‘Al principio no quería más moto. En las condiciones que quedé era inhumano pensar en volver a pilotar’, explicó ‘Chaleco’, de 36 años, en una conversación con Efe.
Y no le falta razón. El 4 de mayo de 2011, en la cuarta etapa del Rally de Túnez, el chileno se pegó un trompazo con su Aprilia contra una roca.
El parte médico era desolador. Sufrió fracturas en el tobillo y metatarsianos derechos, fractura de escápula, fractura expuesta de la muñeca derecha y falanges, luxo-fracturas de tibia y peroné, fractura cervical alta, edema pulmonar derecho y contusión cerebral.
Pocos días después fue trasladado en un avión médico a Santiago de Chile. Pasó por el quirófano hasta en seis ocasiones antes de empezar un largo periodo de recuperación, que los galenos estimaban de al menos seis meses.
Aún magullado y dolorido, un mes y medio después del accidente llegó otro mazazo para ‘Chaleco’. A su sobrino Lucas, de 8 años, le fue detectado un tumor en un ojo.
‘Eso me dejó muy deprimido. Toqué fondo con todo, con el accidente, con lo del cáncer…’, cuenta.
En ese difícil momento, acudió a su madre, que vive en el sur de Chile, para pedirle consejo. ‘Me puse en los zapatos de ella por todo lo que le hice sufrir estos años y le dije: ‘mamá, si tú quieres que me baje de la moto, lo hago ahora mismo’.
Pero su madre fue incapaz de alejarlo de la pasión de su vida. ‘Me dijo que hiciera lo que quisiera, que sabía que me gustaba ser piloto y que tenía que recuperarme cuánto antes’, dijo.
Con la determinación de llegar a tiempo al Dakar 2012, ‘Chaleco’ desafió al pequeño Lucas, que estaba a punto de empezar su tratamiento contra el cáncer.
‘Le dije que yo iría todos los días al kinesiólogo y al gimnasio para llegar al próximo Dakar, pero que él debía ir a las sesiones de quimioterapia y luchar’, destacó el piloto.
Ambos cumplieron con su parte. ‘Chaleco’ se machacó para llegar a la salida del Dakar en Mar del Plata y Lucas ya está en la recta final de su terapia.
‘Los dos le estamos ganando a la vida’, dijo ‘Chaleco’, al que las ganas de vivir de su pequeño sobrino, otro fanático de las motos pese a su corta edad, lo ayudaron a levantarse tras la caída en el desierto tunecino.
Se convenció de que el día que se retirara lo haría a toda velocidad a lomos de una moto y a los cuatro meses del accidente subió de nuevo a una máquina.
Salió a pasear en moto con sus mejores amigos, aunque sus sensaciones sobre la moto no eran buenas. En un momento, sus compañeros de excursión rodaban por detrás de él y ‘Chaleco’ tomó una determinación.
‘Los vi detrás y pensé: ‘o me abro para dejarlos pasar o doy gas y los dejo atrás como siempre’. Di gas y se acabaron los miedos. En la segunda tanda ya iba más rápido y en los siguientes paseos me sentía más cómodo’, explicó.
‘Chaleco’ López reconoce que todo lo sucedido el año pasado ha cambiado su forma de ver muchas cosas y de afrontar la vida.
Para empezar, trastocó por completo su objetivo en el Dakar. Si los otros años tenía entre ceja y ceja subir al podio, este 2012 se conforma con llegar a Lima.
‘Cada día que termino bien una etapa es un triunfo. No vengo a luchar por el podio, para mí este Dakar es un desafío de vida’, señaló.
Por eso no pudo contener las lágrimas de emoción en Santa Rosa, después de ganar la primera etapa del rally, que dedicó a Lucas. ‘Nunca pensé que iba a ganar una etapa’, declaró.
Fuera del deporte, vendió su participación en una empresa que tenía tiendas de motos con su nombre y se propuso vivir el día a día.
‘Cambié completamente mi concepto sobre la vida. Mucha gente piensa en su futuro y en la jubilación. ¡Nada de eso! Yo quiero moverme en una moto de calle, hacer mis cosas, disfrutar la vida con mi familia y mis amigos’, indicó.
El día que se retire de los circuitos, a ‘Chaleco’ le gustaría organizar excursiones de aventura por los excepcionales parajes chilenos. ‘Quizás también vender motos, pero con una empresa completamente mía, en la que sea el único jefe’, señaló.
Por ahora solo piensa en el Dakar, donde marcha cuarto en la clasificación general después de cuatro etapas. Luego, comprará una moto a Lucas y se lo llevará a Estados Unidos a un curso para que aprenda a ser piloto de rallys.