Los recintos de Ferrari y HRT, al igual que el del suministrador de neumáticos Pirelli, fueron puntos donde el partido entre la Roja y la ‘azzurra’ cobró especial interés, dentro de las escasas posibilidades que tuvieron mecánicos, ingenieros y pilotos de presenciar un partido que coincidía justo con las dos horas previas a la carrera, previstas habitualmente para reuniones y el desfile de pilotos.
El habitáculo de Ferrari presentó un lleno casi total durante la primera parte del Italia-España, en la que el líder del Mundial, el doble campeón del mundo español Fernando Alonso, comentó diversos lances del encuentro con Emilio Botín, presidente del Banco de Santander -uno de los principales patrocinadores de la Scuderia-, presente este fin de semana en Montreal.
Las bromas no faltaron y tanto Alonso como su representante, Luis García Abad, le recordaban -en clave de humor y al principio del encuentro- al jefe de prensa de Ferrari, el italiano Luca Colajanni, y a otros miembros del equipo de Maranello, el ‘espíritu de Tassotti’, en referencia al codazo que el italiano Mauro Tassotti le dio al español Luis Enrique en el Mundial de Estados Unidos’94.
La sangre nunca llegó al río y ni los italianos se ensañaron cuando metió el gol Di Natale, ni los españoles presentes en el recinto de Ferrari -en franca minoría- hicieron lo propio cuando empató Cesc Fábregas y colocó el definitivo 1-1 en el marcador.
Con anterioridad, nada más llegar al circuito, Alonso mostró especial interés en el partido de Nadal, al igual que lo hiciera en HRT su compatriota Pedro de la Rosa, que en Canadá está acompañado por su mujer, Reyes, y por una de sus hijas.
La nota de humor la puso también el brasileño Felipe Massa, compañero de Alonso en Ferrari, que, no tan interesado como el resto en el encuentro, comentó al principio que ‘esto es la guerra’ y bromeó en el tramo final, justo antes de salir hacia la parrilla gritando varias veces ‘Brasil, Brasil’.
En HRT -que los domingos ofrece un pincho de diseño elaborado por los cocineros de ‘Bokado’, de la escuela de Juan María Arzak- De la Rosa apenas pudo ver el arranque del partido de fútbol y se interesó por el de Nadal, cuando este vencía a Djokovic por dos sets a cero.
En la escudería española -en la que sí predominaban los españoles- había dos pantallas, una con el fútbol y otra con el tenis, mientras que los trabajadores de Pirelli -ante una pantalla algo mayor que todas las anteriores- gastaban bromas a los enviados especiales españoles que osaron asomarse un rato por su parcela en los primeros compases del encuentro.
La ‘Scuderia’ ofreció a sus invitados, en ambas pantallas, el fútbol, un partido cuyo final ni De la Rosa, ni Luis Pérez Sala -director deportivo del equipo español-, ni por supuesto Alonso, ni Massa, ni nadie implicado directamente en la carrera pudo seguir: había que salir a parrilla antes de que concluyera el balompié, porque empezaba el Gran Premio de Canadá.