Mitsubishi L200
He de confesar que cada día me gustan más los modelos todoterreno, ¡incluso los pick-up! Me resultan perfectos por confort, imagen y, hoy día, también por comportamiento, tanto por carretera donde no puede estar más fuera de su ambiente por su tremendo tamaño y su mecánica preparada para otro tipo de conducción, como en el campo donde verdaderamente se desenvuelven como pez en el agua.
Es la conclusión a la que he llegado tras ponerme al volante de la quinta generación de la pick-up Mitsubishi L200 y realizar todo tipo de conducción, desde una buena cantidad de kilómetros por carretera donde se ha mostrado impecable, hasta rutas bastante exigentes con una orografía muy desfavorable y accidentada. Y esto es básicamente porque, aunque conceptualmente esté diseñada para la conducción más extrema por terrenos rotos y para el transporte de cargas pesadas, este tipo de vehículos cada vez son más dóciles para una conducción normal, ofreciendo además una gran superficie de carga en la caja, que bien puede convertirse en un maletero, lo que resulta perfecto para los amantes de los deportes y la vida al aire libre.
Y la pick-up de Mitsubishi no puede tener mejores credenciales, puesto que ya ha comercializado más de 4 millones de unidades desde que se lanzase allá por 1978, de las que hoy día siguen circulando en torno a 440.000 unidades por Europa. La que más éxito ha obtenido ha sido la cuarta generación, exactamente la anterior a la que hoy probamos, de la que se han vendido nada menos que 1,3 millones en todo el mundo.La L200 quiere ganar cuota de mercado en un segmento dominado por la Toyota Hilux
Con nuevas características, la L200 de Mitsubishi quiere ganar cuota de mercado dentro de su segmento de pick-up de una tonelada en el que en 2014 mandaba con mano de hierro la pick-up Hilux de Toyota, con cifras de ventas muy superiores al resto con un modelo de 2005, seguida de las nuevas y más modernas Ford Ranger y Volkswagen Amarok actualizadas en 2010. Mitsubishi estaba en cuarta posición con su L200 de 2005, y le seguía justo detrás la Navara de Nissan que databa de 2004.
Para un futuro próximo la competencia se va a endurecer, puesto que la llegada de la nueva Navara es inminente, de la que en un futuro (2020) derivará un nuevo modelo pick-up de Mercedes de alta calidad, así como para 2016 está prevista la llegada de la nueva Toyota Hilux, un nuevo modelo pick-up de Fiat o el Renault Alaskan.
Con este panorama, Mitsubishi estaba obligada a imponer su gran conocimiento en el mundo del 4×4, con lo que ha realizado una apuesta arriesgada. Una nueva L200 con un diseño mucho más fluido y dinámico, en definitiva menos cuadradote, acorde con los tiempos que corren, con un propulsor mucho más económico y ecológico en materia de emisiones y un comportamiento más de tipo SUV para todos los públicos, logrado mediante ballestas más largas y un chasis más rígido. Pero no han perdido el norte, puesto que han basado la gama en los acabados básicos y espartanos, ideales para trabajar, que al final ellos saben que son los que más se venden, cuyos clientes suponen nada menos que 85% del total.
Por ello las versiones básicas serán las más relevantes, denominadas M-Pro. Se completan por la zona alta en cuanto a refinamiento y equipamiento por las versiones Motion y Kaiteki, como soluciones a necesidades de ocio e imagen.
Así tenemos que la versión M-Pro se puede combinar con cualquiera de las dos carrocerías existentes, Cabina Club con la caja de mayores dimensiones en exclusiva para la versión M-Pro, y la carrocería de Doble Cabina, con habitáculo grande y caja ligeramente más pequeña, disponible para todas las versiones.
Por otro lado, le han dotado de un nuevo motor más eficiente y limpio, un cuatro cilindros MIVEC de 2.4 litros AS&G asociado a un cambio manual de 6 velocidades y con sistema Start/Stop de serie, que consigue rebajar sus emisiones de CO2 notablemente desde los 204 gr/km hasta los 169 gr/km. Presenta dos escalas de potencia con dos denominaciones diferentes, la denominada 250 DI-D de 154 cv y 380 Nm de par, que se combina con los acabados M-Pro y Motion y la denominada 300 DI-D de 181 cv con cambio automático de 5 relaciones y únicamente disponible para el acabado Kaiteki. Todas las versiones están asociadas a la tracción total con el sistema 4WD con reductora, con bloqueo de diferencial trasero exclusivamente para las versiones M-Pro.
Las mejoras se han experimentado en todos los frentes, aligerando el conjunto mediante un bloque motor de aluminio y un chasis con gran cantidad de aceros de alta resistencia que aumentan la rigidez, lo que consigue mayores prestaciones reduciendo los consumos y las emisiones. De hecho la versión de 154 cv se conforma con un consumo medio homologado de 6,4 litros a los 100 km.
A nivel diseño se ha conseguido integrar mejor la cabina con la caja, gracias a la línea en J empleada en la zona del habitáculo, mejorando notablemente el coeficiente aerodinámico. Se prescinde de las líneas redondeadas de la anterior generación para apostar por un diseño más musculoso y atlético. El frontal es muy protagonista con una parrilla cromada de grandes dimensiones sugiriendo anchura y solidez, así como sofisticación con los proyectores bixenon en comunión con las luces diurnas de LED.
La zona de carga presenta unas formas muy atractivas, sin sacrificar su capacidad de carga, con unas ópticas integradas en la carrocería como si fueran una sola pieza. Con una batalla larga para garantizar el máximo confort interior, que mejora en todas las cotas, y la máxima capacidad de carga, se mantiene en la clase de los 5 metros, con sus 5,205 metros de longitud, de los que 1,52 metros pertenecen a la caja. Ésta ha aumentado también su profundidad en 15 mm hasta los 475 mm, lo que le brinda en conjunto la mayor capacidad de carga del segmento con 1,1 m3.
El interior es la zona que más se ha refinado al estilo SUV, donde se ha mejorado la calidad y la apariencia de los materiales, así como el acceso, el confort general, la rumorosidad interior y la visibilidad desde todas las plazas. El salpicadero simétrico presenta una consola central muy limpia con una gran pantalla de información en los acabados superiores y mandos muy ergonómicos. Combina elegantes embellecedores en color negro brillo y cromado que recorren el interior y lo hacen más atractivo. La versión Cabina Club introduce unas nuevas puertas traseras asimétricas que facilitan la entrada y salida de pasajeros de las plazas traseras. Unos pasajeros que gozarán además de unos respaldos con 25º más de inclinación.
Una de las cualidades más destacadas de las que Mitsubishi le ha dotado ha sido el menor radio de giro del segmento con 5,9 metros, con lo que se convierte en el más práctico a la hora de afrontar territorio urbano.