‘Ayer fue un palo duro. Decir adiós al Dakar en el cuarto día es un jarro de agua fría’, comentó Sainz, que en la quinta etapa, entre Arequipa (Perú) y Arica (Chile), terminó en el quinto lugar.
Sainz explicó que ayer se rompió el tubo de la gasolina de su Buggy y fue perdiendo combustible hasta que el vehículo se detuvo.
‘Pudo ser grave el tema porque íbamos tirando un montón de gasolina encima de los colectores y podría haber prendido el coche’, señaló el madrileño.
Al final, Sainz completó los últimos diez kilómetros de la especial remolcado por otro coche. Perdió más de dos horas y media con la cabeza de carrera.
‘Sabíamos que podía pasar este año con el proyecto tan joven y tan nuevo, pero siempre piensas que no va a ser así’, dijo.
Para lo que queda de rally, Sainz se ha marcado como objetivo ganar alguna etapa más -lleva dos en este Dakar- y ayudar a su colega de equipo, el catarí Nasser Al-Attiyah, que marcha segundo en la general.
‘Hay que ir a aprender, intentar ganar alguna etapa, retomar el ‘feeling’ del Dakar y ayudar a Nasser y al equipo en todo lo que pueda’, apuntó.