Los clásicos taxis Mercedes tienen los días contados en Marruecos
Elegantes, robustos, alimentados con diesel y muy apreciados por los coleccionista de coches antiguos, el mítico taxi Mercedes Benz es parte del decorado de las ciudades marroquíes.
Se les ve estacionados de cualquier modo en espacios que sus conductores han destinados para ellos y normalmente circulan en largos recorridos interurbanos, aunque las carencias en el transporte público urbano ha empujado a muchos de ellos a realizar trayectos cortos dentro de las ciudades.
El ‘gran taxi’, como se llama coloquialmente en Marruecos a este vehículo, diferenciándolo así del ‘pequeño taxi’ que no tiene derecho a salir de las ciudades, tiene una capacidad de fábrica para cinco personas, pero lo habitual y tolerado es ‘enlatar’ a seis pasajeros, dos delante y cuatro detrás.
No hay horarios establecidos y sin el cupo de pasajeros, no sale el taxi, lo que obliga muchas veces al viajero a tener que esperar pacientemente a que se llene el vehículo, y si tiene prisa a pagar varios asientos para completar la tarifa total.
Tampoco puede elegirse el itinerario, y lo habitual es que el ‘gran taxi’ viaje de estación a estación, y eso lo hace más barato: quien necesite llegar hasta la misma puerta de su destino, que pague más y tome uno pequeño.
Una vez que el conductor completa el vehículo de pasajeros y aprieta el acelerador, los clientes se abandonan a su suerte en un coche con las ventanas normalmente estropeadas, asientos -en los que en su día relució el cuero negro- desgarrados hasta la saciedad, y un techo hecho trizas donde no es raro que a veces se infiltre la lluvia.
Y es que a pesar del ‘romanticismo’ que puede existir alrededor de este modelo de mercedes, la realidad es que con el paso de los años y el gran kilometraje recorrido, el vehículo se ha convertido en un medio peligroso, muchas veces causante de accidentes de tráfico y atascos.
Jalid Elhamdani, secretario general del sindicato de taxis de Marruecos, explica que se están manteniendo negociaciones entre los trabajadores del sector y las wilayas (gobiernos civiles) para que los viejos coches sean sustituidos por vehículos nuevos.
La idea, dice el sindicalista, es que el Estado ofrezca una subvención a los propietarios, como ya se hizo hace dos años con los ‘pequeños taxis’, para facilitarles la sustitución por vehículos recién salidos de fábrica.
En Marruecos, hay un total de 75.000 taxis, entre ellos 30.000 Mercedes modelos 240 y 250, que conducen un total de 300.000 taxistas en todo el país, según los datos que maneja Elhamdani, y que no han podido ser contrastados por cifras oficiales porque el ministerio competente se ha negado a ofrecer los datos.
Sin embargo, fuentes oficiales sí que apuntaron a Efe que esta medida, que tiene como objetivo principal la reducción de accidentes de tráfico y la mejora de la calidad del medio ambiente, está siendo discutida, aunque lleva años siendo objeto de debate.
‘Estos taxis se han deteriorado hasta tal punto que actualmente es un peligro hacer un trayecto de 600 kilómetros en esas condiciones’, comenta Nurdine, un marroquí que tiene una compañía de servicio de taxis.
Nurdine asegura que a pesar de que el Estado quiere ofrecer subvenciones para que los propietarios adquieran los Dacia Lodgy, montados en Marruecos y con una capacidad para siete personas, muchos no están de acuerdo porque les supone un gran esfuerzo económico.
Los profesionales del sector están convencidos de que al viejo Mercedes Benz, cuya importación desde Europa arrasó en Marruecos hace varias décadas, ya no le queda mucho tiempo de vida.
En definitiva, parece que sobre esta reliquia en la que muchos turistas ven el toque de autenticidad que esperan encontrar en Marruecos, se cierne la amenaza del desguace en un país que paso a paso moderniza sus infraestructuras.