De la Rosa, nacido hace 41 años en Barcelona y al que sólo le supera en edad el alemán Michael Schumacher (Mercedes), el ‘hombre récord’ de la Fórmula Uno -con siete títulos y 91 victorias-, que tiene 43, no ha podido encontrar mejor sitio para festejar su centenario en la categoría reina que Monza, el templo de la ultra-velocidad, historia viva del automovilismo.
El catalán debutó en Fórmula Uno en el Gran Premio de Australia de 1999 a bordo de un Arrows y desde entonces, antes de convertirse este año en el buque insignia de la escudería que dirige otro barcelonés, el expiloto Luis Pérez Sala, fue piloto de Jaguar, McLaren -el equipo de sus amores- y Sauber.
El elegante piloto sorprendió en su primera carrera al acabar sexto, entrando en los puntos el día de su debut en el circuito de Albert Park, en Melbourne.
De la Rosa cree que, a la larga, ese buen resultado fue contraproducente, tal y como explicó en una entrevista con la Agencia Efe que tuvo lugar el pasado mes de marzo en el circuito de Sepang (Malasia), donde logró el primer triunfo de este año su compatriota Fernando Alonso (Ferrari), líder del Mundial.
‘Creo que tuve mala suerte, realmente, porque acabé sexto en mi debut con un Arrows y pensé que esto era pan comido. Con el paso de los años o, mejor dicho, al cabo de unas cuantas carreras, me di cuenta de que es muy difícil puntuar en Fórmula Uno. Y más con un equipo modesto: eso es casi un milagro’, explicó a Efe De la Rosa.
El piloto añadió: ‘Tuve mala suerte, porque pensé que iba a ser una continuación de mi carrera en fórmulas de promoción, en las que lo normal es luchar siempre por las victorias. La Fórmula Uno es muy diferente. Y doce o trece años después doy fe de ello’.
Sin embargo, y como no podía ser de otra manera, Pedro está muy orgulloso de su carrera, de haber llegado a cien Grandes Premios y de haberlo hecho, además, con salud y tras haber pasado lo que él mismo describió como un curso universitario, sobre todo el que vivió en su época de McLaren.
En Arrows, De la Rosa completó la temporada 1999 y la siguiente, en la que puntuó de nuevo en dos ocasiones, ambas en Alemania: en el GP de Europa, en el Nuerburgring; y en el local, en Hockenheim, donde firmó un sexto puesto que aún le deja sabor agridulce, ya que diversos contratiempos -con espontáneo incluido, coche de seguridad y lluvia al final- le privaron de un podio seguro.
Después de sus 33 primeros GP’s con Arrows, el piloto se subió a partir de la quinta carrera de 2001, precisamente en Montmeló (Barcelona), a un Jaguar, escudería en la que sustituyó al brasileño Luciano Burti y, en esos momentos, pasó a ser compañero del norirlandés Eddie Irvine.
Con Jaguar vivió interesantes experiencias y un desenlace que para él es seguramente de lo peor que le ha pasado en toda su trayectoria en F1. En 2001 fue sexto en Canadá y quinto en Monza, pero después de un 2002 lleno de dificultades y sin entrar en los puntos, el triple campeón mundial austriaco Niki Lauda, que entonces era el jefe de equipo, decidió desprenderse de él.
‘Trabajar con tus héroes de juventud tiene sus inconvenientes, porque dejan de ser héroes’, explicaba Pedro este jueves, en Monza, en referencia a Lauda, del que, con el señorío que le caracteriza, no habla mal: ‘No me gustó lo que hizo, pero él se ha excusado, ha dicho públicamente que se equivocó y no le guardo rencor’.
Sus mejores momentos los pasó con McLaren, tanto de probador, condición en la que entró en 2005, como de piloto, cuando obtuvo el mejor resultado, que es también su mejor recuerdo deportivo: segundo en Hungría 2006, el día que el inglés Jenson Button -que viene de ganar en Spa- logró la primera de sus catorce victorias.
Durante 2005, cuando se lesionó el colombiano Juan Pablo Montoya, De la Rosa no falló en la única ocasión que tuvo de correr un Gran Premio ese año: acabó quinto en Bahrein y marcó la vuelta rápida.
Al año siguiente, al margen de ese segundo puesto a orillas del Danubio, Pedro corrió otras siete carreras, de nuevo sustituyendo a Montoya -esta vez de forma definitiva-, en las que firmó otras dos quintas posiciones, en Turquía y en China.
De McLaren guarda su mejor recuerdo, en especial de Paddy Lowe y de Martin Whitmarsh, aunque también vivió momentos amargos en 2007, año en el que a Ron Dennis, el entonces director de equipo, éste se le fue de las manos.
Con Sauber corrió las primeras catorce carreras de 2010 y sustituyó puntualmente al mexicano Sergio Pérez -que se había accidentado en Mónaco- el año pasado en Montreal (Canadá).
Hoy, en Monza, De la Rosa, al que le agradaría que sus hijas -Georgina, Olivia y Luna- se dedicaran al automovilismo, se subió al coche por centésima vez en un Gran Premio de Fórmula Uno.
No sabe hasta cuando seguirá pilotando, pero afirma que, al menos, lo seguirá haciendo durante la próxima temporada, en la que tiene contrato en vigor con HRT. Pedro tiene cuerda para rato.