Rudo y contundente
Autocity os plantea la prueba de un coche poco común, que forma parte de la ofensiva de Dodge para entrar en el mercado europeo, y también en el español. La marca americana aún no tiene una oferta variada para competir de tú a tú con las factorías automovilísticas de nuestro continente, pero poco a poco va sacando nuevos modelos como éste que nos ocupa, el Nitro o el Caliber -el primero de todos con permiso del Viper, que comparte carrocería con su homólogo de Chrysler-.
a favorEstética original.Consumo ajustado.Habitabilidad.en contraInsonorización del habitáculo.Acabados y ajustes interiores.Motor perezoso.
El Avenger es una apuesta para rivalizar con berlinas medias como el Mazda 6, el Renault Laguna y el Ford Mondeo, entre otras, además de las competitivas Chevrolet Epica, Hyundai Sonata, o su primo, el Chrysler Sebring. Y para garantizar su europeización la casa del carnero tiene claro que una versión diésel es fundamental.
Como nosotros pensamos de la misma manera, nos hemos decantado por el 2.0 CRD. Una promesa económica por equipamiento, prestaciones, consumos y fiabilidad, contando que dicho propulsor es el del grupo Volkswagen.
Nos ponemos al volante de un cuatro puertas poco convencional, en el que la estética juega un papel definitivo a la hora de su adquisición. Una opción para los amantes del diseño americano -hot rods, dragsters y demás ‘salvajadas’ musculosas-, con la practicidad y economía de una mecánica diésel.
¡Señoras y señores con ustedes el coche de los rodeos! ¡Yiiihaaaaaaaa!
Tenemos que reconocer que las líneas del Avenger son atractivas -si se me permite, mejor sin alerón- por sus marcados pasos de rueda y rasgos angulosos. No podemos dejar de verlo como protagonista de una posible secuela de Transformers.
La imagen del típico coche americano con una apariencia cuadrada y robusta es la principal baza que impone en la carretera, ayudado por sus tremendas medidas y su frontal cabreado -nunca mejor dicho- de brillos cromados. Este Dodge mide 4.850 mm de largo, 1.843 de ancho y 1.497 mm de alto. ¡Brutal!
Dentro es espacioso, pero no tanto como imaginamos al verlo por fuera. Cinco personas van sin problemas, aunque son las plazas delanteras las verdaderas beneficiadas de semejante generosidad estética. El maletero tiene una capacidad algo justa, 438 litros, teniendo en cuenta la longitud de nuestro amigo americano, y no es posible su apertura si prescindimos de la llave o del botón interior.
La calidad de los materiales y sus ajustes no es buena -detalles por los que los automóviles del otro lado del charco no suelen preocuparse-, pero a cambio el equipamiento SXT -que nos ocupa- incluye asientos de cuero calefactables, navegador, DVD integrado en el reposabrazos central con mando a distancia, salidas de audio auxiliares, control de velocidad de crucero y techo de cristal eléctrico, además de los elementos de seguridad activa y pasiva.
Rabiosamente tranquilo
El motor que monta el Dodge Avenger es uno de los bloques turbodiésel más populares del mercado, el 2.0 TDI de la factoría Volkswagen. El gigante alemán ya ‘prestó’ su motor estrella -por ser el más demandado de la gama- a Mitsubishi, manteniendo la garra que le caracteriza.
Por eso, nos frotamos las manos al ponernos al volante de nuestro Dodge. Arrancamos y notamos la brusquedad típica de los TDI, pero acentuada por la deficiente insonorización del habitáculo americano. Las marchas se suceden y tenemos la sensación de ir en un coche de potencia inferior a los 140 cv anunciados, puede que sea por su peso –1.635 kg– o por una caja de cambios de 6 velocidades de escalonamiento sorprendente, y relaciones cortas, para una mecánica de gasóleo de este potencial.
Aún así, el Avenger consigue una velocidad máxima de 200 km/h y acelera en 10,5 segundos hasta los 100 km/h. No es sobresaliente en sensaciones al volante, pero consigue unas cifras dignas, algo normal en la filosofía de los coches estadounidenses. Por el contrario, el consumo de semejante mole no se parece al de sus compatriotas y destaca por ser contenido, pues se conforma con 6,2 litros a los 100 km en ciclo combinado -una cifra destacable por las líneas poco aerodinámicas del coche-.
En ciudad sus dimensiones no son las indicadas para sentirse como una gacela entre el tráfico diario. Además al maniobrar la estética nos engaña, ya que la línea de la carrocería que invade las ventanillas posteriores hace que creamos tener siempre un coche situado en nuestro ángulo muerto. En carretera es confortable gracias a una suspensión poco consistente, si pretendemos pasos por curva a ritmo elevado.
26.785 euros es el precio que hay que pagar por esta completa versión equipada con lo último en tecnología multimedia, que se distingue por un diseño original dispuesto a conquistar nuestro país con la más pura imagen americana.