Los manifestantes cantaron lemas contra el Gobierno como ‘Revuelta hasta la victoria’ y contra el rey bareiní, Hamad bin Isa al Jalifa, mientras marchaban por las estrechas calles de la localidad.
La protesta tuvo lugar a escasa distancia del aeropuerto donde la policía custodiaba los vehículos y equipos mecánicos llevados al país con ocasión de la carrera.
‘Por nuestra libertad, no a la Fórmula Uno’, se podía leer en una de las pancartas, al tiempo que los participantes pedían la liberación de los prisioneros políticos, incluido el destacado activista bareiní Abdulhadi al Jawaya, que también tiene nacionalidad danesa y se encuentra en huelga de hambre desde el pasado febrero.
Los opositores anunciaron hoy que han organizado protestas pacíficas durante los días que dure el Gran Premio con el objetivo de dar visibilidad a sus demandas.
‘Queremos acabar con la dictadura y traer la democracia’, apuntó el secretario general del partido opositor chií Al Wefaq, Sheij Ali Salman, que consideró la situación política interna ‘mucho más importante’ que la competición deportiva.
Estos grupos critican que el régimen quiera dar una supuesta imagen de normalidad hacia el resto del mundo acogiendo la Fórmula Uno mientras continúan las protestas que estallaron hace un año.
Las autoridades, por su parte, han insistido en que están preparadas para el Gran Premio y asegurar la seguridad de los equipos y visitantes, mientras que la organización de la carrera considera que no hay riesgos en ese sentido.
La organización Amnistía Internacional, por su parte, difundió hoy un informe en el que apunta que las reformas prometidas en Baréin no se han implantado y que prosiguen las violaciones de derechos humanos.
Por su parte, Médicos sin Fronteras destacó hoy en otro comunicado que la población sigue teniendo miedo a acudir a los hospitales públicos de Baréin, donde se producen discriminaciones, acosos y malos tratos.
Los heridos durante las manifestaciones prefiere ir a centros privados para evitar ser arrestados, según la organización médica, que suspendió sus actividades en el país del Golfo después de que a varios de sus miembros se les denegara su ingreso en marzo pasado.
Desde el inicio de las protestas en febrero de 2011, han muerto al menos 70 personas en Baréin, mientras que miles han sido detenidas y decenas condenadas a penas de prisión, de acuerdo a los datos de la oposición.
Baréin es un pequeño reino del golfo Pérsico, en el que el 70 % de la población es chií, aunque está gobernado por una monarquía suní.