Un ciudadano muy exclusivo
En los últimos meses se ha lanzado una importante cantidad de vehículos en segmentos de nicho que consiguen encandilar al público con un diseño plagado de detalles que crean un conjunto realmente adorable y que hacen girar automáticamente todas las cabezas del público. Y el más moderno de todos ellos es el nuevo IQ de Toyota, que nace como un auténtico micro-coche desarollado para ser utilizado como vehículo de uso diario en entornos urbanos. Pocos coches o micro-coches hay diseñados expresamente para este fin en particular y mantener así controladas las altas dosis de emisiones que se generan en los centros urbanos.
a favorDiseño atractivo y superexclusivoHabitabilidad para 4 pasajerosMotor muy ágil en trayectos urbanosen contraMovimientos extraños a alta velocidadMaletero nulo con todos los pasajerosLimitaciones en carretera
Hasta la fecha sólo existía un auténtico micro-coche, el Smart Fortwo, y la marca japonesa Toyota ha puesto fin a ese privilegio del grupo Mercedes Benz, lanzando al mercado el nuevo y pequeño IQ, la mejor alternativa al ya demasiado visto Smart, que presenta un diseño muy atractivo, vanguardista y coqueto, con un volumen algo superior a aquel hasta alcanzar los 2,985 metros de longitud que permite mayor capacidad de transporte. De hecho, se puede optar por llevar equipaje abatiendo los respaldos de los asientos traseros o a dos pasajeros, eso sí, anulando completamente la posibilidad de transportar a nadie o nada respectivamente.
Entre sus rivales también encontramos algunos utilitarios algo mayores, como dentro de la misma marca el propio Aygo, primo hermano del Peugeot 107 y del Citroën C1, el Nissan Pixo o su también primo hermano Suzuki Alto, el Hyundai i10 o el Chevrolet Matiz, todos ellos junto al Smart mucho más baratos que el IQ que hoy tratamos, que se dispara hasta los 16.150 euros, aunque eso sí, sin la posibilidad de ofrecer sistemas tan sofisticados como el navegador, la conexión Bluetooth o la pintura metalizada que lleva nuestro IQ, así como una apariencia menos exclusiva. Por precio se mide cara a cara a utilitarios grandes como el Ford Fiesta, el Seat Ibiza, el Renault Clio, Opel Corsa o Peugeot 207.
La intención de los ingenieros de Toyota al idear el IQ era crear el primer coche de cuatro plazas de menos de tres metros, con un distinguido diseño único y unos consumos ultrabajos. Para ello trabajaron sobre un tamaño del segmento A, con un rendimiento superior al que ofrecen los coches del segmento B y con un equipamiento comparable al del segmento C.
Ya desde los recientes prototipos del coche se podía apreciar un diseño que llamaba poderosamente la atención por su imagen simpática y atractiva, que han sabido plasmar a la perfección en el resultado final. El conjunto transmite fuerza, seguridad y aplomo, con unas elegantes ruedas de 15 pulgadas con llantas de efecto titanio colocadas en los extremos, eliminando cualquier voladizo, que consiguen dejar la mayor distancia entre ejes posible (2 metros) para conseguir una gran habitabilidad. Se reafirma con unos grupos ópticos trapezoidales que transmiten gran anchura invadiendo las aletas delanteras, unos paragolpes muy robustos, un morro elevado de gran expresividad y una tremenda anchura de hasta 1,680 metros y altura de 1,5 metros para trastarse de un micro-coche, lo que garantiza una buena capacidad interior.
Observando detenidamente el exterior del coche, podemos percibir ligeros detalles chic que convierten al IQ en un utilitario fuera de lo normal, como los intermitentes integrados en los retrovisores, la silueta de la carrocería tallada con maestría de proporciones totalmente irregulares o los cristales traseros tintados que contrastan con unas ópticas traseras transparentes de efecto joya. Las sugerentes líneas de la carrocería transmiten dinamismo y velocidad, recayendo todo el peso en la zona trasera del habitáculo, de gran volumen y con una superficie acristalada trasera de forma curvada que brinda la máxima visibilidad a los pasajeros y sugiere movimiento.
En el interior del IQ se ha creado un espacio ultramoderno de trazos simples y rectos que conceden una ergonomía y un espacio vital excepcionales. Aunque parezca mentira, dentro del IQ nos movemos a placer en las plazas delanteras desde el momento en que entramos, rodaeados por un espacio absolutamente de diseño. En el centro destaca una original consola central en forma de V triangular inspirada en el pez manta, que separa las dos zonas del salpicadero y coloca los mandos al alcance del conductor. El cuadrante inferior muestra el módulo que permite controlar el climatizador o el aire acondicionado, mientras que en la zona superior se ubica el sistema de audio, aunque nuestro IQ presenta un sistema de navegación opcional con pantalla táctil sobre un aplique prominente con multitud de conectores auxiliares para fuentes de audio externas, como entrada USB, tarjeta SD o conector mini-jack.
Los asientos de nuestro IQ son todo un lujo, combinando una tela de tacto aterciopelado con piel y realizados en una sola pieza. El color chocolate combinado con el plata y beige de todo el habitáculo de nuestra unidad consigue crear un exquisito ambiente premium. Pero lo más llamativo de este pequeño urbanita es que con su escaso tamaño ofrece cuatro plazas realmente útiles, aunque esta posibilidad anula completamente la de introducir nada en un maletero de tan sólo 32 litros muy mal repartidos. Nos obligará a optar entre la carga o los pasajeros, puesto que para cargar cualquier objeto nos obliga a reclinar los respaldos de los asientos traseros para dejar ya un espacio de carga de 238 litros. Además todo está pensado para ganar espacio para los pasajeros, hasta el punto de que el cambio y el freno de mano se han colocado lo más adelantados posible para dejar espacio central para las piernas de los pasajeros traseros. Aun con estos ajustes, la posición de conducción es muy cómoda, si bien es cierto que la palanca de cambio se usa poco.
El IQ destaca entre el resto de competidores por su elevado precio, pero también hay que tener en cuenta que su equipamiento es soberbio y desconocido en el segmento, que en nuestra versión IQ2 incluye de serie asientos calefactados, sistema de llave inteligente, sensores de lluvia y luces, llantas de alumino de 15 pulgadas, climatizador automático, control de estabilidad VSC+ con ABS, EBD, asistente a la frenada BA y control de tracción TRC, todo tipo de airbags, incluso el de rodillas y un innovador airbag de cortina en la luneta trasera, ordenador de viaje, inmovilizador electrónico, radio CD MP3 con 6 altavoces y volante de cuero con controles de audio.
Gran agilidad para la ciudad
De los dos motores disponibles para este reducido IQ nosotros hemos elegido el pequeño tricilíndrico de gasolina, única oferta existente, de 1.0 litros con distribución variable VVT-i de reglaje variable de válvulas inteligente dependiendo de la carga al acelerador que entrega 68 cv de potencia y un par máximo de 91 Nm a 4.800 rpm, que en nuestra unidad se combina con un cambio automático convencional de variación contínua Multidrive de 5 relaciones que lo hace perfecto y muy cómodo para su uso por ciudad. Gracias a su buena estabilidad permite ir cómodamente a una velocidad ligeramente elevada por carretera, así como la dirección de asistencia eléctrica variable muy directa concede una facilidad de movimientos excepcional tanto a baja como alta velocidad. Parece que gira sobre un eje central.
La apuesta por este motor creemos que es la más acertada, puesto que ya ha sido galardonado con el premio de Motor del año durante los años 2007 y 2008 en la categoría de motores de menos de un litro. Las prestaciones son bastante aceptables para un coche de su tamaño, llegando a una velocidad máxima de 150 km/h y acelerando de 0 a 100 km/h en 15,5 segundos. Dado su enfoque ecológico los consumos resultan bastante ajustados, con una media de 4,3 litros a los 100 km según datos oficiales y unas bajas emisiones de 110 gr/km de CO2 con el cambio automático, que puede bajar de la barrera de los 100 gr/km con el cambio manual. Con motivo de esta búsqueda de la Economía y Ecología el cuadro de instrumentos muestra un indicador Eco para que el conductor conozca cuando se encuentra en los umbrales de la conducción menos contaminante, y se ayuda de un indicador de cambio de marchas que indica el momento óptimo de los cambios teniendo en cuanta todos los factores de la conducción. Ya para optar al sistema Stop & Start que para el motor automñaticamente en retenciones hay que elegir el motor 1.33 litros de 98 cv, con más fuerza en todo el régimen pero con un consumo algo superior.
Gracias a una carrocería muy robusta y rígida, a la ligereza del conjunto mediante el empleo de una suspensión de tipo MacPherson delante y con barra de torsión trasera aligerada, que resulta algo rígida en asfalto roto pero muy efectiva en conducción rápida y a una dirección de reaciones muy vivas, combinado todo ellos con todos los sistemas de ayuda a la conducción de serie, la seguridad del pequeño IQ resulta ser de 5 estrellas según EuroNCAP.
En definitiva, todo un capricho de diseño para el que busque lo más chic en sus desplazamientos urbanos, aunque nos parece algo caro por las limitaciones de transporte que tiene. Eso sí, se justifica con su tremendo equipamiento de serie y opcional.