De hecho, el triunfo laborioso de Fernando Alonso contó con una restricción técnica en los coches de la escudería austríaca, al tener sólo efecto en el circuito de Silverstone, donde la FIA estableció una limitación de los gases que soplan sobre el difusor. Esto podría haber afectado notablemente en el rendimiento de los Red Bull, ya que su superioridad se atribuía en parte a este factor.
Nadie ha puesto en duda el excelente trabajo del piloto español, que con el triunfo de ayer dio un salto a la tercera posición de la general (112 puntos), aunque aún lejos del líder indiscutible, el alemán Sebastian Vettel (204), ni tampoco el potencial que ha obtenido el Ferrari, que llegó con claras mejoras aerodinámicas, pero el Red Bull en la siguiente carrera, en Alemania, volverá a ser el incontestable coche que desde Australia a Valencia ha dominado por completo.
Con la mejora del Ferrari y el regreso a la configuración del Red Bull de hace dos semanas para la carrera de Alemania, quizá las diferencias extremas que han expresado ambos coches en la victoria (Alonso llegó a disfrutar ayer de ventajas de hasta veinte segundos) se ajusten mucho más, dándose probablemente una mayor igualdad de fuerzas.
Lo que ya nadie le puede quitar a Alonso es que ha sido el primer piloto en batir a los dos Red Bull en esta temporada, donde en las anteriores ocho carreras Mark Webber y Sebastian Vettel, con dos y seis triunfos, respectivamente, se habían repartido todos las victorias.
Ya en Mónaco, Alonso estuvo a punto de dar la campanada, en un circuito mucho más adecuado para el Ferrari que en la anterior carrera, en el GP de España, donde los Red Bull doblaron a los dos monoplaza italianos, en la victoria por ‘ko’ más escandalosa de la temporada, en gran parte por una nula adecuación que tuvieron los Ferrari con las gomas duras.
De hecho, este factor también debió jugar su papel ayer, ya que el suministrador de neumáticos (Pirelli) escogió las mismas gomas de Barcelona para Silverstone (duras y blandas), con la consiguiente preocupación en Ferrari, que además no pudo casi probar el componente por la lluvia caída sobre el circuito inglés.
Precisamente el agua finalmente jugó un papel de aliado para Ferrari, ya que otra vez se presentó contra las previsiones que aseguraban una carrera sobre seco.
Todos los coches montaron neumáticos intermedios, y por consiguiente el obligado cambio como mínimo de una vez de las gomas dejó fuera de combate el componente duros, ya que todos los pilotos escogieron los blandos, cuando entraron en la calle de garajes.
Así, para el GP de Alemania, que se celebrará dentro de dos domingos, la reglamentación que ha ido dando banzados durante todo el fin de semana, con la FIA como objeto pasivo ante las protestas de los equipos, se fijará de tal manera que los gases dirigidos hacia el difusor no quedarán restringidos en ningún porcentaje, y el mapa motor que utilicen los equipos en la clasificación deberá ser el mismo para el inicio de la carrera, hasta el primer ‘stint’.
Con este panorama, la reglamentación en esta materia, muy inestable durante toda el fin de semana en Silverstone por las protestas de la mayoría de equipos, como Red Bull, porque se sentía perjudicado, volverá a ser la misma que en la carrera del GP de Europa.
A Alonso sólo le quedará por demostrar a partir del GP de Alemania que el éxito en Silverstone se sustenta, ya no sólo por la calidad que atesora como piloto, sino porque tiene un coche muy competitivo ante un gran rival que volverá a disponer de un monoplaza sin restricciones y que, sin ellas, ha sido imbatible.
Àlex Santos