Cadillac CTS 3.2

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EL INFILTRADO

El CTS se posiciona como una alternativa basada en una imagen y un estilo claramente identificable con los gustos americanos, pero fácil de asimilar por los compradores europeos, especialmente por los que están más aburridos de la preponderancia germana entre las berlinas de prestigio.

Cadillac propone un estilo diferente de entender el lujo, mucho más orientado a asegurar comodidad y suavidad a toda costa que a ofrecer un comportamiento básico claramente deportivo. El CTS es una berlina de línea diferente y representativa, de esas que a nadie deja indiferente. De hecho durante la semana en la que pude disfrutar de él comprobé que el mundo se divide en dos grandes grupos enfrentados: los que defienden su atractivo y los que critican su estética.
  No cabe duda de que el envoltorio es arriesgado, pero más allá de que guste o no, es indiscutible que los diseñadores de Cadillac han creado las marcadas aristas del CTS con sumo cuidado. En su interior el extraño diseño del salpicadero sorprende tanto como por fuera, aunque el completo equipamiento no deja lugar a dudas de las intenciones de este Cadillac.
Mecánicamente no es tan rompedor, pero tiene lo que hay que tener para estar al día, tanto por esquemas de suspensiones como por motor. El V6 3.2 litros de 218 caballos es la opción más potente de la gama, que por debajo cuenta con el respaldo de otro V6 de 2.6 l. y 181 cv. En definitiva el CTS es una berlina de lujo cómoda y bien equipada, muy agradable para viajar, estable y segura. Probablemente en América consideren que se trata de un coche con cierto carácter deportivo, y es cierto que practicando una conducción dinámica es capaz de comportarse con intachable dignidad, aunque siempre por detrás de los mejores europeos en este aspecto.
Carlos Lera , Autocity.
4 de diciembre de 2003.

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