Madrid retorna a un salón del automóvil comercial con guiños a la tecnología
En la primera jornada de esta muestra celebrada en los recintos feriales de IFEMA, el aspecto comercial está sometido a los criterios de cautela, pues la inmensa mayoría de las marcas presentes consultadas no han querido hacer evaluaciones a priori sobre los resultados económicos o previsiones de ventas de coches que se pueden obtener en estos cinco días de exposición de productos.
Lo que sí han hecho buena parte de ellas es anunciar en su catálogo ofertas en precio muy atractivas, lo que añade nuevos estímulos a un comercio ya saturado de promociones que, entre planes PIVE y descuentos, se sitúan de promedio en el entorno de los 4.000 euros por coche.
La organización del salón apunta como puntos fuertes del evento que Madrid es un mercado que copa aproximadamente todos los meses el 30 % de las matriculaciones de turismos, al tiempo que influye sobre un radio geográfico de territorios colindantes que añade 10 puntos porcentuales a esa cuota.
En este salón no es extraño advertir que sean los concesionarios, en el congreso anual de la patronal Faconauto los que hayan querido animar el cotarro con predicciones de próximos crecimientos de mercado hasta 2017, acompañadas de una mejora de las magnitudes macroeconómicas que ponen proa a la deseada recuperación, premoniciones destinadas a insuflar ánimo en un consumidor rodeado de circunstancias adversas en fiscalidad y necesaria dotación de provisiones para servicios básicos en discusión.
Un salón comercial puede resultar oportuno en una coyuntura en la que los expertos, ateniéndose al progresivo envejecimiento del parque automovilístico español (la edad media está en 11,3 años) y a una velocidad de crucero en las ventas en los últimos años un 50 % por debajo de su potencial real, argumenten que hay una bolsa de 2 millones de automóviles en urgente y necesario proceso de renovación en las economías domésticas y empresariales.
La imaginación juega, pues, todas sus bazas, y entre ellas, está la dotación de las nuevas tecnologías en los automóviles con aplicaciones de última moda que ya se incluyen en los catálogos de opciones de la oferta expuesta.
Marcas a la vanguardia en este apartado, como Mercedes y Volvo, han hecho hincapié en esta circunstancia.
La alemana, con una tarjeta que codifica los pormenores de los distintos elementos del coche para, en un hipotético accidente, los servicios de auxilio puedan rescatar a los accidentados sin riesgos añadidos en la manipulación de estos componentes.
La sueca, rememora su 50 años en el diseño de sillas infantiles con una nueva generación hinchable de este aditamento, sin olvidar sus avances en la conducción autónoma.
Un salón español ha tenido su modelo español en forma de primicia, solo visible en monitor y no palpable en el ‘stand’ correspondiente. Nissan ha dado a conocer en este escenario el retorno al segmento compacto con el Pulsar, una creación procedente de mercados asiáticos, que llega a Europa desde el centro de producción de la marca japonesa en la Zona Franca de Barcelona.
Una queja, en voz baja, pues no es cuestión de molestar, pero diversos directivos de las marcas presentes, han susurrado que el rango de jerarquía de este salón se ha visto minorado con la inauguración por parte de líderes locales y ausencia total del Gobierno Central.
Ello no se corresponde, según algunas voces, con las alabanzas que, desde ese entorno de poder, se proclaman hacia el automóvil en el cambio de tendencia de crisis a la recuperación que se adivina en el horizonte.