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UN DOCIL FAMILIAR INGLES
La combinación de calidad y buen gusto es un ejercicio de estilo con el que Rover ha ‘dado en el clavo’ creando un producto claramente diferenciado. Tras tiempos de incertidumbre en Rover, la serenidad inglesa queda plasmada en este familiar al que sólo le podemos encontrar un defecto reseñable: tiene mucho cuerpo para tan poco corazón.
Y es que su motor diesel de 116 caballos mueven con clase aunque con lentitud su elegante figura. Es el primer producto que MG-Rover lanza tras su divorcio con BMW.
Jorge Rubio, Autocity
14 de Noviembre de 2001
DISEÑO Y EQUIPAMIENTO
Llama la atención sin duda por sus acabados y diseño. Entrar en él es acceder a una dimensión muy especial; es gozar del gusto por la combinación de suaves tonos con materiales de buena calidad. Piel en volante, palanca del cambio y asientos, con un acertado ribeteado beige, elementos cromados, marquetería de gran calidad, relojes de toque ‘retro’…
No es exagerado decir que casi ningún vehículo del mercado puede presumir de un diseño tan especial y agradable como el realizado por Richard Wooley. La insonorización es realmente buena; pero dado que la unidad de pruebas tenía escasos kilómetros no es lógico el ruido que procedía del salpicadero, que delataba un ligero desajuste en alguna pieza.
El equipamiento es muy completo, con un práctico y eficaz climatizador independiente para conductor y pasajero. En la consola central, y de procedencia BMW, encontramos toda la información del equipo de audio y del navegador en incluso la televisión si adquirimos estos dos elementos como una única opción denominada ‘Sistema de Navegación High Line’, a un precio de 3.005,06 (500.000 pesetas)… ¡casi nada!. La regulación eléctrica de los asientos contribuye a proporcionar estas sensaciones, al igual que el volante ajustable en altura y profundidad. La ergonomía en el diseño de todo es notable y disponemos multitud de huecos portaobjetos.
En cuanto a su maletero, los 400 litros de carga estándar son pocos para su categoría, pero ofrece formas regulares y de fácil aprovechamiento. Posee una buena longitud de carga si abatimos los asientos (un volumen de 1.622 litros) y dispone de una útil red enrollable (opcional) para imposibilitar que los objetos rebasen el espacio destinado para ellos.
No suele ser frecuente una carrocería familiar con tanta elegancia. Incluso más que muchas berlinas medias-grandes. En la parte frontal sus cuatro faros redondos y la parrilla emanan un espíritu clásico muy inglés. Las suaves líneas se extienden hasta la nueva zaga con piezas cromadas que recorren la carrocería; son muy bonitas, pero de poca utilidad para defensa de paragolpes y puertas. Los retrovisores exteriores también están cromados y se pliegan eléctricamente.
Las llantas de 16′ que montan neumáticos 205/65, ayudan a mejorar el aspecto estético aunque son algo grandes y esto redunda en unos consumos altos ya de por sí para sus prestaciones.
En marcha
EN MARCHA
Una vez puestos en marcha percibimos rápidamente que el motor necesitaría más empuje para estar al nivel del noble bastidor. Los 116 cv del motor 2.0 CDT de origen BMW con tecnología ‘common rail’ se quedan cortos. Por lo menos la respuesta es muy suave y progresiva. El control de tracción que incorporaba la unida de pruebas, opcional a 384,65 (64.000 Ptas.), se hace innecesario, a parte de ser alarmista y entrar en acción a las mínima oportunidad.
Los consumos son algo elevados. En nuestras mediciones en un uso combinado (30% ciudad y 70% carretera y autopista) rondaron 8 litros de media cada 100 kilómetros.
La puesta a punto de las suspensiones tiene la firmeza justa. Lo fundamental para el 75 Tourer es hacer la marcha muy agradable a los ocupantes, con una intachable seguridad dinámica, pero sin entrar en sus planes las veleidades deportivas. La carrocería no acusa excesivas inclinaciones gracias en gran medida a su esquema ‘multilink’ independiente trasero.
La dirección poco asistida acusa todo esto con un comportamiento lento y torpón. No así el cambio, con una engranaje de las relaciones que se realiza con suavidad y precisión, aunque el pomo es excesivamente grueso. Se echamos de menos mayor visibilidad trasera, defecto que se acentúa si llevamos puesta la cortinilla.
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