Alonso, que el sábado firmó en Hockenheim su vigésima segunda ‘pole’, completó un fin de semana de ensueño el domingo, al apuntarse la trigésima victoria de su carrera, la tercera del año y la novena desde que pilota para Ferrari, la escudería con más solera de la Fórmula Uno, la única que ha participado en todas las ediciones del Mundial desde su creación, en 1950.
El piloto español amplió su liderato en Alemania y ahora domina el Mundial con 154 puntos, 34 mas que el australiano Mark Webber (Red Bull) y 44 más que su compañero el bicampeón alemán Sebastian Vettel, que en Hockenheim cruzó segundo la meta, pero fue sancionado con veinte segundos por adelantar de forma antirreglamentaria al inglés Jenson Button (McLaren) y acabó quinto, cediéndole la plaza al campeón de 2009.
Alonso arrancó con una quinta plaza en Australia el Mundial de los seis campeones, en el que el primero en ‘pegar’ fue precisamente Button, primer líder del año tras ganar en Melbourne, donde el doble campeón mundial asturiano, que había salido duodécimo, exprimió los recursos para avanzar siete puestos.
Con un monoplaza al que aún le faltaba mucho y que ha ido mejorando conforme avanzaba la temporada, Fernando pescó en río revuelto en la lluviosa Malasia, donde se anotó la segunda carrera, por delante de una de las revelaciones de la temporada, el mexicano Sergio Pérez (Sauber). El 25 de marzo, Alonso vencía por tercera vez en Sepang, con tres coches diferentes, después de haberlo hecho en 2005, con Renault; y en 2007, con McLaren.
Ferrari volvió a la dura realidad en los Grandes Premios de China -donde el alemán Nico Rosberg (Mercedes) estrenó casillero de ‘poles’ y victorias- y Bahrein -donde ganó Vettel-, plazas en las que Alonso sólo capturó un noveno y un séptimo puesto.
Las mejoras se hicieron notar algo en Barcelona, donde el doble campeón mundial asturiano subió de nuevo al podio al acabar segundo en Montmeló, en un Gran Premio de España que pasará a la historia porque lo ganó Pastor Maldonado, único venezolano que se ha impuesto en una carrera de Fórmula Uno y primer piloto de Williams que lo conseguía desde que lo hiciese el colombiano Juan Pablo Montoya en 2004, en Sao Paulo (Brasil).
En Mónaco ganó Webber, en una carrera en la que Fernando subió de nuevo al podio al concluir tercero, por detrás de Rosberg; y Montreal festejó al séptimo ganador en siete carreras en la figura del inglés Lewis Hamilton (McLaren), campeón del mundo en 2008, en una carrera en la que los neumáticos le jugaron una mala pasada al de Oviedo, que perdió tres puestos en el tramo final de la prueba y sólo pudo ser quinto.
Dos semanas después, Fernando obtuvo su victoria más emotiva en Valencia, donde ganó por primera vez al anotarse el Gran Premio de Europa, convirtiéndose en el primero del año en repetir victoria.
Le emuló Webber en Silverstone, donde Fernando fue segundo tras haber salido desde la ‘pole’. Y en Hockenheim, el campeón asturiano marcó de nuevo la diferencia convirtiéndose en el primero en capturar tres victorias este año.
Subió su marca a 30 y se colocó a tiro de una del inglés Nigel Mansell, cuarto en la clasificación de todos los tiempos, que comanda el alemán Michael Schumacher, el ‘hombre récord’ de la F1, con 91 victorias, cuarenta más que el francés Alain Prost. El fallecido Ayrton Senna, tercero en esa relación, subió 41 veces a lo alto de un podio.
Alonso, que sigue escribiendo historia, suma 79 podios, uno menos que Senna, tercero en esta relación, por detrás de ‘Schumi’, que subió 155 veces al cajón, y de Prost, que sumó 106 podios.
Con la de ayer, el piloto asturiano lleva 22 carreras seguidas puntuando, una racha que arrancó en Valencia, en el GP de Europa del año pasado. Y que sólo supera, por supuesto, el ‘Kaiser’ que no dejó de puntuar en 24 ocasiones: las comprendidas entre el Gran Premio de Hungría de 2001 y el de Malasia de 2003.
Casualmente, en el que Alonso -que pase lo que pase en Hungría este fin de semana, se irá como de vacaciones- celebró su puesta de largo, al firmar en ese Gran Premio el récord de precocidad en esos momentos en apuntarse la ‘pole’ y en subir al podio. Por Adrián R. Huber