Fotos de la prueba del Ford C-Max 2.0 TDCi 140 Titanium
En los tres cuartos delantero, el Ford C-Max destaca por unas líneas deportivas y afiladas, enfatizadas por la línea de techo al estilo coupé y las ventanillas traseras oscurecidas.
En los tres cuartos trasero, el Ford C-Max ofrece unas proporciones igualmente dinámicas con un spoiler superior coronando la luneta trasera y un portón de gran tamaño escoltado por unas ópticas de proporciones rectangulares que le otorgan una mayor sensación de anchura.
En el frontal del nuevo C-Max, Ford implanta su nueva filosofía de diseño con la parrilla dividida en dos partes, la superior más estrecha y la inferior, con forma trapezoidal y ensanchada.
Las dimensiones compactas del Ford C-Max se aprecia en su silueta exterior, con una longitud total de 4,38 metros y una altura de 1,62 m.
La gama Ford C-Max presenta un único motor gasolina, el tricilíndrico 1.0 EcoBoost de 125 cv de potencia, y tres diésel TDCi de 95, 115 y 140 cv, asociados todos a cambios manuales de seis velocidades, menos el 140 diésel que puede montar el automático “Powershift”.
El conjunto trasero del Ford C-Max está presidido por un alerón superior y un portón de grandes dimensiones con el piso de carga bajo para facilitar las maniobras de carga.
El Ford C-Max presenta un maletero de 471 litros de cofre, con 1.723 l si se abaten los respaldos traseros en configuración 40/20/40.
En el interior, nos encontramos con un habitáculo muy elaborado (quizá demasiado para hacerse con el control de todos los mandos del acabado “Titanium”) y con materiales de gran calidad lo mantienen en la cumbre de la categoría.
En las plazas delanteras, Ford ha sabido conjugar en este C-Max características específicas de un vehículo que se define como familiar con otros atributos diferenciadores de enfoque, digamos, más deportivos.
El espacio en las plazas traseras del C-Max es algo más justo, sobre todo porque los centímetros de puerta a puerta escasean, penalizando el aprovechamiento de la banqueta central.