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DIESEL DE ALTURA
Huir de lo cánones establecidos es siempre una muestra de atrevimiento, algo que sintoniza muy bien con la filosofía que llevó a Suzuki a crear el Ignis: osadía e ingenio se funden en este utilitario de difícil catalogación.
A caballo entre un utilitario y un SUV (Sport Utility Vehicle) ligero, con unas condiciones y utilidades muy particulares, el Ignis continúa su aventura; ofrece una personalidad muy marcada, sin competencia clara y con la importante novedad de la introducción de una mecánica 1.3 diesel prodecente de General Motors.
El Ignis es un producto atrevido y simpático por su tamaño de utilitario, de carrocería alta, y su indumentaria campestre, ahora renovada. El carácter polifacético es otro de sus atractivos, aunque en la versión diesel esta versatilidad y parte del encanto del coche se ven mermados por la ausencia de la tracción total.
La renovación ha sido sustancial: look más agresivo aunque continuista, habitáculo remozado con un mayor equipamiento, y por supuesto el mencionado y voluntarioso motor diesel.
Jorge Rubio, Autocity
14 de Abril de 2004
Interior
INTERIOR
El interior resulta ahora mucho más atractivo que en la anterior generación. La austeridad ya no es la nota predominante. Un primer vistazo revela muchos más detalles de diseño y mantiene la sensación de amplitud de su predecesor. Los plásticos duros utilizados resultan toscos al tacto pero el ajuste no admite queja.
En el puesto de conducción se echa en falta un reposapie para el pie izquierdo. Cuenta con tan sólo dos regulaciones en el asiento, y el volante no se desplaza ni en altura ni en profundidad. A pesar de todo resulta cómodo gracias al mullido blando de unos asientos que no sujetan mucho el cuerpo.
La habitabilidad es uno de los puntos fuertes del Ignis. La generosa altura, 1565 mm (1605 si contamos las barras situadas en el techo) otorga una notable sensación de amplitud. Las plazas traseras también dejan un buen espacio para las piernas. El maletero cuenta con 236 litros, una capacidad en línea con sus competidores.
La incorporación de más equipamiento es uno de los valores añadidos del Ignis 2004. De serie encontramos una interesante dotación que incluye autorradio con CD Baupunkt integrado, cierre centralizado con mando a distancia y airbags de conductor, acompañante y laterales. También cuenta con dirección asistida de endurecimiento progresivo, además de aire acondicionado. En el nuevo diseño interior también hay que destacar los huecos portaobjetos que proliferan por todo el habitáculo, que por cierto, no está muy bien aislado de los ruidos procedentes del motor.
El precio de 13.662 € resulta ajustado teniendo en cuenta el brillante propulsor commo rail que late bajo el capó, la mejora de los acabados interiores y el equipamiento ya comentado. Aunque todo depende del uso para el que destinemos este pequeño Suzuki. Por concepto, el perfil del comprador es tremendamente variado: no es sólo un vehículo urbano sino que podemos adentrarnos por caminos, por lo que su uso en ámbito rural no es ni mucho menos descabellado aunque la ausencia de tracción total le resta mucha eficacia y razón de ser.
EN MARCHA
Al hacer los primeros kilómetros, percibimos dos cosas, una buena y otra mala: el propulsor hace de gala de un buen empuje, pero genera un ruido considerable. En ciudad se desplaza con mucha soltura, ofreciéndonos un perspectiva alta frente a otros utilitarios y moviéndose ágilmente como ellos.
La entrega del par, 170 Nm, a muy bajas revoluciones (1.750-2.500), es óptima para obtener siempre lo mejor del motor. Con 69 caballos, una cilindrada de 1248 c.c. y una peso oficial de 1020 kg. tenemos un resultado dinámico satisfactorio, con aceleraciones y recuperaciones muy decentes.
Ahora bien, el buen rendimiento del motor no se ve acompañado por una mecánica a la altura en algunos aspectos: la dirección asistida se muestra imprecisa, algo de lo que ya adolecía el primer Ignis. Esto no se agradece precisamente al circular a buen ritmo por carreteras amplias, aunque en caminos y sin la tracción total, tampoco ayuda a trazar con precisión. Las suspensiones pecaban de ser algo duras en el modelo primigenio y ahora son todo lo contrario: el tarado más bien blando ha redundado en una mayor comodidad, pero se echa de menos más firmeza para no acusar tanto los balanceos de la carrocería en apoyos fuertes y obtener un mayor aplomo al circular por autovías, donde podemos hacer subir el marcador hasta 165-170 km/h (155 reales). Aquí su corta batalla y ligereza le otorga un carácter algo nervioso.
Los frenos, dotados de ABS, frecen un comportamiento muy correcto y se muestran efectivos para detener el conjunto en todas las situaciones. También obtenemos un buen rendimiento de la caja de cambios, rápida aunque poco precisa, y aún así ayuda a sacar lo mejor del motor cuando se requiere jugar con ella.
En el campo las aptitudes son buenas y tanto las suspensiones, que absorben muy bien los baches, como la notable altura libre permiten llegar más lejos que con otros coches pensados fundamentelmente para la carretera. La dificultad proviene de su calzado de asfalto (185/60 R), que limita lógicamente el movimiento en cuanto aparece el barro y de la ausencia de la tracción total. El terreno favorito del Ignis es la ciudad, y aunque en carretera también cumple con los mínimos exigidos a un coche actual no se percibe muy sobrado si se sube el ritmo más de lo necesario.
En el apartado de consumo, las cifras son satisfactorias. A pesar de contar con un pequeño depósito de tan sólo 39 litros la autonomía es respetable ya que sólo demanda 5,4 litros a los 100 en ciclo combinado. Aún así, hay que frecuentar la gasolinera porque la poca capacidad del tanque lo limita mucho en este aspecto.