Toyota Corolla TS

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DEPORTIVO PECULIAR

El Toyota Corolla TS posee un motor explosivo, heredado directamente del deportivo Celica T Sport. Junto al motor se hereda también una caja de cambios de seis velocidades y ambos elementos se unen a la carrocería del compacto japonés para crear una versión de gran rendimiento y altas prestaciones.

Cómodo, elegante y muy bien acabado, posee además una reserva de potencia excepcional gracias a sus 192 caballos a nada menos que 7.800 revoluciones por minuto… ¡Un molinillo! La potencia está ahí, esperando en una marcha inferior a que desates su ira. Además el motor consume poco a ritmo moderado, aunque se dispara notablemente a poco que se le de alegría.
Sin embargo tanta potencia y velocidades no lograron dejarnos satisfechos en conducción decididamente deportiva. Algunos detalles de puesta a punto deslucen el resultado de un cóctel que lo tiene todo… pero se le ha quedado la pimienta en el fondo.
Carlos Lera, Autocity.
1 Octubre de 2002.

Acabados

ACABADOS

De los acabados del Corolla solo se puede decir que se aproxima más que ningún otro coche de ascendencia japonesa a los mejores representantes europeos de la categoría. Plásticos de impecables aspecto y ajuste, diseños agradables y elegantes y una tapicería de primera calidad. El tacto de los botones y palancas es muy agradable y preciso, al tiempo que algo tan subjetivo pero significativo para muchos compradores como es el ruido de las puertas al cerrar da idea de que estamos ante un coche sólido y duradero.
En cuanto a seguridad incluye prácticamente de todo, airbag frontales, laterales, ABS de cuatro canales y control de tracción. Solamente se echa de menos el control de estabilidad que ofrecen ya muchos competidores europeos.
De serie lo lleva prácticamente todo, desde el siempre útil ordenador de viaje hasta la radio con CD de carga frontal. Cuenta además con climatizador digital y por supuesto cierre centralizado con mando a distancia y elevalunas eléctricos. El volante y el pomo de la palanca de cambio van forrados en cuero y en salpicadero, puertas y reposabrazos central cuenta con huecos para acomodar objetos.
Los asientos resultan muy cómodos, con una sujeción lateral que no se ve alterada por las posibilidades dinámicas. Sin embargo la posición de conducción es algo extraña para un coche de carácter fuerte como este. Se queda demasiado alto sin posibilidad de rebajar la distancia al suelo, por lo que las piernas en vez de descansar a lo largo para apoyarse en los pedales parece que más bien ‘cuelgan’. Demasiado vertical, y además sin poder regular la distancia del volante, aunque sí la altura.
El reposabrazos central fijo viene a refrendar una vez más que no estamos ante un auténtico deportivo, sino ante un compacto de altas prestaciones, pues más allá de que su función sea o no útil, que dependerá de cada conductor, lo cierto es que molesta bastante a la hora de utilizar la palanca de cambios.
La altura libre de la cabeza al techo es bastante generosa, lo mismo que la distancia al parabrisas, creando una agradable sensación de espacio. En general las dimensiones interiores son amplias y cuatro ocupantes pueden viajar con comodidad, sin tocar las cabezas en el techo ni pasar estrechuras en las plazas traseras, amplias tanto en longitud como en anchura.
Las buenas dimensiones de habitabilidad contrastan con lo justo de espacio que está el maletero, 289 litros que dan de sí para el equipaje de dos personas y un fin de semana (sin excesos ni apreturas, se entiende que es relativo…). En este sentido es de los más pequeños del segmento, incluso inferior al de algunos utilitarios. Eso sí, cabe destacar que la rueda de repuesto no solo es de la medida original, sino que además la llanta es de aleación.

Comportamiento

COMPORTAMIENTO

Los datos de rendimiento y prestaciones son a priori estimulantes: 192 caballos a 7.800 rpm., 225 km/h. de velocidad máxima y el 0 a 100 km/h. en 8,4 segundos. Sin embargo después acaban convirtiéndose en cifras que están ahí pero que resultan más difíciles de lograr de lo que sería deseable. La culpa de que no sea fácil alcanzar los registros máximos anunciados estriba en dos factores: las suspensiones y la caja de cambios.
Las suspensiones ofrecen una amortiguación blanda y un muelle bastante firme, lo que se traduce en falta de aplomo al realizar apoyos en curvas, poca precisión en las frenadas fuertes y pérdidas de motricidad en aceleración. Por contrapartida los cruceros a velocidad elevada por autopistas y carreteras de primer orden resultan cómodos para los pasajeros, sin la sequedad que ofrecen los conjuntos de suspensión de otros modelos competidores. Eso sí, posee un control de tracción de funcionamiento excelente (el Civic Type R carece de él), aunque con un molesto indicador sonoro que entra en acción cada vez que se empieza a deslizar.

La caja de cambios tiene la culpa de que no sea sencillo mantener el motor en el escaso margen de uso que permite su entrega de par. Son seis las velocidades resultantes de su cadena de engranajes, pero parece que los desarrollos se encuentran algo alejados entre cuarta/quinta y quinta/sexta.
La caída de vueltas es excesiva, más aún para un motor que entrega su magnífica caballería a partir de 6.000 rpm. Esto implica que dejar caer el motor hasta el entorno de las 5.000 rpm. supone unos instantes de letargo en la respuesta, a pesar del sistema de distribución variable VVTL-I, que se supone que está para sacar lo mejor de cada régimen.
En definitiva en el apartado dinámico esperábamos un rival del Honda Civic Type-R, pero nos hemos llevado una pequeña decepción, aunque eso sí, el Corolla es más cómodo y menos ruidoso.

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