Daewoo Evanda
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No es ninguna estrella rutilante, ni posee innovaciones llamativas, ni tampoco suenan clarines al escuchar el nombre de su fabricante. Quizá por todo ello el Evanda de Daewoo sea una berlina media de gran tamaño bien equipada, muy cómoda y práctica que cuesta bastante menos que sus competidores europeos. Sin embargo el diseño no renuncia a la firma de Italdesign, el estudio de Giugiaro, ni se queda corto en cobertura al contar con tres años de garantía y el coste de las revisiones oficiales de mantenimiento incluido durante este tiempo.
El equipamiento es muy amplio, con los complementos más habituales incluidos de serie, aunque carece de opciones que ya son comunes entre su competencia más moderna. En seguridad cuenta con cuatro airbags, ABS y control de tracción, pero carece de control de estabilidad y el antibloqueo de frenos solo actúa en las ruedas delanteras.
Técnicamente el motor es un dos litros con algunos años a sus espaldas (lo monta el Leganza), aunque para adaptarlo a los tiempos actuales (no solo se trata de rendimiento, sino también de consumo y polución) los ingenieros de Daewoo han logrado extraer algo más de potencia y mejorar el par máximo. Su funcionamiento es suave pero se oye demasiado desde el interior y está entre los más glotones de la categoría.
En cualquier caso, pensando exclusivamente en hacer una buena compra, no cabe duda de que el Evanda es un coche cuya adquisición resulta rentable desde casi todos los puntos de vista. ¡Lástima de un motor diesel!, el tipo de propulsor preferido en la categoría.
Texto: Carlos Lera,
Fotos: Jorge Rubio,
Autocity.
Texto: Carlos Lera,
Fotos: Jorge Rubio,
Autocity.
19 Febrero de 2003.
Interior y equipamiento
INTERIOR Y EQUIPAMIENTO
El espacio interior es amplísimo, sin ninguna queja en cualquiera de las plazas porque en comparación con las berlinas medias el Evanda hace valer su mayor tamaño exterior para beneficiarse de una habitabilidad récord, propia más bien de una berlina grande que en cualquier caso estará muy por encima en precio. No obstante la capacidad del maletero es escasa, 420 litros, y los acabados del cofre adolecen de una mínima robustez.
El diseño del salpicadero es agradable y los materiales aunque sencillos están bien trabajados, con tacto agradable y funcionamiento correcto durante la prueba. El cuadro de instrumentos, con tres esferas separadas e iluminación muy agradable, recuerda a los lujosos Lexus. Se echa de menos un sencillo ordenador de viaje, con los datos de consumos y velocidad habituales.
En cuanto a detalles prácticos las guanteras son muy amplias y accesibles, tanto bajo el apoyabrazos central como frente al copiloto. Además posee un hueco para gafas de sol otro para monedas y otro para tarjetas, así como bolsas tras los asientos delanteros y sujetabasos.
El climatizador automático es de serie (regulación única para todo el habitáculo) lo mismo que los elevalunas eléctricos en las cuatro puertas (secuencial el del conductor) y el cierre centralizado con mando a distancia. En el salpicadero, puertas y consola central unos apliques que imitan madera son ‘obligatorios’… y en cuanto a sonido es destacable que se incluye de serie un equipo de calidad, formado por un radiocasete Blaupunkt con cargador frontal de cinco discos compactos.
Lamentablemente no se pueden incorporar extras al equipamiento ofrecido de serie, si exceptuamos los cinco colores de carrocería disponibles o el cambio de marchas automático.
En marcha
EN MARCHA
Solo con tomar asiento se disfruta de detalles de equipamiento muy de agradecer. Los asientos están tapizados en piel, son regulables eléctricamente y poseen calefacción. Son cómodos aunque no sujetan mucho la espalda. Al encender el motor se echa en falta una mejor insonorización de la mecánica porque el nivel sonoro repercute negativamente en la comodidad, pero en cambio no se aprecian vibraciones desagradables.
Los mandos son suaves en todos los casos, tanto la dirección como el embrague o los frenos son fáciles de accionar sin esfuerzo y gozan de buen tacto. Puestos en movimiento el comportamiento del Evanda es el que cabe esperar de una berlina de buen tamaño y primordialmente pensada para que resulte lo más cómoda y agradable posible. Las suspensiones independientes con amortiguadores suaves ayudan a lograr un comportamiento muy estable y nada criticable cuando se pone al coche frente a sus límites.
Es fácil de conducir y sano de reacciones, con una ligera tendencia subviradora que no se muestra preocupante en condiciones normales. Posee control de tracción para ayudar al conductor cuando el tren delantero pierda adherencia. Sin embargo no está disponible, ni siquiera como opción, el control de estabilidad. Los neumáticos de serie (Kumho) poseen un buen tamaño, 205/55 en llantas de 16 pulgadas en aleación ligera de serie.
El motor es un clásico dos litros repartidos entre cuatro cilindros dotados de culatas de 16 válvulas. La potencia de 130 caballos no es sorprendente aunque en marcha no defrauda, siendo capaz de mantener sin problemas cruceros desahogados. Lo menos agradable del motor es que resulta necesario estirarlo bastante en marchas largas para evitar una notable falta de par entre 3.000 y 3.800 revoluciones por minuto, algo que en terreno llano y con el coche descargado pasa más o menos desapercibido pero que en el momento de afrontar cuestas o viajar aprovechando la generosa capacidad de la berlina coreana se hace patente.
El consumo nos arrojó un resultado de 9,4 litros de media cada 100 kilómetros en ciclo mixto, lo que es razonable pero alto.