El nuevo plan AIRE clasificará los vehículos según su potencial contaminador
La fuente de emisión de los principales contaminantes identificados en el ambiente, partículas en suspensión y ozono troposférico, es el tráfico automotor de las grandes ciudades, añade el documento al que tuvo acceso EFEverde y que prevé incluir criterios de calidad del aire en el impuesto sobre vehículos.
Entre los objetivos específicos identificados para controlar la contaminación ambiental, 12, de un total de 51, están relacionados con el tráfico rodado, con 23 medidas diferentes.
Para reducir las emisiones derivadas de la circulación, además de regular y controlar la velocidad a nivel nacional, se propone acotar los flujos de tráfico en zonas urbanas y metropolitanas con ‘coronas de velocidad’ y calles con limitaciones de 20, 30 y 50 kilómetros por hora.
Se creará, además, un marco normativo estatal para la implantación de Zonas de Bajas Emisiones.
Entre los objetivos se enumera, entre otros, el apoyo al uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo y la recogida de restos de poda en plantaciones de frutos cáscara para la producción de biomasa.
El resumen ejecutivo del Plan reconoce que en España se superan de manera ‘frecuente y generalizada’ los valores objetivo de ozono troposférico y se registra una elevada concentración de partículas y dióxido de nitrógeno en la atmósfera.
La norma establece medidas dirigidas a reducir las emisiones de sectores concretos, como industria, construcción, tráfico, aeropuertos, agricultura y ganadería, residencial y comercial e institucional.
Aunque en el Plan se señala que se ‘prioriza’ la concienciación, la sensibilización y la información, frente a las actuaciones restrictivas o impositivas, contempla la creación de un grupo de trabajo para evaluar la posibilidad de incluir criterios de calidad del aire en el impuesto de circulación.
Con el nuevo Plan AIRE, la Administración se propone cumplir con la Directiva 2001/81/CE, sobre techos nacionales de emisión de determinados contaminantes atmosféricos y adoptar medidas para reducir las de amoniaco y óxidos de nitrógeno, principalmente, rebajar las de dióxidos de azufre y compuestos orgánicos volátiles, precursores del ozono, por su ‘incumplimiento puntual en algunas zonas’.
Estos contaminantes, añade el escrito, deben contemplarse desde la perspectiva sanitaria, ya que son precursores de partículas secundarias, cuyo impacto en la salud es cada día más evidente.
Reducir su concentración en la atmósfera, apunta, ‘permitirá cumplir con la normativa europea e internacional y ayudará a minimizar los impactos de la contaminación sobre la salud, que es el fin último que persigue la Ley 34/2007’.
El Plan AIRE tiene como finalidad última mejorar la calidad del aire, garantizar la protección de la salud y de los ecosistemas porque el aire, reconocen, ‘no entiende de fronteras’.