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EL REY DEL ESPACIO
A la hora de decidir la compra de un vehículo entran en juego innumerables aspectos, pero si pasamos de los subjetivos y sólo tenemos en cuenta los objetivos –es decir, datos técnicos, medidas, equipamiento o precio- vemos como en el caso de interesarnos por una gran vehículo familiar el Ssang Yong Rodius se muestra como una de las mejores opciones, si no la mejor.
Estéticamente podrá gustar o no gustar, pues hay que decir que es bastante original, además de que por sus enormes medidas no pasa desapercibido. Por detalles estilísticos interiores o algunos elementos del equipamiento, también encontramos en varios de sus rivales americanos o europeos un mayor refinamiento. Pero si nos centramos en lo más importante: la relación entre espacio, funcionamiento, prestaciones, equipamiento y precio; seguramente estaremos ante el monovolumen grande con motor diesel más competitivo.
Por medidas y capacidad es el número uno, pues le saca al Chrysler Grand Voyager 3 cm en longitud total y 94 litros de capacidad en maletero, mientras que al Kia Carnival ya le aventaja en 20 cm de largo y 538 de capacidad para la carga. Por motor, sólo el Renault Grand Espace con el 3.0 dCi de 180 cv le supera claramente en prestaciones, aunque también en consumo y precio. Eso sí, Kia tiene ya prevista la renovación de su Carnival para 2006.
Pero de momento -además de decir que en la prueba el Rodius nos ha resultado muy cómodo, de buen comportamiento dinámico y de notable respuesta mecánica- basta con citar unos pocos de datos para darnos cuenta de su tremenda competitividad: motor Mercedes de cinco cilindros y 165 cv, aceleración de 0 a 100 km/h en 12,9 segundos, consumo de 8,1 l/100 km como media, 5,12 metros de largo, 841 litros de capacidad de maletero aun con las siete plazas disponibles, y un precio que parte de los 26.480 euros. ¿Quién da más?
Enrique Marco, Autocity
4 de Julio de 2005
4 de Julio de 2005
DISEÑO Y EQUIPAMIENTO
Ya hemos anticipado antes que su diseño es bastante original, y además condicionado por sus grandes dimensiones. Su frontal nos recuerda un tanto al anterior Mercedes ML, y en el lateral y la trasera observamos unos trazos verdaderamente curiosos. Además de su longitud de 5,12 metros, el resto de cotas no desentonan, con 1,84 metros de alto y 1,91 metros de ancho; además de una distancia entre ejes de tres metros. Con todo ello, es posible ese gran espacio interior para siete pasajeros y 841 litros de maletero, ampliables a 1.541 litros abatiendo la fila trasera de asientos.
En el interior los materiales presentan un alto grado de calidad. Si además, como en el caso de nuestra prueba, estamos ante la versión Limited, esa sensación de refinamiento de acentúa. Eso sí, de las pocas críticas que podemos hacer al Rodius vienen por ahí, ya que la consola central presenta en equipo de música no integrado –como hoy es norma en la mayoría y que da una aspecto mucho más moderno y cuidado- y en el equipamiento por una parte sí trae de serie elementos de lujo, pero se olvida de otros más importantes como los airbags laterales y de cabeza. Otra falta menos grave es que no puede llevar navegador ni como opción.
Esto por lo que refiere al “debe”, pero en el “haber” disponemos de numerosos elementos de serie ya desde la versión básica (26.840 euros), como el airbag frontal de conductor y pasajero, los controles electrónicos de tracción y estabilidad, el climatizador, el sensor de aparcamiento, el espejo retrovisor interior antideslumbrante, las llantas de aleación de 16 pulgadas, volante y pomo forrados en cuero o el spoiler trasero. El Limited (29.480 euros) añade la tapicería de cuero, el ordenador de viaje, el techo solar eléctrico y el sistema de alumbrado automático.
Otras versiones del Rodius 270 Xdi son la posibilidad de montar el cambio automático con función secuencial y también proveniente de Mercedes (2.400 euros), o un sistema de tracción integral (3.420 euros) que incluso lleva caja reductora, como los todoterrenos más sofisticados.
Por último, de su interior podemos destacar su configuración 2+2+3. Es decir, que por el contrario a los que suele ser habitual la última fila es de tres plazas, y en la central se hayan dos comodísimos butacones que tienen la función de girase y de convertirse en mesa. Esta segunda fila posee salidas de aire acondicionado en el techo de regulación independiente. Sin duda, el lugar preferido para viajar en el Rodius serán estas dos amplísimas plazas de la fila intermedia.
CONDUCCION
Muchas veces hemos dicho que los motores de cinco cilindros nos parecen una de las mejores soluciones. En este caso el propulsor Mercedes de 2,7 litros y con sistema common rail nos lo vuelve a poner de manifiesto, pues se asemeja a las prestaciones y respuesta de los V6 y a los consumos de los cuatro cilindros. En el Rodius tiene un pequeño defecto, y es que suena algo más que la media, pero al menos su sonido denota ese poderío que en la práctica nos obsequia, no resultando un sonido feo.
El cómo empuja este motor a un “mastodonte” de dos toneladas de peso es para nota, pues en la versión que probamos (con cambio manual de cinco velocidades) disponemos de una capacidad para los adelantamientos que no pueden igualar sus rivales (excepto el Renault Espace de 180 cv). La aceleración es buena (12,9 segundos de 0 a 100 km/h), las recuperaciones excelentes (posee un par de 342 Nm desde sólo 1.800 r.p.m.) y la velocidad máxima superior a lo necesario, pues sobrepasa los 180 km/h con holgura. Lo bueno es que gasta más o menos lo mismo que sus rivales de a los que les aventaja en 20 ó 30 cv, pues los 8,1 l/100 km que declara como media son una muy buena marca.
Y en cuanto a comportamiento dinámico se refiere la calificación también es bastante alta. Su posición de conducción elevada, unida a las dimensiones del vehículo y el empuje de su motor aportan cierta sensación de poderío. Además es bastante cómodo para el conductor y acompañante, y comodísimo para los privilegiados viajeros que vayan sentados en la segunda fila. En marcha se percibe un comportamiento suave, y cuyo tarado de suspensiones nos permite una primera parte del recorrido más bien blando y una última parte más enérgico. Esto quiere decir que en principio el Rodius absorbe bien y de forma cómoda los baches aunque balancea un poquito en las curvas, pero en ningún caso en exceso, ya que en las curvas en las que se ‘ha apurado’ en exceso, el trabajo de las suspensiones “nos sujeta” de forma correcta. Es decir, que no existe esa sensación “de barco” que en otros vehículos de su tamaño y peso sí notamos alguna vez.