El vencedor del Dakar en 2010 acudirá a la cita con la ambición que le llevó a ganar además dos Mundiales de Rallys tras un año de parón. El madrileño acepta el reto.
‘Cuando me retiré del Mundial de rallys lo hice por una decisión personal y hace dos años fui al Dakar por una estrategia de marca. El año pasado dejé de colaborar con Volkswagen y ahora ha surgido la opción con Qatar Red Bull y he decidido volver porque los retos también se pueden afrontar a los 50 años’, explicó.
Las diferencias entre el coche de años anteriores y el buggy que conducirá en el Dakar son importantes, según explicó Sainz, quien tendrá como rival dentro del mismo equipo a su anterior copiloto, Lucas Cruz.
‘Pasamos de cuatro ruedas motrices a dos, en el recorrido de suspensión hay una diferencia brutal, el nuevo coche es mucho más ligero y permite realizar desde dentro las maniobras de inflado y desinflado de ruedas’, dijo.
En cuanto a la estrategia, Sainz también tiene claro que con el buggy tendrá dificultades a la hora de transitar por los caminos, ya que es un coche preparado para superficies más abiertas. ‘Lo peor es un camino sinuoso y estrecho, sin embargo en desierto abierto irá mucho mejor’.
Respecto a los rivales que se va a encontrar en la aventura dakariana Carlos Sainz señaló al equipo Mini del francés Stéphane Peterhansel y el español Nani Roma, pero su ‘favorito absoluto’ es el sudafricano Giniel de Villiers.
Sainz, quien aseguró que ‘los buggys tendrán una pequeña ayuda de reglamentación’ se mostró confiado en el potencial de su equipo y del vehículo que conducirá, aunque ‘es algo que sabré en cuanto pasen dos etapas’.