En autos, se confirman por ahora los pronósticos que avanzaban una carrera disputada y abierta, con el francés Stéphane Peterhansel con una ligera ventaja pero con algunos de sus compañeros en el equipo Mini X-Raid dispuestos a complicarle la vida.
El Dakar llegó a su jornada de descanso después de seis etapas disputadas y otra anulada por el mal tiempo. El rally recorrió ya las provincias argentinas de Buenos Aires, La Pampa, Mendoza, San Juan, La Rioja y Catamarca antes de cruzar a Chile y llegar a la ciudad de Copiapó.
A priori queda aún la parte más dura, con el desierto del norte de Chile y el sur de Perú, pero lo visto hasta hoy da algunas pistas de cómo pueden estar las cosas en el podio de Lima.
Coma y Despres están inmersos en un mano a mano para ver quién es el primero en sumar su cuarto título del Dakar.
Salvo el triunfo aislado del chileno Francisco ‘Chaleco’ López (Aprilia) en la primera etapa, Coma y Despres se han repartido el resto de etapas con tres victorias para el español y dos para el galo.
Despres cuenta con una ventaja de 7 minutos y 48 segundos sobre su rival. La diferencia se debe a un error de navegación del español durante la tercera etapa, entre San Rafael y San Juan, cuando Coma circuló algunos kilómetros por la pista destinada a los autos.
Cuando se dio cuenta dio media vuelta y retrocedió hasta encauzar el ritmo, pero no pudo evitar ceder más de diez minutos respecto a Despres.
Pese al contratiempo, Coma considera que la diferencia es asequible si se tienen en cuenta los kilómetros que quedan por delante.
Además, cree que le puede beneficiar que la presión caiga ahora sobre la espalda de Despres. ‘Si pasa algo él (Despres) es quien perderá la carrera. Debe llevar el peso de la carrera. La presión ahora la tiene él y estamos cómodos en esta situación’, dijo hoy.
El galo sabe también que la ventaja que tiene se puede esfumar en cualquier momento, más aún con un piloto como el español al acecho.
El portugués Helder Rodrigues (Yamaha), que antes de empezar sonaba como uno de los candidatos al título, marcha tercero a casi cincuenta minutos del líder y parece destinado a luchar por mantener el cajón del podio con su compatriota Paulo Gonçalves y otros corredores.
Mucho más incierta es la carrera de autos, donde los Mini han tomado el relevo de Volkswagen en los últimos años y tienen más posibilidades que nunca de conseguir el Dakar, aunque los Hummer no darán su brazo a torcer con facilidad.
Peterhansel ha sido el más regular hasta ahora y le saca más de once minutos a su colega de equipo, el polaco Krzysztof Holowczyc. El estadounidense Robby Gordon (Hummer) se ha colado en la tercera plaza, aunque aún es una incógnita si mantendrá el tipo y no cometerá errores que lo alejen del podio.
El español Joan ‘Nani’ Roma (Mini) es cuarto a más de 18 minutos del líder, aunque no se resigna a quedar fuera de la batalla por la corona.
El catarí Nasser Al-Attiyah, campeón el año pasado con Volkswagen, es sexto en la clasificación al volante de un Hummer a más de cuarenta minutos de Peterhansel.
Al-Attiyah pagó un precio muy alto por un par de errores mecánicos en la tercera y la quinta etapas que lo dejaron muy descolgado, aunque por su pericia al volante y las prestaciones del auto, debería estar peleando el liderato.
‘Si no hubiese tenido problemas Al-Attiyah sería líder con 45 minutos de ventaja’, decía hoy ‘Nani’ Roma en una entrevista con Efe para ilustrar el poderío del Hummer.
El equipo, cuyo propietario es el propio Robby Gordon, se beneficia de un reglamento que ofrece mayores libertades mecánicas a los autos con tracción trasera, como es el caso del Hummer, a diferencia de la mayoría de equipos oficiales.
Los Hummer pueden equipar unas suspensiones gigantes para superar sin problemas los baches, mientras el resto de vehículos tiene unos limitadores en los muelles y deben circular con mayor cautela.
Tras una exhibición en la séptima etapa, la primera en el desierto de Atacama, Al-Attiyah se ve con posibilidades de remontar, siempre que el Hummer se lo permita.
Este lunes regresa la competición con la octava etapa entre Copiapó y Antofagasta, con 477 kilómetros cronometrados.
Los pilotos dejarán momentáneamente las dunas para circular por caminos pedregosos, aunque la arena regresará en la novena etapa con la especial más larga del Dakar.