Rallyes…

PASAN LOS AÑOS… REVIVE LA HISTORIA

La evolución del automovilismo de competición, encierra en su pasado y en la memoria de muchos, la destreza, la pasión y el rugir de antaño de los competitivos vehículos.

Si nos trasladamos a los años 60-75, el impulso y la inquietud que adquirió la competición a nivel de Rallyes fue gloriosa, tanto por los pilotos, como por los coches, que en aquellos momentos estaban en la brecha de la actualidad.

Recordaremos los 600 Abarth, los 1430 Fu, los Alpine Renault, los Simca Rallye, los Mini Cooper,etc…equipados al máximo y con las mecánicas más que exprimidas para ganar algún que otro caballo.

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Fue una época en el que el tuning no existía como tal, pero sí que las preparaciones eran verdaderas obras de arte , auténticas y reales configurando y adaptando los coches con el equipamiento adecuado que obraba en las mismas marcas, ejemplo de ello, es, si observamos los Abarth, nos daremos cuenta que todos llevan las mismas llantas y los equipamientos de la carrocería iguales, lo mismo pasa con los 14,30 y los Alpine Renault. Lo cierto es, que se buscaba una estética pura y de competi ción, que escondía en sus entrañas los mil y un intríngulis que los profanos no percibíamos, pero sí acentuábamos en el pensamiento, que potentes son estos coches, cuanto corren.

Practicamente todo entraba dentro de una fórmula de unión entre el piloto-co-piloto y la máquina, igual pasa ahora en la actualidad, pero, en aquella época la falta de medios quedaba camuflada, en la gran ilusión del equipo. Faltaba tiempo, la lucha desesperada comportaba más problemas de lo previsto, pero el ataque era constante y para la afición que seguíamos la lucha era embriagador, una fiesta, un estímulo que nos conducía al gran sueño del motor.

En el marco de la competición extrema, el afán y la lucha es continua, para poder conseguir el mejor puesto posible en la clasificación, nervios y problemas mecánicos, responsabilizan a los pilotos constantemente.

Hace pocos días tuvo lugar en Barcelona la salida del ‘V Rallye Monte-Carlo Historique’ en donde se concentraban más de 80 equipos. A primera hora de la mañana fueron llegando al parque cerrado los participantes, para verificar y formalizar las documentaciones, quedando los vehículos ex- puestos en el recinto . Era la hora de admirarlos, de trasladar la mente a la época, de recordar con la mirada, casi acariciando sus siluetas, el esplendor histórico que uno a uno, color a color, habían alcanzado. Por  parte, la lealtad de sus pilotos, su mirada, su ilusión, quedando inmersos al traslado del tiempo, de una época gloriosa, que perdura, unos compitiran, otros disfrutaran de una salida nostálgica con más o menos equipo y otros tras el recuerdo homenajean a los grandes de su época, pero todos, sin agobío, sin ataque y con la sonrisa al aire, nos cobijan al abrigo de la afición.

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