Volkswagen New Beetle Cabrio
Desde que Volkswagen decidió resucitar el mito del Escarabajo en el año 98, el coche del pueblo ha cambiado mucho. Tanto que ahora no es precisamente el utilitario económico que todos pueden disfrutar. Y es que llevar el nombre de un mito se paga, y sino que se lo digan a su rival más directo, el Mini. ¡La fama cuesta!
Este capricho hecho a la medida de los fanáticos de los clásicos reciclados -y de los niñ@s pijos, con todos mis respetos- tiene mucho en común en sus líneas de diseño con el mítico Escarabajo, creado por Ferdinand Porsche en 1934 y remodelado en 1949 por Karmann, para presentar el modelo cabriolet. Y ese es el encanto del New Beetle, un coche que recupera la Historia, de la que su antecesor fue protagonista, para no olvidarla. Un vehículo -del que se fabricaron 21.529.464 unidades– lleno de recuerdos de juventud para muchas generaciones que, todavía con nostalgia, piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor
Las modas vuelven
Si ponemos un modelo antiguo al lado del actual, hasta la persona menos entendida sabe que esos dos coches tienen el mismo nombre. Y para mantener sus bases, el actualizado cabrio alemán no ha cambiado gran cosa en lo que apariencia se refiere. La aerodinámica se ha mejorado, pero sin influir en el diseño para que los “ojos” del Beetle sigan manteniendo su encanto, aunque con un ligero toque de modernidad.
El New Beetle tiene la estética de un cabrio de toda la vida con su capota de lona, eso sí, eléctrica y muy rápida -sólo 10 segundos-. Sin olvidarnos de detalles muy “cucos” como la funda para tapar la capota -cuando la hemos quitado- lo que aporta un look surfero bastante molón, tan de moda entre las nuevas generaciones. Tampoco podemos olvidar la tradición “hippy” del utilitario alemán -como la de otros modelos de la marca- a la que hace guiños con el diseño interior con un cuadro de mandos pequeño y redondo que evoca al primer Escarabajo, o el soporte para la flor -que se puede llenar de agua- a la derecha del volante, recordando el más puro espíritu “flower power” aún vigente gracias al “revival” de las modas.
La gente de Volkswagen sabe que el comprador de este coche es una persona que no busca el placer de conducir en la velocidad -aunque corre bastante- ni en la aceleración -aunque sube bien de vueltas con un régimen de motor bajo y medio muy gratificante- sino que busca algo más. Un coche de estética clásica y peculiar en los tiempos que corren, pero con las prestaciones de cualquier coche actual. Un clásico renovado que mantiene vivo el nombre del mito, pero sobre todo su imagen.
Todas estas sensaciones se suceden mientras lo conduces, dando más valor a su privilegiada imagen que a las prestaciones. El motor de la versión probada es el 1.9 TDI de 105 cv montado en el Golf, A3 y otros modelos del grupo. Su comportamiento es ejemplar y muy ágil, permitiendo cruceros desahogados. La versión que conducimos, con ruedas de 225 mm de ancho, llantas de 17 pulgadas y suspensiones bien calibradas, da un conjunto muy estable, con la única pega para los conductores más “nerviosos” de que hunde el “morro” en curva cuando entramos fuerte. Pero lo dicho, si quieres este coche no buscas una conducción extrema, sino rememorar un mito, y eso no tiene precio… bueno sí, de 28.690 euros para arriba.