padre del candidato republicano, George Romney, fue gobernador de Michigan y presidente de la extinta American Motors Corporation, uno de los gigantes de Detroit que acabó asimilado por Chrysler en una lenta quiebra varias décadas después de su gestión, alabada por muchos como ejemplo de cambio de modelo de negocio.
Según Bluestone, Romney se cavó su propia tumba en esa importante región industrial con su postura totalmente contraria al rescate de los tres gigantes de Detroit que expuso en un artículo de opinión en 2008 en The New York Times titulado ‘Dejemos que Detroit vaya a la bancarrota’.
En aquella columna Romney pedía ahorrar el dinero de los contribuyentes para permitir que con una bancarrota ordenada el sector automotriz se reestructurara por sí mismo y evitar así ‘el camino suicida de menor cuota de mercado, los insalvables problemas laborales y de jubilaciones y la atrofia tecnológica’.
‘Romney no vio sorprendentemente una cosa clara: que el capital privado no iba a arriesgarse con Detroit. El equipo de Obama por su parte no sólo dio dinero, sino que obligó a la salida de directivos, pidió concesiones de los sindicatos y promovió el cambio tecnológico a un precio relativamente bajo’, opina Bluestone, que conoce personalmente a Romney de su época como gobernador de Massachusetts.
El plan de Obama se ha traducido en la creación de decenas de miles de empleos en Michigan, Ohio, Indiana o Misuri, y aunque no ha conseguido recuperar el lustre de una industria que lleva decayendo desde el año 2000, sí amortiguó el fuerte ajuste sufrido en la crisis de 2009.
Dave Green, responsable del Sindicato de Trabajadores del Automóvil (UAW) en Lordstown (Ohio), donde hoy GM produce el exitoso Chevrolet Cruze, recuerda los nubarrones que se comenzaron a cernir sobre la zona de Mahoning Valley a finales de 2008, cuando los helicópteros sobrevolaban las fábricas para conocer el valor de lo que pronto, esperaban, sería liquidado en las quiebras.
‘Hoy, Mahoning Valley tiene una de las tasas de desempleo más bajas de todo el país, la industria auxiliar de GM ha aumentado, la bonanza ha permitido mitigar la crisis inmobiliaria. Conozco a poca gente crítica con Obama’, sentencia Green.
No obstante, para Michigan y la regiones circundantes lejos quedan los años de bonanza de 1978 y finales de los 90, cuando la industria automotriz estadounidense superó la cima del millón de empleos.
Hoy los pronósticos para 2012 del Centro para la Investigación Automotriz sitúan los puestos de trabajo del motor e industria de componentes, el 80% del total, en los 660.000 empleos en todo el país con expectativas de mejora.
Detroit, una ciudad que floreció a los pies de las gigantescas torres de GM o que vio los primeros Ford T que inauguraron la era de la automoción, es un ejemplo de una dura reconversión que ha llevado a esta ciudad a perder un cuarto de su población entre 2000 y 2010, niveles comparables a los de 100 años atrás.
Bluestone recuerda que ‘aún queda trabajo por hacer. Obama ha conseguido recuperar los empleos que se perdieron durante su mandato, pero no los de los últimos años de (George W.) Bush’.
En 2008, Obama se hizo con estados tradicionalmente republicanos como Indiana, aunque ahora las encuestas dan una ligera ventaja a Romney sobre el presidente, si bien otros estados claves están inclinándose al lado demócrata de nuevo.
‘Romney es un tipo inteligente, pero su campaña no lo parece mucho. Tiene que defender cosas que no se sostienen y pese a que hay gente descontenta con la economía, cuanto (Romney) más habla de algunas de sus propuestas menos se fían los votantes. Estoy muy interesado en ver cómo explica todo esto en los debates’, resume Bluestone.
Jairo Mejía