Skoda Fabia Combi TDi

FAMILIAR INTELIGENTE

Familiar dinámico y polivalente, marca una nueva referencia por capacidad y espacio, sin pasarse de tamaño y situándose un escalón por encima de la berlina, al nivel de los actuales compactos de algo más de 4 metros. Y además, con unas sensacionales prestaciones gracias al turbodiesel 1.9 TDi de 101 CV.

Diseñado para aquellos usuarios que necesitan un turismo compacto, amplio y sobre todo con un gran maletero, de moderno diseño y maniobrable, ofrece la mejor relación posible calidad/precio. Si a ello añadimos que el Fabia ya estrenó la versión bomba/inyector de 101 CV del turbodiesel 1.9 TDi, así como la nueva plataforma para los polivalentes del grupo VAG -que pronto adoptarán los Seat Ibiza y VW Polo- tenemos a un auténtico modelo de vanguardia.

LINEA ACERTADA

La estética está bien resuelta, con líneas suaves y redondeadas, y su inclinado portón trasero le sitúan casi más cerca de los compactos de 5 puertas que de los típicos familiares. El frontal es igual que el de la berlina, empezando las variaciones desde el pilar central hacia atrás, aumentando en 26 cm su longitud total (de 3,96 m a 4,22 m), lo que acentúa su carácter dinámico.

Por detrás, sus formas redondeadas y el generoso portón, le dan un aire muy elegante y menos macizo que el de la berlina. Destaca la calidad de ejecución de la carrocería, con mínimas holguras en los ajustes de puertas, capó y portón, que dan fe de su calidad de fabricación.

Pero no sólo destaca por su gran capacidad interior para sus dimensiones, sino también por el confort (especialmente para 4 plazas), el mismo de la berlina pero con la ligera ventaja de aprovechar la prolongación del techo y el leve retraso de la banqueta trasera para mejorar el espacio de las plazas traseras. La sobriedad del salpicadero no impide su gran funcionalidad, con un perfecto ajuste y múltiples huecos portaobjetos (dos con tapa) además de los existentes en las puertas y bajo el asiento del acompañante.

MALETERO DE PRIMERA

El maletero es desde luego su punto fuerte, referencia en su categoría, con 426 litros, 150 litros más que en la berlina, que con los asientos traseros abatidos sube hasta 1.225 litros, con un fondo de casi metro y medio y un ancho de casi uno entre los pasos de rueda. Y no sólo es el volumen; también la capacidad de carga bruta es grande, con sus 500 kg. Totalmente enmoquetado, el maletero destaca por sus guías protectoras contra los roces de los bultos, y las anillas para sujetarlos. Bajo su plano va la rueda de repuesto, normal y no de emergencia (aunque en llanta de acero y no de aleación, como las demás).

En cuanto a equipamiento, y como corresponde a un nivel máximo de acabado (Elegance), es muy completo, claro que hay detalles mejorables, como el retrovisor exterior derecho -más pequeño que el izquierdo-, o el ajuste eléctrico de los retrovisores exteriores, con una posición para el derecho y otra para ambos a la vez, en lugar de ser sólo para el izquierdo, lo que dificulta algo la correcta regulación; ambos heredados del Fabia berlina, y que esperamos que Skoda acabe corrigiendo, como ha hecho con el ABS (y los controles de tracción EDSy ASR), ya de serie en el nivel Elegance.

COMPORTAMIENTO IMPECABLE

El comportamiento en carretera es irreprochable, muy estable y progresivo de reacciones, lo que le hace seguro y fácil de conducir. El recorrido de las suspensiones es bastante generoso, lo que se aprecia al circular deprisa en autovía, absorbiendo bien las irregularidades del firme, e igualmente sobre mala carretera, con una superior calidad de rodaje frente a por ejemplo, un Seat Ibiza, con pocos rebotes del tren delantero y que, cuando surgen, lo hacen de forma más compensada entre ambos ejes. El mayor recorrido de suspensión propicia un poquito más de balanceo en curva enlazada, sin llegar a ser exagerado, gracias a la buena amortiguación, que aún podría ser un poco más firme.

Pero lo destacable es que el mayor voladizo posterior no altera el comportamiento del coche frente a la berlina, gracias al reforzamiento de la suspensión trasera, cuyo eje resulta inamovible, que nunca sorprende al conductor intentando deslizar antes que el delantero. Más subvirador -aunque no mucho- que sus hermanos de gasolina, debido al mayor peso de su mecánica, parcialmente compensado con una estabilizadora delantera algo más gruesa (19 mm en vez de 18 mm), este Fabia Combi ofrece un comportamiento ejemplar, al mismo nivel de la berlina, cuyo tren rodante comparte, con neumáticos de 185/60 HR 14, correctos, aunque ya al límite de lo que merece por peso, prestaciones y capacidad de carga. Estamos ante un coche que mantiene y supera con facilidad los 160 km/h, un umbral en el que la calidad de ruedas influye lo suyo para lograr un impecable aplomo y estabilidad.

La dirección, de asistencia electrohidráulica, es agradable, rápida y precisa, con 2,8 vueltas de volante entre topes, y no plantea ningún problema para inscribir el coche con precisión en las curvas, además de permitir sentir las reacciones de las ruedas delanteras. Los frenos, con 4 discos, los delanteros ventilados de 256 mm de diámetro y los traseros macizos de 232 mm, son potentes aunque de tacto mejorable, y aunque no son demasiado grandes, su resistencia al trato duro es bastante buena, recuperándose con facilidad. El ABS, con su correspondiente distribución electrónica de frenada (EBV) entra cuando es debido, lo mismo que el control de tracción ASR (y el EDS en retenciones), suave y eficaz, y necesario debido al gran par motriz de este motor TDi, ayudando a mantener la correcta trayectoria del tren delantero en curva incluso sobre piso deslizante.

MOTOR; FUERZA A RAUDALES

Sorprende su respuesta a bajo y medio régimen. Entre 1.500 y 3.500 ofrece siempre más de 20 mkg, lo que se traduce en una tremenda reserva motriz para acelerar, recuperarse, adelantar y correr como ningún otro coche de su categoría. Aunque alcanza las 4.500 rpm, no es necesario superar las 3.500 rpm como no sea para lograr la velocidad máxima, ya que el par cae mucho por encima de las 4.000 rpm.

Con tal potencia y par, anda en carretera mucho más de lo que sugiere su aire de polivalente familiar, permitiendo unos sorprendentes cruceros en autopista, incluso en pendientes, donde circulando en 5ª a 2.000 rpm basta con pisar el acelerador para que el coche se recupere de modo impresionante. Este potencial motriz le permite tirar sin problemas de unos largos desarrollos del cambio, con un consumo realmente muy bajo.

La sonoridad del motriz es muy reducida cuando ha tomado su temperatura de trabajo, aunque circulando rápido con cambios continuos de marcha delata su carácter diesel, con un sonido algo tosco debido al sistema de alimentación PDE por bomba/inyector, tan eficaz -o más- que el ‘common rail’, aunque menos fino de funcionamiento. Aún así y gracias a los largos desarrollos -que casi se quedan cortos ante el impresionante poderío del motor- su rumorosidad queda muy contenida, especialmente hasta las 2.500 rpm, que son un crucero muy normal (125 km/h), con una agilidad soprendente en 5ª entre 2.000 y 3.500 rpm (entre 100 y 170 km/h).

PRESTACIONES

La velocidad máxima roza los 190 km/h, y eso a coche apenas rodado, lo que viene a demostrar -lo mismo que sus fulgurantes aceleraciones, mejores que las oficiales, así como sus excelentes recuperaciones- que los 101 CV teóricos son algunos más reales.

En cuanto a consumo, está al nivel del Fabia TDi berlina, con un promedio de 5,7 litros/100 km en esta prueba (y sólo 4,3 a 90/100 km/h), sin superar los 7 en conducción muy rápida y llegando dificílmente a 9 aún cuando se expriman al máximo sus posibilidades.

En definitiva, un pequeño familiar muy equilibrado, bien realizado, cómodo y con una gran capacidad de maletero y un completo equipamiento. Un familiar polivalente e inteligente, con unas excelentes prestaciones y un mínimo consumo, cuyo único inconveniente estriba en un precio ya nada barato (2.749.000 pesetas), ni caro si tenemos en cuenta la calidad final del producto y su tecnología de vanguardia.