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POTENCIA Y COMODIDAD A RAUDALES
Nunca antes industria aeronáutica y automovilística se han dado tan estrechamente la mano como en el caso del Volvo S60 T5. Cuesta empezar a describir un modelo como el que nos ocupa, puesto que la excelencia rebosa por todos los lados y uno se siente sobrepasado, abrumado. Veamos.
Ernest Viñals
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Empezaremos por la verdadera joya de este coche: su propulsor. Aunque la base es la misma que en las versiones atmosféricas, la incorporación de la turbocompresión ha cambiado por completo el comportamiento, así como (evidentemente) su rendimiento. En el T5 el motor entrega 250 CV (nada menos), lo que permite a un conjunto de casi 1.600 Kg acelerar de 0 a 100 en 6,8 segundos. Lo mejor, no obstante, es la extraordinaria respuesta a la menor insinuación del acelerador; un estornudo sobre el pie derecho nos pone el corazón al borde del infarto prácticamente en cualquier marcha y a cualquier régimen por encima de las 2.500 rpm.
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Un buen motor no es nada sin un buen cambio. En el T5 se monta opcionalmente una caja de cambios llamada Geartronic que permite funcionar en modo automático o secuencial. Con ella, no sentirse como un piloto de rallyes es difícil, ya que aúna la comodidad y rapidez de respuesta del cambio automático con la precisión y el control del cambio manual.
No quedan muchas cosas por decir del equipamiento de todo un Volvo. Vale la pena remarcar que aún tratándose del acabado más alto (Optima), la lista de opciones es interminable y capaz de satisfacer al más insaciable de los compradores. Es por ello que, saliendo a un precio básico de 6.140.000 ptas, la unidad probada añadía casi 2 millones más en opciones ¡y aún se quedaba equipamiento en el tintero! Sin duda, con el S60 T5, el despegue es inmediato.