Los rumores se convirtieron en indicios y ahora ya parece claro, a falta de un anuncio oficial, que Alonso, doble campeón mundial, en 2005 y 2006 (con Renault), no seguirá -a pesar de tener, sobre el papel, dos años más de contrato- en la escudería más laureada de la Fórmula Uno, inmersa en una de sus mayores crisis y con la que el asturiano sólo ha logrado, en cuatro años y catorce carreras, once de sus 32 victorias en la categoría reina del automovilismo.
Vettel, de 27 años, y de Alonso, de 33, atraviesan en los que aún son sus equipos una temporada amarga. El español, con sólo dos podios -fue tercero en China y segundo en Hungría-, es cuarto en el Mundial, con 133 puntos -a 108 de los 241 con los que lidera el inglés Lewis Hamilton (Mercedes)-. Nueve más que Vettel, que este año sólo ha subido tres veces al cajón: en Malasia y Canadá, donde fue tercero; y hace dos domingos, en Singapur, donde acabó segundo.
El alemán ha perdido poder en Red Bull, con la que los pasados cuatro años festejó un póquer de dobletes, al apuntarse cuatro veces seguidas el título de pilotos y el de constructores. Y este curso ha quedado relegado dentro de la escudería austriaca a un segundo plano, en favor del australiano Daniel Ricciardo, único que, en su primer año en el equipo, ha contestado el brutal dominio de los Mercedes, capturando -en Canadá, Hungría y Bélgica- los triunfos que no han ido a parar a la escudería de Brackley.
Alonso ha derrotado sin ningún tipo de problemas este año (12-2 en catorce carreras) al finlandés Kimi Raikkonen -último campeón mundial de Ferrari, en 2007- a quien el equipo ‘repescó’, en una maniobra que no pocos entendieron como una auténtica cortina de humo, para ‘tapar’ las carencias del coche y señalar, de forma indirecta, al doble campeón mundial asturiano.
A quien el ya ex presidente Luca di Montezemolo había entregado el día de su trigésimo segundo cumpleaños, el lunes después del Gran Premio de Hungría del año pasado, un envenenado regalo en forma de misiva en la que anteponía intereses de equipo a los del piloto.
Pero ésa no era la ‘guerra’ de Fernando. Si Vettel cree que tiene motivos para abandonar Red Bull, tal y como se anunció este sábado en Suzuka, más aún los tiene Alonso para dejar Ferrari.
El astro de Heppenheim contó por títulos los pasados cuatro años, en los que el ovetense sumó tres subcampeonatos, en espera de la desde Maranello tan reclamada F1 ‘de motor’, en la que Mercedes marca diferencia y Ferrari es cuarta en el Mundial de constructores.
Vettel se cruzó definitivamente en el camino de Alonso en 2010, cuando el genial piloto asturiano -junto a Raikkonen, el inglés Nigel Mansell y el estadounidense Mario Andretti único en ganar en su debut con Ferrari- logró cinco victorias de rojo y llegó líder a la última prueba, en Abu Dhabi, donde el alemán le quitó el título.
Corona que volvería a capturar los tres años siguientes: de forma mucho más clara en 2011 -año en el que Fernando ganó sólo una vez-; muy apretada de nuevo en 2012 -con tres victorias del asturiano- y con claro margen el año pasado, en el que la ‘Scuderia’ logró gracias a Alonso sus últimos dos triunfos: en China y España.
‘Seb’ puso fin a quince años de unión a la familia deportiva del magnate austriaco Dietrich Mateschitz, dueño de Red Bull, equipo que dirige el inglés Christian Horner y cuya estructura controla otro austriaco, Helmut Marko, auténtica ’eminencia gris’ del toro rojo.
Vettel creció en el programa de jóvenes pilotos del imperio de la bebida energética y pronto aprovechó su oportunidad, cuando en un fin de semana lluvioso de 2008 ganó desde la ‘pole’ en Monza (Italia), a bordo de un Toro Rosso.
El resto de sus 39 victorias y 45 ‘poles’ las consiguió todas con Red Bull, gracias también al inglés Adrian Newey, auténtico ‘gurú’ de la aerodinámica y diseñador estrella de la F1.
El ‘pequeño Kaiser’ anunció que ‘una voz interior’ le advirtió de que ya era hora de cambiar de aires y, a pesar de que a Horner se le ‘escapó’ que la oferta de Ferrari era sustancial, en Suzuka sólo comunicó que, agradecido del alma, dejaba Red Bull y que haría un anuncio más adelante, porque, de momento, no podía decir nada.
Así que, ahora mismo, oficiales sólo son dos cosas: que Vettel se marcha y que su sustituto será el ruso Daniil Kvyat, decimotercero en la calificación de Suzuka con un Toro Rosso. Escudería que cuenta con el patrocinio de la petrolera española CEPSA, en la que queda libre un asiento, al que opta, entre otros, el español Carlos Sainz -hijo-, a un paso de ganar las ‘World Series’.
Preguntado en Japón, Alonso escenificó su asombro por el movimiento de ficha de Vettel antes de advertir de que, con el derecho ganado durante muchos años con sus buenos resultados, él moverá la suya cuando le venga en gana.
Su decisión está tomada ‘desde hace varios meses’, comentó, no obstante, el ‘crack’ astur, que no desveló en qué equipo correrá la temporada que viene, en la que hay quien indica que podría incluso tomarse un año sabático.
Se habla de una espectacular oferta económica de McLaren, peor aún que Ferrari este año, pero que otea un futuro esperanzador con la llegada de Honda como suministrador de motores. Un equipo del que Fernando no salió bien en 2007; y en el que aún sigue mandando algo el entonces jefe de equipo, el inglés Ron Dennis.
No hace mucho, Alonso indicó que su único objetivo futuro es ‘ganar’. Y, hoy por hoy, el único equipo ganador es Mercedes, escudería que ha renovado por varios años a Rosberg y en la que Hamilton tiene un año más de contrato. Lo que tampoco sería una barrera en el disparatado mundo de la F1. En el que el dinero y, a veces, el talento pueden mover montañas.