Massa dio diez vueltas en el improvisado circuito de 2,8 kilómetros en el parque Aterro do Flamengo, una gran área verde entre la playa de Flamengo y la transitada avenida del Aterro, que fue concebido por el fallecido paisajista Roberto Burle Marx.
La exhibición llamó la atención del público de Río de Janeiro, que coreó el nombre del piloto y de la escudería italiana con cada maniobra de Massa, que llegó a correr a 290 kilómetros por hora.
Además de la exhibición de Massa, el evento, que duró unas tres horas, contó con exhibiciones libres de motocross y de paracaidismo acrobático.
El compañero del español Fernando Alonso en Ferrari lamentó la falta de más brasileños en esta temporada de Fórmula Uno, que arrancará el próximo fin de semana en Australia, y también que Río de Janeiro se haya quedado fuera del calendario mundial del automovilismo.
‘Me voy a sentir solo y no vamos a tener más aquellas bromas antes de las carreras, porque los brasileños siempre estuvimos muy unidos’, declaró Massa a periodistas.
Massa calificó como una ‘bestialidad’ la destrucción del autódromo de Jacarepaguá, de Río de Janeiro, que llegó a albergar varias veces el Gran Premio de Brasil de Fórmula Uno y en su lugar se está construyendo el Parque Olímpico para los Juegos de 2016.
‘La CBA (Confederación Brasileña de Automovilismo) debería moverse, pues años atrás había pilotos brasileños corriendo en todas las categorías de Europa y hoy no veo eso, por eso espero que esta exhibición sirva para que entiendan que destruir Jacarepaguá fue una bestialidad’, aseveró.
El circuito urbano del Aterro do Flamengo llegó a postularse para recibir una de las etapas de la Fórmula Indy, cuya organización decidió al final avalar la candidatura de Sao Paulo para su premio brasileño.
En Río de Janeiro se lanzó recientemente el proyecto para la construcción del autódromo de Deodoro, que tiene previsión para ser concluido dentro de dos años.