Por ramblas de Almería y Murcia
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POR LAS RAMBLAS ALMERIENSES Y MURCIANAS
Gracias a la invitación de Toyota para comprobar las aptitudes ‘todoterreneras’ de su nuevo Land Cruiser, nos trasladamos hasta tierras almerienses y murcianas, donde realizamos una interesante, divertida y gratificante ruta de más de 200 kilómetros, recorriendo espectaculares y áridas ramblas, parques naturales con sierras de abundante vegetación, y emblemáticos lugares de gran valor histórico.
Principalmente la travesía discurrió por ramblas. Las ramblas son todo un emblema del sudeste peninsular; en realidad las ramblas son los propios cauces de antiquísimos ríos, y hoy sólo por alguna de ellas se puede ver correr el agua. Eso sí, en caso de fuertes tormentas sirven como vía de evasión del agua. En ellas pudimos disfrutar de lo lindo con los Land Cruiser. Las primeras con zonas lentas y técnicas, algunas con grandes rocas y abundante vegetación; y las últimas muy anchas, secas y más rápidas, en las que se podía ‘jugar’ con los vehículos. Eso sí, con la precaución de no molestar a las gentes que las transitaban, ya que en muchas ocasiones se convierten en caminos entre los numerosos cortijos que salpican su parte alta, muchos de ellos en ruinas.
Enrique Marco, Autocity.
24 de Septiembre de 2003.
24 de Septiembre de 2003.
LOS VEHICULOS
Para esta ocasión contamos con toda la nueva gama Land Cruiser de Toyota. Dos motorizaciones y dos medidas de carrocería; además de otros dos tipos de suspensión, marcaban la elección. El Land Cruiser V6 4.0 dispone de 249 cv y caja de cambios automática. El potencial es asombroso, y las prestaciones de alto nivel (9,5 segundos para pasar de 0 a 100 km/h y 175 km/h de velocidad máxima). Pero aunque la cifra de potencia del motor diesel D4-D sea inferior (163 cv), es tanto ya lo que empuja esta mecánica que, unida al cambio manual, nos resulta más recomendable.
Por carrocerías, la versión 3p se muestra más manejable y divertida, aunque lógicamente menos práctica. Por último, la suspensión convencional es adecuada, aunque depués de probar la neumática, no tenemos nada más que alabanzas hacia dicho sistema. Con varias posiciones y grados de dureza, elegir la opción que más nos guste no tiene dificultad; y su forma de trabajar nos parece sobresaliente.
Recorrido
RECORRIDO
Comienzo y fin de nuestra ruta es el Parador de la localidad murciana de Puerto Lumbreras. Desde ahí comienza un largo recorrido que nos llevará unas ocho horas al volante del Toyota, y discurriendo por todo tipo de terrenos y variados paisajes. Utilizando la mayor parte del tiempo las nombradas ramblas, y cruzando el río Vélez, nos ecaminamos hacia la Sierra del Gigante, para después llegar a nuestra primera parada: Vélez Blanco.
Tras el necesario avituallamiento, seguimos rumbo al Parque Natural de la Sierra de María, donde las montañas en tonos ocres se mezclan con la frondosa vegetación de aliaga, esparto, enebro, sabina, lentisco, boj, madreselva, espliego y tomilllo. Una vez abandonado el Parque, la Sierra de Maimón (1.760 metros de altitud máxima) y la localidad de Vélez Rubio -también declarada conjunto histórico artístico- nos conducen hasta la Sierra de las Estancias, desde donde bajamos a unas ramblas cuyo paisaje recuerda a los oueds marroquíes, para poco después llegar a nuestro destino: Puerto Lumbreras.
Velez
Blanco
VELEZ BLANCO
Vélez Blanco es el lugar más emblemático, históricamente hablando, de cuantos recorremos en esta ruta. La cuidad, declarada conjunto histórico-artístico, es tan bella como encantadora. Destaca por su castillo-palacio de los señores de la zona: los Fajardo: Marqueses de Vélez y adelantados de los Reyes Católicos, de Carlos I y de Felipe II. Se encuentra situado en la cima de la localidad y construido sobre una antigua alcazaba árabe. Hoy el castillo está en buen estado de conservación, es de propiedad privada, y sólo se puede visitar en un horario muy limitado. La pena es que su patio de honor, una joya del renacimiento en piedra labrada, se vendiera al Museo Metropolitano de Nueva York.
Desde el castillo observamos una bella panorámica de Vélez Blanco, con su interesante barrio morisco, con calles retorcidas de clara estructura medieval y con fuertes desniveles. Además, la iglesia de la Magdalena -de origen mudéjar- y el templo de Santiago -que combina el gótico tardío, el mudejar y el renacentista- completan el conjunto.