Históricamente, uno de los descapotables deportivos por excelencia más reconocidos y demandados del mercado a lo largo de todas sus generaciones ha sido y sigue siendo el pequeño Mazda MX-5, que tras casi un millón de unidades vendidas en total que le han valido para entrar incluso en el Libro del Récord de los Guiness por su gran éxito a nivel mundial, aumenta la gama con una nueva versión Roadster Coupé de techo duro y nosotros no hemos dejado pasar la oportunidad de ponernos a sus mandos y descubrir cuáles son las mayores ventajas de taparse con un techo rígido.
a favorAgilidad y diversión al volante.Motor potente y progresivo.Precio ajustado.en contraHabitabilidad reducida.Escaso espacio de maletero.Motor algo ruidoso.
Durante el año 2006 se presentó la tercera generación de este emblemático modelo con su característica carrocería biplaza y su clásica capota de lona plegable, teniendo una aceptación más que notoria, por lo que poco después tras la insistencia de los clientes se ha lanzado esta versión con techo duro. A primera vista, pocos cambios se aprecian entre una y otra versión, aparte del rasgo eminentemente estético de que el techo de lona se pueda elegir entre tres colores básicos que contrastan con la carrocería mientras que el techo duro va pintado en el mismo color de la carrocería o de las ventajas que supone una capota rígida frente a una de lona, que estriban por concepto en una mayor protección frente a las inclemencias del tiempo y un mejor aislamiento de los ruidos procedentes del exterior.
Por todas estas ventajas de la versión Roadster Coupé y con un pequeño sobreprecio de 1.950 euros sobre el Roadster hasta alcanzar los 25.200 euros en nuestra unidad con motor de 1,8 litros, se muestra como una alternativa más que recomendable si lo que se busca es un deportivo biplaza descapotable de comportamiento ágil y deportivo que permita disfrutar al máximo de la conduccción, que al tiempo ofrezca un confort interior similar al que ostentan los más modernos coupé-cabrios de cuatro plazas que están tan de moda en la actualidad. Como rival directo encontramos al Peugeot 207 CC, mientras que entre los posibles rivales de precio y gama superiores figuran el Audi TT o el BMW Z4 Roadster, estos dos últimos con el handicap de que ofrecen únicamente capota de lona o una capota rígida integral no plegable por un sobreprecio muy alto y motores siempre más potentes y caros que nuestro pequeño MX-5.
Uno de los aspectos más relevantes históricamente en el Mazda MX-5 es su recogido diseño fluido y dinámico que tanto ha cautivado al público. Y en esta nueva generación se ha ido un paso más allá en diseño presentando un conjunto de dimensiones algo superiores que le otorgan más presencia e imagen, así como una mayor habitabilidad y estabilidad de marcha ejemplar, aunque siempre conservando los principios fundamentales de su estilo roadster biplaza, con un gran morro y una recortada trasera de aspecto deportivo que brinda unas sensaciones muy dinámicas y una integración entre hombre y máquina perfecta para disfrutar al volante.
Lo primero que nos llama la atención a nivel estético de esta específica versión Roadster Coupé es el bonito techo rígido que lo cubre que, acostumbrados a verlo por las calles con capota blanda, sugiere algo más de dinamismo y potencia dibujando una imagen más musculosa e igual de equilibrada. En cuanto al diseño general y dado que se partía de una carrocería originariamente descapotable, sólo la parte trasera ha experimentado algún cambio respecto a la versión con techo de lona, con motivo de adaptar el techo rígido de la forma menos traumática posible. El resultado ha sido una integración perfecta que combina las características visuales fundamentales del Roadster de toda la vida, con su agresivo frontal largo, su pequeña superficie acristalada, los amplios pasos de rueda y la alta línea de cintura, con una trasera de mayor presencia con la cubierta trasera elevada en 40 mm para dar cabida al techo rígido sin necesidad de invadir el espacio del maletero y unas aletas más voluminosas, generando una imagen incluso más sólida y atlética que la versión de capota blanda.
Las dimensiones de ambas versiones en longitud, anchura, distancia entre ejes o anchura de vías, es exactamente la misma, no así la altura total que es 10 mm superior en la versión con techo rígido por el diseño curvo del techo duro realizado en material plástico Composite, que permite unas líneas curvas muy sugerentes y elegantes y la integración de un cristal trasero algo mayor que concede más visibilidad. Por otra parte, la capota rígida sólo supone 37 kg más de peso, con lo que la agilidad y ligereza del MX-5 se mantiene casi intacta.
Todo orientado hacia el conductor
Todo en el MX-5 además de tener una importante carga de diseño goza de unas cualidades de funcionalidad excelentes, que quedan patentes fundamentalmente en un interior de configuración muy deportiva donde la habitabilidad de los dos pasajeros juega un papel protagonista. La imagen está protagonizada por un salpicadero sencillo que integra en su centro una consola central plana ubicada muy al alcance del conductor y alberga sistemas de seguridad y confort como el de climatización y de audio, así como el sistema de cierre y apertura de las puertas y de la capota. La postura de conducción es muy deportiva mediante unos asientos de gran sujeción realizados en tela colocados en posición muy baja y un volante de piel de tres radios con mandos integrados regulable en altura y con una orientación muy vertical. La pequeña palanca del cambio de corto recorrido y gran precición, muy al alcance del conductor, favorece esta postura deportiva y una gran agilidad en la conducción. A través del volante se puede controlar perfectamente el cuadro de instrumentos, protagonizado por dos grandes relojes que miden la velocidad y las revoluciones y un tercero central más pequeño como indicador de nivel de combustible.
La nueva capota rígida del MX-5 es un prodigio de compacidad, puesto que se pliega en el mismo espacio que lo hace la de lona sin quitar ni un litro de capacidad de los 150 disponibles en el maletero, y se convierte en la más rápida del mercado tardando tan sólo 12 segundos en plegarse y dejar el habitáculo a cielo descubierto. El proceso es semiautomático, por el que hay que soltar el bloqueo central de la misma para luego actuar con los botones de la consola siempre con el coche parado.
El equipamiento del MX-5 Roadster Coupé incorpora cantidad de elementos de seguridad y confort muy interesantes, como cuatro airbags de serie, entre los que se incluyen dos laterales que protegen la cabeza y el tórax de los ocupantes, anclajes Isofix en el asientos del acompañante, columna de dirección y pedales colapsables en caso de accidente, ABS con distribución electrónica de la frenada EBS y control de estabilidad dinámica DSC con control de tracción de serie en toda la gama. La versión de 1,8 litros con acabado Active + de nuestra prueba llevaba llantas de aleación de 16 pulgadas y sistema de sonido Mazda, que incorpora un adaptador para iPod que reproduce y carga el aparato.
Dinamismo ‘Zoom-zoom’
Como ya hemos comentado, el propulsor que movía a nuestro MX-5 Roadster Coupé es el 1.8 litros de cuatro cilindros y 16 válvulas ubicado en posición central longitudinal que favorece un comportamiento súmamente estable y dinámico mediante la entrega de la fuerza al eje trasero. Este motor entrega una potencia de 126 cv a 6.500 rpm y un par máximo de 167 Nm a 4.500 rpm, que le permiten conseguir unas prestaciones muy buenas, como una aceleración de 0 a 100 km/h en 9,6 segundos y una velocidad máxima de 215 km/h, alcanzando hasta 5 km/h más que la versión Roadster mediante una aerodinámica optimizada. Los consumos no son precisamente bajos, pero tampoco llaman la atención por ser demasiado elevados, dejando el consumo medio en 7,3 litros a los 100 km.
El dinamismo del MX-5 Roadster Coupé es excelente, incentivando a la conducción deportiva un nuevo sistema de escape elaborado para emitir una excitante sinfonía a partir de las 5.000 rpm y mediante un exquisito cambio manual de 5 velocidades rápido y preciso que agiliza la conducción. Toda esta dinámica se ve favorecida por un chasis sumamente rígido y muy ligero, que tan sólo pesa 37 kilos más que el de la versión Roadster, que adopta amortiguadores algo más resistentes delante y detrás para contrarrestar el aumento de peso, añadiendo una barra estabilizadora más gruesa en el eje delantero. Todos estos pequeños detalles hacen que el nuevo Roadster Coupé se comporte de forma algo más refinada y confortable, así como sus reacciones sean más nobles que en la versión de capota de lona, con lo que la diversión al volante es similar y la seguridad más elevada.