Alemania bloquea de nuevo la negociación para limitar las emisiones de CO2 de los coches
‘Somos partidarios de no concluir esta cuestión hoy’, afirmó sin ambages el ministro alemán de Medio Ambiente, Peter Almaier, durante un debate con sus homólogos europeos, al tiempo que sostuvo que ve posible acordar ‘más flexibilidad en algunos puntos sin cuestionar el objetivo global’.
Almaier aseguró que el objetivo de su país es lograr una solución ‘lo antes posible’ y precisó que se refería a ‘semanas y no meses’, no sin antes recordar que pese a que Berlín apoya reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) está muy preocupada por el impacto que la medida tendrá en la industria del automóvil del país.
Pese a que solo el Reino Unido y Polonia respaldaron claramente a Alemania en su deseo de afinar el compromiso alcanzado en junio con el Parlamento Europeo (PE) y la Comisión Europea (CE) en favor de los fabricantes de coches; otros como España, República Checa y Portugal adoptaron una posición intermedia que finalmente decantó la balanza del lado de Berlín.
‘No somos indiferentes a las preocupaciones manifestadas por otros socios, especialmente por Alemania’, dijo durante su intervención el secretario de Estado de Medio Ambiente de España, Federico Ramos, quien recalcó que ‘tenemos que encontrar una solución, pero no cualquier solución’.
Ramos subrayó que para España resulta esencial que el acuerdo final se produzca en un plazo corto, en primera lectura, que se tenga en cuenta al PE y que se aparte lo menos posible del pacto informal alcanzado en junio; y optó por dar un voto de confianza a la presidencia de turno de la UE, que ocupa Lituania, para negociar los detalles con la Eurocámara.
En el extremo opuesto se situaron Italia, Francia, Dinamarca y Holanda, que recalcaron su deseo de cerrar la negociación hoy mismo y advirtieron de los riesgos que conlleva seguir retrasando la confirmación del acuerdo de junio e intentar introducir más flexibilidad.
La comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, recalcó en rueda de prensa al término del Consejo de ministros que ‘si finalmente no se llega a acuerdo en primera lectura corremos el riesgo de que todo se desmorone’ y recalcó que ‘el margen de maniobra para introducir flexibilidad va a ser estrecho’.
La presidencia lituana, por su parte, se comprometió a proceder rápidamente y ser transparente en sus próximos contactos con el PE, así como a mantener ‘un alto nivel de ambición medioambiental como se acordó en el trílogo’.
‘Estos acuerdos sucios y sin precedentes van a hacer los coches menos eficientes y más contaminantes’, señaló el director de vehículos limpios de la ONG ecologista Transport & Environment, Greg Archer, que también afirmó que se traducirán en precios más altos y un sector del automóvil menos competitivo.
Alemania ha protagonizado desde junio numerosos intentos por retrasar o debilitar la medida para limitar las emisiones de los coches, el último hace unos días, cuando sugirió retrasar cuatro años la entrada en vigor del límite a las emisiones de los coches.
La comisaria Hedegaard se refirió a esta propuesta en rueda de prensa y rechazó que entre dentro de lo que se entiende por una ‘flexibilidad limitada’.
El límite de 95 gramos por kilómetro fue acordado en la UE en 2008, pero no se concretaron entonces las modalidades para lograr ese recorte, ya que éstas serían objeto de una propuesta posterior y detallada de la Comisión Europea (CE).
El acuerdo informal de junio versa concretamente sobre el reglamento que define esas modalidades y que incluye opciones tan polémicas como los llamados ‘supercréditos’, que permiten a los fabricantes contabilizar sus ventas de vehículos menos contaminantes como parte de sus esfuerzos por reducir emisiones.