De lo más orgulloso que se puede sentir uno, también un fabricante de automóviles, es de ser fiel a sus principios. Y si hay algo que nadie puede discutir a Subaru es que por encima de modas y legislaciones anticontaminantes, ha mantenido prácticamente intactas sus dos razones de ser, los motores bóxer y sobre todo los sistemas de tracción 4×4 permanente, asociación genuina en el mercado generalista y a la que se abraza la cuarta generación de este Subaru Forester que hoy probamos a fondo.
El Forester, por encima de un cambio que incrementa todas sus cotas exteriores -alcanzado los 4,59 metros de longitud y el 1,80 de anchura– y adoptar el nuevo lenguaje de diseño de la marca –sobre todo en un frontal presidido por una parrilla frontal con diseño de panal de abeja y paragolpes con finísimas aperturas verticales a los extremos-, es el pionero, 17 años después de su nacimiento, de un segmento plagado de propuestas pero ninguna de semejante identidad.
Entre los asfálticos Opel Antara, Mitsubishi Outlander, Renault Koleos, Honda CR-V o Mazda CX-5 (todos disponibles con versiones de tracción simple 4×2) y los prohibitivos precios de modelos premium de diferente tamaño como pueden ser Volvo XC60 ó Range Rover Evoque, quizá sean los Land Rover Freelander y Nissan X-Trail los conceptos más próximos a la polivalencia de un verdadero SUV 4×4, la gran valía de este Subaru Forester.
a favor- Estabilidad de marcha – Relación equipamiento/precio – Espacio interioren contra- Motor áspero – Firmeza amortiguación- Interior poco renovado
Contra las reticencias que provoca en el gran público ser una marca de nicho como es Subaru en España, la marca japonesa ofrece un gran producto a un precio muy atractivo. Nuestra unidad de prueba corresponde a un Subaru Forester diésel 2.0 TD de 147 cv de potencia y con el nivel de acabado más copioso “Executive Plus”, en otras palabras, un 4×4 de 31.750 euros con elementos como el acceso y arranque sin llave, un muy práctico portón trasero eléctrico, faros de xenón con LED, sistema de navegación con cámara de visión trasera, asientos calefactados, climatizador bizona, o las llantas de 18 pulgadas.
Es un precio relativamente coherente para un coche que ofrece todos esos equipamientos, aunque no hay que obviar que Subaru renuncia –también lo hace en su XV (4,45 metros), el hermano pequeño del Forester- a asistentes a la conducción que tanto se están popularizando entre potenciales rivales, sin necesariamente pertenecer a una firma premium. Elementos como el control de velocidad crucero, el detector de objetos en el ángulo muerto, o ya no digamos alarmas y asistentes de cambio de carril involuntario, no están presentes en la gama Forester.El Forester no puede montar algunos equipamientos de asistencia a la conducción que se están popularizando entre los modelos de la competencia
Por lo demás, el Subaru Forester tiene de todo, hasta más espacio interior, que ya era uno de los puntos fuertes del modelo saliente. Con el último estirón pegado, el Forester ofrece una altura libre hasta el suelo de 22 centímetros que, además de mejorar su capacidad off road, es altamente gratificante a la hora de acceder a sus plazas traseras. Y precisamente, allí detrás, y gracias los 2,5 centímetros extras de batalla, los pasajeros traseros disfrutarán de más espacio para estirar las piernas y de una anchura entre puertas considerable para realizar un viaje confortable. A nivel de practicidad, cierra el círculo un nuevo maletero que crece en 55 litros de cubicaje hasta alcanzar unos interesantes 505 l finales, ampliables a 1.573 l si abatimos los respaldos de los asientos traseros.Con 2,5 centímetros más de batalla, el Forester aumenta su espacio en las filas traseras, que también disfrutan de un cómodo acceso
Nos trasladamos a la zona delantera, más cerca de pulsar el botón de arranque del Forester, y la postura de conducción con una banqueta sumamente cómoda, a la que te adaptas sin complicaciones, y con una línea de visión elevada, que es de lo que se trata en un SUV, nos deleita desde el principio. Sin embargo, aunque Subaru ha mejorado la calidad general de los materiales y los ajustes entre piezas de la consola central y del salpicadero, ahí detalles –unos a simple vista, y otros más evidentes- que le siguen dejando a años luz por diseño interior respecto a sus rivales. Como muestra de este interior tan funcional, pero tan poco pintón, la pantalla multifunción digital entre el velocímetro y el cuentarrevoluciones: toda la interfaz conductor-coche parece sacada de otra década.
Prescindido de la característica entrada de aire sobre el capó, reubicando la salida del intercooler en el propio paragolpes delantero, el Subaru Forester sigue siendo un SUV que se disfruta más al volante que desde el burladero. Todo empieza con el motor, un bloque turbodiésel de 1.998 cm3 y cuatro cilindros dispuestos longitudinalmente que ofrece una potencia de 147 cv a 3.600 rpm y un par motor de 350 Nm entre 1.600 y 2.400 rpm, o lo que es lo mismo, mucha chicha pero muy apretada en un corto margen de revoluciones que nos obliga a estar muy atento al cambio manual de seis velocidades, lo que todavía hace su conducción más dinámica (con un toque deportivo). No es un velocista, 190 km/h de punta, pero si es relativamente rápido para un coche de casi 1.600 kg: 10,2 segundos en el sprint hasta los 100 km/h.
Es un motor más rumoroso de lo deseable, áspero incluso cuando arrancamos en frío, y que transmite demasiadas vibraciones (el típico traqueteo de un gasoil) al interior del habitáculo. Ya en ruta, mejora el refinamiento mecánico, y nos llevamos una nueva alegría, el consumo en carretera que promete (5,2 litros) no se aleja demasiado de la realidad (6,5 l) a velocidades de 140 km/h, circulando en sexta velocidad donde la aguja del cuentarrevoluciones marca apenas 2.000 rpm, un régimen ideal para realizar sobradas aceleraciones (incorporaciones, adelantamientos o subidas de puertos de montaña).Por el tipo de motor y tracción, también por su relación precio/espacio/equipamiento, el Forester apenas encuentra oposición en otros SUV, o más caros o más asfálticos
Con una suspensión de tipo McPherson delante y un eje posterior de paralelo deformable multibrazo (cuatro puntos de anclaje), el bajo centro de gravedad, los amortiguadores anti-efecto rebote y la tracción 4×4 permanente repartiendo la mitad del par delante y la otra mitad detrás (“Symmetrical AWD”), os podréis imaginar que la estabilidad del Subaru Forester en autovías a velocidades altas, sin mermar el confort de marcha, es extraordinaria. En carretera con curva, el límite del Forester (al que se le puede desconectar el control de estabilidad) se encuentra más fácilmente. Dentro de unos márgenes coherentes, y gracias a una respuesta muy neutra sin insinuaciones de ninguno de los dos ejes, en plena curva, por cómo apoya y cómo tracciona, da la sensación de estar conduciendo un coche más bajo y pequeño.
Por el contrario, los amortiguadores tan poco absorbentes son una desventaja en un terreno más bacheado. Tanta firmeza –sin llegar a incomodar en asfalto- le resta aptitudes off road a un coche que por su sistema de tracción permanente y su altura libre hasta el suelo de 22 centímetros puede acometer con eficacia y a ritmo vivo rutas por senderas complicadas sin problemas. Lo único, ojo con las cabezas de los pasajeros traseros.Es un SUV muy ágil en carretera con curva, y fuera de asfalto es mejor que la media, aunque es muy ‘rebotón’ a causa de unos amortiguadores de corto recorrido
MUCHO MÁS QUE UN COCHE ALTO
¿Y en ciudad? Pues como coche polivalente se le puede dar una oportunidad entre el tráfico urbano, pero por la escasa desmultiplicación de su dirección, la firmeza del chasis, su volumen –la cámara trasera es muy recomendable para aparcar en huecos justos- y una limitada utilización del par motor máximo que nos obliga a estar pendiente del cambio continuamente; son cuatro factores que invitan a pensar en otra compra si de lo que se trata es de dejar y recoger niños en el colegio o ir al supermercado a hacer la compra semanal conduciendo un coche alto.
¿Y en ciudad? Pues como coche polivalente se le puede dar una oportunidad entre el tráfico urbano, pero por la escasa desmultiplicación de su dirección, la firmeza del chasis, su volumen –la cámara trasera es muy recomendable para aparcar en huecos justos- y una limitada utilización del par motor máximo que nos obliga a estar pendiente del cambio continuamente; son cuatro factores que invitan a pensar en otra compra si de lo que se trata es de dejar y recoger niños en el colegio o ir al supermercado a hacer la compra semanal conduciendo un coche alto.